Capítulo VI: Segunda amenaza

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Mi móvil había sonado en el salón y con la nota aún en la mano, fui a por el móvil. Era una notificación de Instagram. Era de una cuenta que no seguía, no tenía ninguna foto subida y en la biografia lo único que ponía era: "¿Quieres contar algo a alguien sin que sepan que eres tú? Háblame al direct".
Me quedé confuso al leer la biografía del perfil, pero ni yo mismo sabía lo que iba a suponer el mensaje para mí...

"Deja en paz a Iván, él es mío. Sé lo que ha pasado esta tarde en su casa. Espero no volverte a ver cerca de él o si no atente a las consecuencias"

Esas palabras punzantes me asustaron nada más leerlas. Ahora lo único que quería es saber quién habría podido mandarme eso. Tenía que averigüar quien era el responsable de ese perfil y que me dijese quien le había mandado escribirme eso.

Eran las 8:30, para mi aún era pronto. Llamé corriendo a Iván mientras me ponia las zapatillas para ir a su casa y contarle todo, pero no me lo cogía. Agarré la nota, la guardé en mi bolsillo y salí hacia su casa. Pero no era el único que sabía que iba a casa de Iván...

"¿acaso vas a casa de Iván, Eric? Ya veo que no has hecho caso a mis palabras. Yo que tu volvería a entrar en casa y no me movería hasta mañana. Yo me voy ya a mi casa, pero no te confundas, aunque no este cerca de ti, siempre te estaré vigilando." - mandó otra vez aquella cuenta misteriosa.

Nada mas leer esas frases entré en casa con un gran terror encima. Entré y cerré la puerta con llave; miré por las ventanas, baje las persianas y eché el seguro en las ventanas.

Puede que todo esto resultase una broma de Nath o del propio Iván, pero lo dudaba. Nath sabía que había ido a casa de Iván esta tarde, y ella es muy bromista conmigo pero no la veo capaz de hacer este tipo de bromas. Y después del "malentendido" con Iván dudo que haga tambien este tipo de bromas. Fuese lo que fuese, aquel terror súbito se apoderó de mi, incomodándome a cada paso que daba.

Me puse un poco de música para tranquilizarme y me puse a escribir la letra de las canciones que sonaban.

Esta vez no le iba a contar nada de esto a Nath, para asegurarme...

Estaba tumbado en el sofá escribiendo las letras de las canciones, y como no, me quedé dormido, ni siquiera había cenado por lo sucedido.

Nada más dormirme no sucedio nada raro respecto a mis sueños, todo era normal. Veía todo negro, sin que se apareciese ninguna imagen, pero no tardé mucho en empezar a soñar. De un segundo a otro me encontraba en el patio del instituto, como una mañana normal, la gente estaba a su rollo, yo al lado de Nath en las escaleras de siempre. Parecía todo normal hasta que miré a Nath. Ella estaba hablando como siempre pero no la escuchaba, solo veía sus labios moverse sin emitir ningún sonido, pero no era la única, todo el patio estaba en silencio, los que jugaban al fútbol, los que corrían, todos y todo estaba en silencio hasta que lo oí...
De repente oí unos pasos que venían del final del patio, pude empezar a ver la silueta de una persona, lo unico que pude ver fue sus manos y su sonrisa, todo lo demás estaba borroso. La persona se acercó a mí y me sonrío, yo la hablaba pero no servía para nada. Mientras el me sonreía de pronto me enseño su puño, el cual abrió delante de mí. De la palma de su mana apareció una brújula de oro apuntando hacía el norte. El individuo me la puso entre mis manos y luego se desvaneció entre los muros del instituto.

En ese momento me desperté y cuando me quise dar cuenta ya era de día, unas pequeñas luces de sol reflejaban en mi cara tras la persiana. Lo primero que hice fue quedarme sentado en el sofá pensando en aquel sueño tan extraño, pero decidí dejarlo para mas adelante. Cogí el movil, eran las 11:30 y tenía tres llamadas perdidas de mi madre y un montón de mensajes de Nath y grupos varios. Empecé por llamar a mi madre.

Luces entre miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora