35.- Desacuerdos
Alec no se sorprendió mucho al ver que estaba solo cuando se despertó. Era algo que se había convertido en rutinario en los últimos seis días. Normalmente se despertó sobre las nueve y tenía un poco de desayuno que los elfos habían puesto para él. Después de que hubiera acabado, se vestía en ropa muggle, dejaba las habitaciones del director y vagaba por el castillo.
Ni siquiera le permitían salir y volar, ya que su abuelo tenía miedo de que llamara la atención. Así que normalmente terminaba en la biblioteca: allí por lo menos tenía algo que hacer y puesto que la señora Pince aún no había vuelto de sus vacaciones, podía dejar los libros en la mesa cuando se iba.
Los elfos siempre se aseguraban de llevarle el almuerzo y la cena. Normalmente no lo pedía, pero sospechaba que Dumbledore lo había hecho para asegurarse que siempre tuviera sus comidas a tiempo.
Sabía que los maestros comían en el Gran Comedor, pero él no se sentía lo suficiente cómodo como para unirlos sin una invitación. El volver a la habitación por la tarde era tan solitario como el despertar; aunque su abuelo se aseguraba que los elfos lo vigilaran mientras trabajaba preparándolo todo para el retorno del cuerpo de estudiantes.
Ese día había comenzado igual que los últimos seis, pero la rutina se rompió cuando McGonagall apareció delante de él. Harry agradecía haber estado leyendo un libro sobre quidditch, porque si ella lo hubiera visto con sus libros de animago no habría estado muy contenta con él y habría generado muchas preguntas. La miró con curiosidad.
- Buenos días, tía Minerva.- La mujer le sonrió.
- Buenos días, Alec. ¿Qué tal estás?- El muchacho se encogió ligeramente de hombros; sabía que quejarse no le iba a ayudar por lo que escogió quedarse callado. Después de todo, Dumbledore ya había hecho por él, mucho más que alguien antes de él, debía aceptar que el hombre no tenia tiempo para él.
- Estoy bien, profesor.
La subdirectora lo miró por un largo rato calibrando si era totalmente verídico pero también sin querer obligarlo a hablar más del tema. Podía suponer que era lo que ocurría, pero en esta ocasión, no podía hacer nada por él. Borrando su preocupación con una sonrisa, habló suavemente al muchacho que se sentaba delante de ella.
- ¿Te pondrías una túnica? Albus nos ha pedido a Severus y a mí que te llevemos al Callejón Diagon para comprar tus cosas.- La cara de Harry se iluminó de inmediato.
- ¿De verdad?-Entonces frunció un poco el ceño.- Pero no tengo dinero y el yayo me regaló la mayoría de las cosas que necesitaba en mi cumpleaños.- McGonagall alzó una ceja.
- Albus nos ha dado bastante dinero para cubrir tus necesidades, y aún tienes que comprar tus libros, túnicas y varita.- Harry la miró por un momento y entonces se puso en pie.
- Tengo que hablar un momento con él. ¿Está en su oficina?- Minerva lo miró confusa ante su tono serio, pero asintió ligeramente.
- Muy bien, adelante. Severus y yo te estaremos esperando dentro de una hora en la entrada. ¿Es tiempo suficiente?- Harry asintió ausentemente, mientras salía de la biblioteca para dirigirse a la oficina del hombre.
Dumbledore no pareció muy sorprendido de verle en su oficina. Alzó la mirada de sus papeles por un momento antes de volver a mirarlos y hablar con tono duro.
- No vamos a discutir porque pague por tus cosas.- Harry que había estado a punto de hablar cerró la boca abruptamente.
- Pero...
- Te dije que no vamos a discutir sobre eso. Soy tu abuelo y como tal, es mi deber el hacerlo.- Dumbledore lo miró otra vez.- Si quieres, considéralo una disculpa por ignorarte todos estos días.- Harry se heló y se puso pálido, antes de mirar severamente al hombre.
- No tienes que comprarme.- El director pareció sobresaltado por su contestación. Entonces, su cara se ablandó, se puso en pie y se acercó a él.
- No estoy intentando comprar tu afecto, Alec. Solo quiero comprar tu material escolar, lo mismo que cualquier otro pariente cariñoso haría, preferiría si no tenemos una discusión sobre eso. Siento mucho el no poder gastar más tiempo contigo, pero tengo tanto papeleo por hacer antes de la primera semana de agosto. Estando fuera de Hogwarts ha hecho que todos vayamos muy retrasado en nuestra agenda usual y estamos tratando de cumplirla.- Harry suspiró suavemente.
- Lo sé. No estoy enfadado por eso, solo un poco solo.- Albus alzó una ceja.
- Y aún así, siempre comes solo.- Alec pareció un poco incómodo.
- No pensé que me querías cerca, creí que utilizabas esas comidas para discutir temas escolares.- Dumbledore negó con la cabeza tristemente y abrazó al muchacho.
- Claro que te queremos a nuestro alrededor. Los demás maestros se mueren de curiosidad, solo que no quieren molestarte.- Harry gimió suavemente.
- Genial, justo lo que necesito, tener a todos mis maestros preparados para interrogarme en cuanto ponga un pie en el Gran Comedor. Si te da lo mismo, seguiré comiendo solo.- El director se rió y le alborotó el pelo.
- Eso es bastante fácil de arreglar, niño. Solo actúa con timidez y escóndete detrás de Severus, y te aseguro que les obligará a que te dejen solo.- Harry se rió con él y se separó de los brazos del anciano.
- Hablando del tío Severus, tengo que irme, no hay porqué incomodarlo cuando probablemente ya está bastante enfadado por sacarlo de sus mazmorras y el hacerme de niñera.- Albus le miró con ojos centelleantes.
- Yo no estaría tan seguro sobre eso, pero no es bueno el hacer esperar a Severus, tiene mal carácter.- Alec que ya había llegado a la puerta se paró cuando una idea lo alcanzó.
- Yayo, ¿Qué pasará con mi varita? ¿Tengo que comprarme una nueva? ¿Qué dirá Ollivanders? Sabes como siempre reconoce a las personas, lo último que necesitamos es que comience a decir mi nombre y que varita compré.- El anciano se removió en su asiento y lo miró serio.
- Hablé con él esta mañana, puesto que no puedo hacer nada para ocultarte de sus sentidos le he dicho que era lo que pasaba.- Harry lo miró sin creérselo.
- ¿Has hecho qué? ¡Si ni siquiera se lo has dicho a la profesora McGonagall la verdad!- Dumbledore levantó una mano.
- Lo sé, Alec, pero no tenía opción. Confío en él, ha visto más de lo que cualquiera puede suponer.- Harry frunció el ceño un poco y abrió la puerta.
- Aún así no me gusta; es bastante malo el tener que volver a comenzar mi primer año, lo último que necesito es que las personas comiencen a descubrirlo.
Dumbledore asintió pero no contestó. Compartieron una última mirada antes de que Harry saliera de la oficina hacía su cuarto para sacar la capa azul oscura.
Severus y Minerva ya lo estaban esperando. Rápidamente se disculpó por el retraso y juntos se fueron de Hogwarts.
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RED DE MENTIRAS
FanfictionDespués de Caliz de Fuego: Harry se siente deprimido y Dumbledore, viendo como lo tratan los Dursey decide llevárselo. ¿Cómo logrará el director mantenerlo seguro?