Capítulo VIII: Fiesta de pijamas (Parte 1)

16 0 0
                                    

17:25 de la tarde. Yo aún seguía flipando y en un estado de shock increible. Asi como si nada, se habia presentado el chico misterioso en mi casa. Ese de la sudadera amarilla de un día y una morada de otro. Sinceramente no sé porque le estaba dando tanta importancia. Me habia llamado la atención de alguna forma por la calle, ¿Quizás por su llamativa ropa? No lo creo; ¿Por su pelo? Eso creo que mucho menos; ¿y si...quizás es que me gustaba? ¡No! Me negaba a confiar en esa idea. Yo ahora estoy con Iván, y le quiero. Pero a la vez siento como una especie de "atracción rara" hacia ese tal Samu. ¿y si en realidad tambien me gustaba?

Cerré la puerta a la salida de Samu y me apoyé sobre esta, dejando caer mi espalda en la puerta. No sé como, pero una pequeña sonrisa y una rojez en mis mejillas aparecieron en mi cara. Me senté en el sofá y salí de mi trance cuando llamaron al timbre. En ese momento no me acordaba, la fiesta. Mire por la mirilla y ya habian llegado.
- bien, ya estais aqui. ¿Preparados para la fiesta?
-claro que si- dijo Nath mientras cerraba el paraguas.
-madre mia, la que ha caido en un momento- dijo Carlos mientras se secaba los zapatos en el felpudo.
-ya ves- respondí.

Todos entraron dejando pequeñas huellas mojadas en el salón.

-bien, ¿falta alguien?- pregunté.

-falta Víctor ¿no?- dijo Celia.

- es verdad- respondió Carlos.

" También falta Iván " - pronuncie en mi cabeza.

Realmente me preocupé bastante al no ver que Iván no habia venido antes que los demás. Por culpa de la visita inesperada de Samu ni me di cuenta. Lo primero que pensé fue en que se habia vuelto a caer o incluso que le hubiesen vuelto a golpear.
Cogí rapidamente el movil y llamé a Iván.

-vamos cógelo - susurre mordiendome las uñas.

Llamaron al timbre. Salí corriendo hacia la puerta. Sin ni siquiera mirar por la mirilla abrí la puerta y me tranquilice.

-¡Iván!- grite aliviado.

No le deje ni hablar cuando le abracé con fuerza y le besé.

-pensé que te habia vuelto a pasar algo- dije sonriendo.

-perdón por no venir antes pero se me habia olvidado el paraguas y he tenido que volver a casa- explicó mientras se frotaba el pelo para secárselo un poco.

Todos estabamos ya preparados. Cada uno con su respectivo pijama: Celia llevaba un pijama de oso; Carlos llevaba el mismo que el mio pero en azul; Nath llevaba un pijama de unicornio e Iván uno de un tiburón.
Todo estaba preparado pero faltaban dos invitados todavia: Víctor y su primo.

- ¿Se puede saber donde se ha metido el estúpido de Víctor y su primo?- exclamó Celia.
- bueno, habrá que empezar sin ellos- dije mientras me sentaba en el suelo.

Todos nos sentamos en el suelo formando un círculo.

- ¡ay! Se me ha olvidado. ¿Queréis algo de comer?- pregunté.

- hemos venido preparados Enric- me dijo Nath mientras cogía la mochila que había traído.

Todos cogieron las varias bolsas que habían traído, sacando varios snacks como patatas fritas, chuches, chocolate y palomitas.

-chicos...- dijo Nath mirándonos a todos mientras sacaba una ultima cosa de mochila- mirad lo que he traído.

- ¿enserio te lo has traído Nath? - dijo Celia con una mirada traviesa hacia Nath.

Carlos, Iván y yo estábamos desconcertados. ¿Que se supone que ha traído Nath?

De un momento a otro Nath sacó una botella de Larios.

- no puede ser- dijo Carlos mientras reía.

- ¿estás loca?- dije a Nath con cara de enfado.

- pero no te estreses, solo le vamos a dar unos sorbos- contestó Nath- ¿es por lo que pasó con Víctor verdad?

- bueno vale, es por eso. Pero le prometí a su madre que cuidaría de él en las fiestas. Como para que vuelva a emborracharse y encima en mi fiesta- confesé a Nath.

- bueno tu no te preocupes. No dejaré beber a Víctor- me dijo Nath dándome un golpecito en el hombro.

Para que podáis seguir la historia. En la última fiesta en la que estuvimos todos, Victor pillo un pedo de la hostia. Al dia siguiente no se acordaba de nada, y dejadme deciros que lo único que recuerdo es a Victor en calzoncillos encima de la barra de la discoteca con un sombrero de plumas bailando la macarena.
Tras la presentación de la botella y la anécdota alcohólica de Víctor, nos sentamos para empezar con el primer juego de la tarde: el Monopoly. Saqué el tablero y nos dispusimos a escoger el orden.

-Ya sabéis, quien saque el numero más alto empieza sacando.- expliqué mientras tiraba el dado.- ¡un seis, vamos!- exclamé. 

Mi euforia se calmó cuando llamaron al timbre.

-debe de ser Víctor- dijo Carlos.

Hice un amago para levantarme, pero Iván me freno.

-ya voy yo, tranquilo- dijo Iván dándome un beso.

Se levantó y abrió la puerta, dejando al descubierto a Víctor acompañado por un chico. 

-hola chicos siento llegar tarde pero entre la lluvia y que mi primo ha llegado tarde...por cierto este es mi primo, Edgar- dijo Víctor.

-hola, encantado de conoceros a todos- saludó Edgar.

Yo atónito mire fijamente a Edgar. No podía ser real...

-¿Edgar...?- pregunté asombrado mientras me levantaba del suelo.

-¿Eric?- respondió con un gesto confuso.- No puede ser-terminó riendo.

-¿os conocéis?- preguntaron Víctor e Iván al unísono.

-sí, del barrio- dije nervioso

-sí, del colegio- contestó Edgar.

Nuestras respuestas no sonaron muy convincentes.

- Eric ¿es él...?- me preguntó Nath entre susurros.

Ella sabía lo que estaba pasando, quien era Edgar y yo la afirmé con la cabeza.

- no sabía que os conocíais- dijo Víctor- pero bueno, no hemos venido a recordar viejos tiempo, sino a pasar una noche de puta madre ¿No?- concluyó Víctor entrando con su primo y sentándose en el suelo como todos.

-Bueno, sigamos- dije aún algo confuso por la situación.- ya que Víctor y... su primo se han incorporado tarde, tendremos que volver a tirar los dados.

Luces entre miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora