4.- Por la mañana
Harry no se despertó hasta la siguiente mañana. Por primera vez en dos semanas, había dormido toda la noche placidamente. Pensando en ello, el chico comprendió que podría ser debido a la presencia de Dumbledore, o bien, la opción más segura era que el director había añadido una poción para dormir en su sopa la noche antes. Fuera lo que fuera, a Harry no le importó. Era un cambio agradable el no tener la pesadilla que había estado atormentándolo todas las noches desde la tercera prueba.
Sus meditaciones se vieron interrumpidas de golpe por la presencia de Dumbledore. El director parecía tan feliz como siempre y le sonrió.
- Buenos días, mi niño ¿dormiste bien?- Harry le devolvió la sonrisa de forma tímida.
- Muy bien. Gracias por preguntar, señor.- Dumbledore se sentó otra vez a su lado.
- Es agradable escuchar eso. ¿Y como te estás sintiendo?- La pregunta vino acompañada con una mano en la frente.
- Mejor que ayer, señor.- El anciano asintió, pero no obstante le tomó la temperatura.
- Aún tienes fiebre.- Le miró severamente.- No quiero verte fuera de la cama a no ser que sea necesario, ¿entendido, Harry?- El muchacho asintió ligeramente, ni tan siquiera pensando en discutir con el hombre cuando usaba ese tono de voz.
- Sí, señor.- Dumbledore volvió a sonreír.
- Bien. Ahora debes tomar un desayuno.
El director desapareció en su oficina y regresó al poco rato, llevando una bandeja. Harry se sentó y se sintió aliviado al ver que no había mucha comida en la bandeja. Solo una tostada y zumo de naranja. Parecía que Dumbledore recordaba lo mal que había estado su estómago el día anterior. El muchacho comenzó a comer despacio, mirando el zumo con desconfianza. Dumbledore lo notó y levantó una ceja.
- ¿Qué ocurre, Harry? ¿No te gusta el zumo?- El muchacho alzó la vista y negó con la cabeza.
- No, no, sí que me gusta.
- ¿Pero?- Harry lo miró un momento antes de contestar.
- Solo me preguntaba si me hubiera puesto una poción para dormir en él, como anoche.
Por un momento, Harry tuvo miedo de que Dumbledore se ofendiera por su desconfianza, pero entonces el anciano se rió, poniéndolo cómodo.
- Relájate, Harry. No hay ninguna poción para dormir en el zumo. Quiero hablar contigo.- Hizo una pausa durante un momento y luego añadió.- pero en cuanto acabemos de hablar te tomarás una. Si no puedes dormir de forma natural, que puedo asegurar que no lo harás, tendremos que conseguir que duermas gracias a las pociones. Necesitas descansar, especialmente ahora que estás enfermo.
Harry asintió ligeramente; no podría discutir con el hombre sobre eso, por lo que ni tan siquiera lo intentó. Después de que terminó su desayuno, Dumbledore le mostró un pequeño baño que se encontraba al otro lado de su oficina. Estaba decorado en un tono azul muy suave y parecía que no era usado normalmente. Antes de que Harry pudiera cerrar la puerta, Dumbledore puso una mano y le dijo que la puerta se quedaría abierta para que pudiera oírlo. El viejo director, también le dijo que el agua tenía que ser ligeramente fresca para que su fiebre no volviera a subir y que luego tendría que volver a la cama en cuanto acabara. Harry escuchó turbado las instrucciones; nadie se había preocupado por él mientras había estado enfermo y no sabía como reaccionar. Bien, nadie excepto la señora Pomfrey, pero era diferente; era su trabajo el preocuparse por las personas. No podía evitar sentirse una carga. Después de todo, el cuidar estudiantes enfermos durante el verano no era el trabajo del director. Harry intentó decirle al anciano que no necesitaba preocuparse por él y que podía cerrar la puerta, pero el anciano no quiso ni siquiera escucharlo. Le dijo muy serenamente que si no seguía sus instrucciones, le obligaría a bañarlo para asegurarse de que no se hiciera daño. Viendo el brillo determinado en los ojos del anciano, Harry supo que el director estaba hablando completamente en serio y que no tenía ninguna elección excepto ceder ante los deseos del hombre.
Una media hora después, Harry volvió a la cama. Lavarse le había tomado más tiempo de lo usual ya que se había estado mareando, pero Dumbledore no dijo nada sobre eso cuando entró en la habitación. En vez de eso, lo arropó y se sentó en una silla al lado de su cama. Miró al muchacho y le sonrió antes de decir suavemente.
- Estoy segura de que tienes muchas preguntas, Harry. Adelante, hazlas.- Harry pensó durante un tiempo, y como no sabía como empezar, hizo la primera pregunta que le vino a la mente.
- ¿Dónde estamos señor?- Dumbledore se rió suavemente.
- Estamos en mi casa. Vivo aquí durante los veranos, cuando no soy necesario en Hogwarts. Actualmente algunos aurors están trabajando en las defensas del castillo y trabajan mejor si no hay nadie allí.- Harry asintió comprendiendo.
- ¿Y cómo llegué aquí?
- Fui a buscarte a casa de tus tíos.- Harry frunció el entrecejo.
- ¿Por qué? Creía que allí estaba seguro.- Dumbledore lo miró atentamente.
- Estabas seguro de Voldemort, sí, pero viendo como te encontré, diría que ese era el último de tus problemas.- Harry se ruborizó un poco y miró hacía abajo, pero aún así no lo comprendía.
- Pero si yo no estaba en peligro por culpa de Voldemort, ¿por qué vino?- Dumbledore metió la mano en uno de los bolsillos de su túnica y sacó un trozo de pergamino y se lo dio a Harry.
- ¿Recuerdas haber escrito esto?- Harry frunció el ceño y leyó la carta, entonces su cara se volvió de un profundo color rojo mientras mascullaba una disculpa.
- Lo siento, no quería que usted lo recibiera.- Dumbledore suspiró suavemente y recogió la carta.
- Lo comprendo, Harry. Pero deberías haberle dicho a alguien como te estabas sintiendo. No es bueno el guardar todos esos sentimientos dentro de uno, siempre termina haciéndote más daño que bien. Pero por suerte, Hedwig fue lo bastante inteligente como para traerme esto, por lo que dejaremos este tema, al menos por ahora.
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RED DE MENTIRAS
FanfictionDespués de Caliz de Fuego: Harry se siente deprimido y Dumbledore, viendo como lo tratan los Dursey decide llevárselo. ¿Cómo logrará el director mantenerlo seguro?