Capítulo X: Desde niños

15 0 0
                                    

- tenemos que hablar Eric...- anunció Edgar.

Esas palabras me atormentaron por segundos. Mis incomodidades crecían a un nivel colosal.

- ¿Sobre qué?- le pregunté mirándole a los ojos temeroso.

- Nada en especial. Sobre la vida ¿Qué tal estás? -.

Osea, ¿He estado toda la maldita tarde preocupado, nervioso por el imbécil este y solo me estaba mirando porque quería saber como estaba? A ver, es verdad que no he estado así solo por él, pero lo último que me esperaba es que apareciese mi ex en mi casa y estuviese todo el rato incomodando con sus miradas siniestras, para que ahora me diga que quiere hablar de la vida.

Y llegados a este punto, os explicaré mi breve historia con Edgar:

Edgar y yo nos conocemos desde pequeños, vivíamos en el mismo barrio e íbamos a la misma clase. Siempre nos hemos llevado bien, podría hasta decir que eramos mejores amigos. Pero todo se empezó a desmoronar en el baile de fin de curso en quinto. Ese curso fue el mejor para nosotros dos. Nos pasaron un montón de cosas increíbles, las cuales nos unieron aún más. Todo era pura amistad, pero como éramos niños no nos dimos cuenta hasta que punto eramos tan amigos. Yo a esa edad todavía no me había encontrado, pero Edgar creo que sí. Él mostraba actitudes un tanto raras entre amigos como nosotros.

Y fue en el baile cuando nuestros padres nos prohibieron juntarnos más, tras la "forma de afecto" de Edgar hacia mí al acabar el baile. El curso siguiente nuestra amistad no era la misma, casi ni hablábamos y en los recreos cada uno se iba por su lado. Yo echaba de menos esa relación que teníamos, pero en parte veía bien que no nos hablásemos tras el baile, claro que a esa edad yo veía raro que un niño besase a otro. A si que harto de esa situación le decidí volver a hablar.

Fue en el recreo cuando me acerqué a él y le pregunté que si el no añoraba esa relación, él me respondió que sí y que sentía mucho lo del baile de fin de curso. Desde ese momento volvimos a hablar a escondidas de nuestros padres hasta final de curso en sexto, cuando el me dio la terrible noticia: "me mudo Eric" En ese momento no me causo tanta pena, pero al mes de irse empecé a extrañarle.

Y llegó el verano, estación del año donde toda mi vida ganaría un nuevo aspecto. Ese verano fue cuando por fin me encontré a mi mismo, y cuando recordé a Edgar. Entonces nos pusimos otra vez en contacto y le expliqué todo lo que había cambiado en mi. Y como se veía venir, acabamos saliendo. No fue un problema la distancia, ya que él se mudó a un pueblo de Madrid, a 40 minutos de nuestro barrio. Nos veíamos casi todos los fines de semana durante todo primero de ESO. Hasta que un sábado fui a verle y por suerte o por desgracia del destino, estaban sus amigos, y cuando Edgar me vio hizo como que no me conocía, y desde ese momento me enfadé con él y no quise saber nada de nuestra historia ni de él. Unas semanas más tarde se mudó a Valencia.

Y tras esta pequeña historia de fantasmas, amor e ingenuos, volvamos al presente.

Tenía un cabreo inmenso, pero prefería callarme y hablarle como si nada hubiese pasado.

- ¿Solo eso? me habías asustado-

- ¿por? - preguntó con una ceja levantada en señal de duda.

- A ver, que de pronto me encierres en el baño y decirme que tenemos que hablar a tan solo 2 cm de distancia entre nuestras caras, pues dime tú - contesté con una sonrisa y mirando hacia otro lado.

- También es verdad, pero era la única manera de que pudiésemos hablar -.

- ¿Y por qué no me has hablado mientras jugábamos? Ya hemos dicho que nos conocíamos de antes, no sería raro que te viesen hablando conmigo- expliqué

- Ya, pero sería raro que me viesen preguntándote: "que tal estas ex-novio" -.

- Ahora lo entiendo todo... - susurré de brazos cruzados y sentado en el suelo apoyando mi espalda en la puerta del baño

- Yo quería decirte que siento mucho lo que pasó. Lo siento mucho ahora y lo sentí en su momento- dijo Edgar- intenté llamarte y volver al barrio para poder verte otra vez, pero cuando te llamaba no me lo cogías o no me atrevía por culpabilidad; y cuando iba al barrio nunca te veía por donde solías estar o no me atrevía llamar a tu casa.

- Edgar, de eso hace ya 2 años, no hace falta que le sigas dando vueltas. Es cierto que cuando te he visto he recordado todos esos tiempos pero sabía que eso era pasado y no le he dado tanta importancia como antes.- expliqué mientras le cogía las manos.

- Si yo también acabo de recordarlo todo ahora, el barrio, el colegio, tú... pero se ve que a mi me a afectado más de lo que me imaginaba.- dijo bajando la mirada- Y luego te he visto con Iván y ha sido cuando los recuerdos se han agolpado sobre mi cabeza cada vez más pesados.

- Mira Edgar, tú y yo nos lo hemos pasado de puta madre siempre, y lo que pasó pues pasó y se fue, a si que ahora lo único que quiero que hagas es que te olvides de las cosas malas y los fallos de los dos y te quedes con los buenos recuerdos. Y por último, quiero que te diviertas esta noche como lo voy a hacer yo y todos los demás- dije como últimas palabras dándole un abrazo.

Tras una conversación de antaño, salimos del baño tras 2 minutos de ausencia en el salón.

- Madre mía, si que habéis tardado eh. A saber que estaríais haciendo ahí dentro- anunció Víctor en un tono burlón.

-Hablar, sin más- contesté.

- Sí, seguro. Yo que tú estaría pendiente de tu novio eh Iván- dijo Víctor mirando a Iván con una sonrisa.

- Ja ja que gracioso eres Víctor, me parto contigo- contestó Iván en un tono sarcástico.

- Y si solo habéis hablado ¿Por qué no lo habéis hecho aquí?- preguntó Víctor

- Eso mismo le he dicho yo- contesté mirando de reojo a Edgar.

Me senté en el sofá junto a Iván, volviendo a apoyarme en su hombro. Edgar y Víctor se dispusieron a empezar el baile.

Como no, Víctor bailaba fatal y la coordinación entre ambos no era muy buena que digamos; en cambio, Edgar bailaba bastante bien, iba al son de la música y seguía a la perfección los movimientos del avatar del videojuego.

Carlos no quiso bailar a si que ganaron Víctor y Edgar e Iván y yo quedamos los últimos.

- Joderos que os hemos ganado- rió Víctor dándole una palmada en la espalda a Edgar.

- Bueno tampoco te flipes que si habéis ganado es gracias a Edgar, porque no veas como baila- dijo Carlos sonriendo a Edgar.

Terminada la batalla de baile, tocaba pasar a otro juego, y otra vez Víctor volvió a tomar el mando de la noche.

- Yo voto por jugar a adivinar la película- aportó Nath.

- ¿Qué dices? eso es un rollo de juego. Os propongo otro mejor. Todos de aquí nos llevamos muy bien ¿no es así? pues veamos hasta que punto llega nuestra amistad. Juguemos a la botella.- concluyó Víctor.

Luces entre miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora