Capítulo XIII: Tercera amenaza

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Terminado el reto y aceptado mi derrota tenía que cumplir con el trato. Tenía que contar un secreto mio. Tengo tantos y algunos tan fuertes que ninguno de mis amigos esperarían o se asustarían lo suficiente como para empezar a gritar.

- Venga ¿a que esperas? - preguntó impaciente Víctor.

- De acuerdo, ahí va: tuve novia - dije sin ni siquiera pensarlo en un momento.

Todas las miradas menos la de Nath estaban perplejas.

- ¿Qué tu has tenido novia? - preguntó de nuevo Víctor entre risas.

- ¿Enserio has tenido novia? - siguió Celia.

- ¿Has tenido novia? - me preguntó Iván.

- Qué sí coño que he tenido novia. Fue una etapa confusa para mí, pero sí, he salido con una chica - contesté

- Es verdad, yo lo afirmo - dijo Nath.

Saqué el móvil y les enseñé una foto de ella.

- Se llama Ariadna. Estuvimos saliendo solo un mes, luego ya me aclaré y ella lo entendió y lo dejamos. Ahora somos amigos -.

- Joder, pues es guapa eh - exclamó Víctor.

- La verdad que sí - contestó Carlos.

- Si que te lo tenías callado eh - me dijo Iván dándome un toque en el hombro.

Todos quedaron mudos a tal confesión. Nath y yo nos miramos a punto de reírnos, pero decidimos disimularlo.

Terminado el interrogatorio fui al baño para secarme de la lluvia y entrar en calor.

- Ahora vengo, voy a secarme un poco - dije tiritando mientras caían gotas por mi pelo.

- Espera, te acompaño - contestó Iván mientras se levantaba del sofá.

Fuimos al baño e Iván cerró con llave.

- Tengo un frío glaciar - le dije a Iván.

Cogió unas toallas y empezó a secarme los brazos lentamente. En ese momento comprendí un poco el sentido de por qué había vuelto con Iván. Nadie de mis anteriores parejas se había comportado de esa manera conmigo. Esa manera de con solo mirarme sacarme una sonrisa aunque esté llorando; esa manera de agarrarme la mano y sentir que le tengo al lado; esa manera tan suya de hacerme enfadar con cualquier tontería. Era especial, pero él no lo veía y eso era en parte lo que me molestaba. Qué cuide de todos y no se valore a él mismo cuando más lo necesita.

Iván me miró a los ojos mientras que en su cara se le dibujaba una pequeña sonrisa.

- ¿Qué pasa? - le pregunté sonriendo.

- Nada, ¿por? - contestó con la misma sonrisa.

- ¿ Y por qué me miras así? -.

- Porque echaba de menos estos momentos contigo - contestó.

Se acercó a mi cuello y me dio un beso.

- Yo también los echaba de menos- dije siguiéndole el beso

Terminó de secarme y seguido cogió el secador y un peine y empezó a tocarme el pelo.

- ¿También me vas a peinar? - le pregunté.

- Siempre he querido hacerlo. Cuando salimos por primera vez nunca dejabas que nadie te tocase el pelo ni siquiera yo. Y ahora que tengo la oportunidad no la voy a desaprovechar - contestó riendo.

Cogió el secador y empezó a soltar aire sobre mi cabeza a la vez que me peinaba. El ruido del secador nunca me había gustado y me ponía nervioso cada vez que lo escuchaba, pero en ese momento el ruido me daba igual, estaba tranquilo. La comodidad que sentía con Iván nunca la había sentido hasta ahora. A cada roce del peine en mi cabeza la tranquilidad me invadía cada vez más.

Luces entre miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora