CAPÍTULO 16

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16.- Abuelo.

El final de la partida llegó más pronto de lo esperado y Snape le hizo tomar una siesta después del almuerzo al notar lo cansado que estaba Harry. El hombre incluso había sido lo suficientemente pensativo como para poner unas gotas de poción durmiente en la comida para que pudiera dormir de forma apacible. Cuando se despertó otra vez, Snape estaba leyendo a su lado. Esta vez, Harry se sentó de forma inmediata esperando que Snape se diera cuenta que estaba despierto. Este lo miró cuidadosamente y le ofreció jugar otra partida de ajedrez. Esta vez, su profesor incluso le explicó algunos de los movimientos, parecía que el hombre había decidido que debía aprender a jugar correctamente.

Dumbledore estaba realmente cansado cuando llegó a su casa sobre las ocho de la tarde. Podía haberse quedado en el Ministerio y descansar hasta el día siguiente, pero se encontraba demasiado preocupado por Harry. No le había gustado la idea de dejar a Severus con Harry, pero alguien debía quedarse con el chiquillo, y todos los demás tenían cosas que hacer. Esperaba fervientemente que no hubiera pasado nada malo y Harry no había descubierto su tapadera. Se dirigió rápidamente a la oficina donde colocó todas sus cosas sobre el escritorio, para entrar lo antes posible en el cuarto de al lado. Decir que se sorprendió habría sido una subestimación. Severus Snape y Harry Potter estaban jugando al ajedrez de una forma apacible; la siguiente cosa que sabrías, era que el infierno se habría helado.

Veo que ambos estáis llevando bastante bien sin mí.

Ambos jugadores levantaron la vista del tablero. Snape parecía un poco avergonzado por haber sido pillado jugando al ajedrez con un niño. Harry, por otro lado, no parecía importarle para nada y tan solo le sonrió, totalmente cómodo con la antinatural escena.

¡Yayo!

Dumbledore y Harry se sorprendieron ligeramente cuando el muchacho alzó sus brazos de una forma infantil, exigiendo un abrazo. Harry, al no saber de donde había venido este instinto, comenzó a ruborizarse, y ya comenzaba a bajar los brazos cuando el anciano se acercó y lo abrazó con fuerza. Dumbledore no sabía como sentirse en realidad; estaba bastante asustado por todo lo que estaba pasando, por los sentimientos que estaba comenzando a albergar por su estudiante. Hace unos días, el tener a Harry actuando como su nieto parecía ser la mejor forma de mantenerlo seguro, pero ahora ya no era solo la actuación, no podía negar que en los pocos días que había gastado con el chico se había atado mucho a él. Estaba seguro que todo esto traería muchos problemas en el futuro, pero ya no había forma de poder pararlo. Además, no quería pararlo; quería tener a alguien que cuidar. Saliendo de sus pensamientos, miró al Maestro de Pociones que se había puesto en pie y los miraba a través de su pálida máscara.

Sonriéndole al hombre, se movió un poco para que Alec se apoyara contra su pecho.

Gracias por haber cuidado de él, Severus. Confío en que se haya comportado.- Tuvo que sonreír ante el sonido de protesta que vino del niño. El otro hombre tampoco pudo evitar una pequeña sonrisa en sus labios.

Alexander se ha comportado perfectamente, Albus. Es un muchacho muy interesante.- El director alzó una ceja ante esto, pero decidió que era más seguro no entrar en este tema más a fondo, mucho menos con Severus.

Me alegro de que no causara problemas.- El otro hombre se encogió de hombros y dijo.

Debo irme ahora; quería preparar una poción antes de ir a dormir.- Snape se puso la capa que se encontraba en la silla y se dirigió hacía la puerta; una vez allí se giró para mirar a los otros dos. Con voz un poco vacilante, añadió.- Si llegas a necesitar ayuda en otra ocasión, no dudes en avisarme, Albus.

El director escondió bastante bien su susto, sabiendo que Severus no solo le estaba ofreciendo no solo pociones o misiones, sin o también el cuidar de Alec si llegaba a necesitarlo. Como no sabía que contestar ante la inesperada oferta, Albus asintió y el hombre se giró al chiquillo.

Ya nos veremos, Alexander.- El chico asintió un poco y le sonrió.

Muy bien señor, gracias por haberse quedado aquí conmigo.- Snape tan solo asintió y cerró la puerta.

Una vez que estuvo seguro que el hombre se había ido, Dumbledore se giró al muchacho que se apoyaba contra él.

Tengo que preguntártelo, mi niño¿cómo has logrado que actuara civilmente contigo?- Harry se encogió de hombros, mientras se desenredaba de los brazos del anciano y se apoyaba contra la cabecera de la cama.

Ni idea, solo traté de no incomodarlo. Parecía la forma más segura de actuar durante su estancia aquí. Funcionó mejor de lo que esperé.- Dumbledore negó ligeramente con la cabeza; el chico jamás dejaría de sorprenderlo. Notando que el niño estaba mirándolo atentamente, le devolvió la mirada.

¿Ocurre algo, Alec?- El muchacho dudó durante un momento antes de contestarle con voz suave.

Pareces cansado, deberías acostarte.

El director no pudo evitar reírse suavemente; era divertido que Harry le dijera eso a él, pero tan solo asintió sabiendo que tenía razón. Después de asegurarse que Harry comió su cena y descansaba apaciblemente, el anciano volvió a su habitación, decidido a tener una buena noche de descanso.

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