La llegada

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Teniamos ya unas semanas de estar con mi equipo en las montañas nórdicas, en el norte de las montañas oscuras. Mi padre esta en el castillo de nuevo pero el dolor aún invade su corazón frío y oscuro.

Hemos tenido que encargarnos de criaturas poseídas de la magia del enemigo inesperado que nos atacó, mas de doce especies extinguidas en una semana, las que llevo a mencionar cómo arañas gigantes, panteras oscuras de la selva sur, murciélagos vampiros, entre otras que ya no quiero mencionar, esas criaturas no tenían ni la mayor culpa de querer matar.

Pero la intención del enemigo estaba clara, aún no han terminado, lo peor es que su magia oscura es distinta a la nuestra, no sabemos que hacer para revertir su magia. Lo que tememos es que se esparsa y nosotros terminemos igual.

Nos habían enviado a Cloud y a mi a hacer una vigilancia de rutina volar al rededor de todo el territorio congelado y ver que no hibiesen intrusos o movimientos enemigos.

Volavamos con tranquilidad entre el crudo invierno y el viento helado, pero yo parecía estar dormida, pensaba en como es que terminamos así, mis padres eran imparables, ahora mi padre esta solo y mas sombrío que nunca.

Estaba extraña, esa mañana, de pronto sentí que Dársena se inclinó a la derecha y casi me caía. Me sostube a tiempo y vi que Cloud se reía.
Hey! le grite.
Que te pasa?.
-Que te pasa a ti?.
Haa... cierra la boca.
-No te ves bien.
Hay...enserio!?.
-Que? No puedo preguntar?.
No!.. Solo sonrió.
-Vamos Altaír, no has dormido, no has cazado nada en semanas, no te ves bien.
Yo estoy muy bien.
-No. Y lo sabes, Altaír no entiendo tu dolor por que no soy tu, pero tienes que controlarte.
No quería decir nada, pero tenía razón aunque no lo quisiera asi.
-Te conozco mejor que nadie y no estas bien, segura que no tienes hambre, podrías terminar comiendome si no comes algo.
Solte mi típica media sonrisa y lo oblige a inclinarse al otro lado, como lo hizo con migo.
-Cuando volvamos, por favor come algo o ve a las montañas a recargar tu gema y ya no te preocupes de comer.
Si.. ya te oí, hare algo, para que ya no te preocupes por mi dije petulante.
-No lo hago, dijo sarcástica mente.
Solo reí.
-Se que tu madre era fuerte y osada, tu también lo eres y se que ella querría que lo también fueras.
Lo vi a los ojos y baje otra vez la mirada, no creo que sea tan fuerte.
-Si...solo terca y testaruda.
Cállate y solte mi típica sonrisa. El también rió y al verlo otra vez vi a su costado que algo venía hacia el.
Cloud muevete, Le grite.
Y esquivo lo que venia por el, alcanze a ver que era una flecha y en ese momento vi hacía abajo y habían tres bestias lanzando flechas.

Saque mi arco y hice aparecer mi carcaj con flechas y me dispuse a disparar, les di a los tres pero vi que del denso bosque congelado venían más.
-Hay que avisar a los demas, grito Cloud.
-Primero hay que deshacernos de ellos o revelariamos nuestra ubicación.
Cloud empezó a descender y se convirtió en lobo que es una de sus cualidades, mientras yo seguía lanzando flechas.

Seguimos luchando y los llevamos al bosque hacia al otro lado lejos de las montañas, pero al ver hacia al frente vi que decenas de soldados y artillería de nuestro ejercito que se preparaba para atacar al enemigo por segunda vez.

Empecé a dirigirme hacia alla lo mas rápido que podía, comenzaron a atacarme a mi y a Dársena, mientras ella volaba yo trataba de matar a todo lo que podía.

Baje de Dársena porque eran demasiados para esquivar tantas flechas, me lanze casi llegando al suelo rode y saque mis espadas de la espalda y las comencé a usar con cada bestia que se me topara en frente.

El combate estaba brutal, teníamos enemigos rodeandonos por todos lados, sabía que mi padre y Elena estaban en alguna parte pero no lograba encontrarlos entre cadáveres, enemigos y elfos combatiendo.

Empecé a a pensar lo peor, y me abrí paso entre todo, pero vi al cielo y Dársena estaba apunto de pasar sobre mi, me preparé para saltar y tomar las riendas, me subí y salimos de esa pesadilla. Estábamos apunto de llegar al otro lado del lugar y de pronto sentí que Dársena estaba cayendo, me sostuve de ella y caímos entre los árboles.

Trate de hacer algo pero tenía una flecha de elfo atravesada en su cabeza, en ese momento dio su ultimo aliento de vida, me dolió perderla ahora a ella también pero tenía que salir de allí, me despedí de ella y me fui.

Al salir entre los árboles vi que habían humanos y elfos juntos luchando también en contra de nosotros y el enemigo, no me sorprendió ver esto, es natural en ellos, al menos matariamos a dos plagas en un solo día, si es que alguna de las dos no nos mataba primero.

Escuche una espada resonando en mi odio y se acercaba para matarme, la esquive y al voltearme vi que era un humano anciano con armadura que al parecer era un general del rey, me seguía atacando con su espada y yo repeleaba sus ataques con mis espadas, mientras luchaba con ese anciano, escuche en mi cabeza una voz que decía otro nombre pero no lo escuchaba con claridad y luego logre escuchar la voz de mi hermana gritando mi nombre, decidí acabar con los juegos de este tipo y lo mate, blandiendole mi espada en su espalda. Salí al auxilio de mi hermana y al encontrarla vi que estaba luchando con dos orcos muy altos.

Uno de nuestros orcos la ayudo con uno y del otro me encarge yo y Elena.
-Que haces aquí Altaír.
-Tu me llamaste.
-Yo no te llame.
-Que?
No entiendo nada, la vi en cabeza y la escuche, pero pensándolo bien desde cuando escucho a mi cabeza y sus locas visiones.
-Dónde está mi padre, le pregunté.
-No lo se.
-Y Perti.
-Tampoco la he visto, pero hay que llevarlos a todos ellos a las montañas oscuras, es hora de que el dragon negro despierte.
-No estoy lista.
-Nadie lo esta Altaír, pero es la única oportunidad que podríamos tener.
-Bien.
-Retrocedan!grito Elena a los demás.

Y todos empezaron a correr hacia las montañas y los otros los perseguían.

Escuche algo de nuevo en mi cabeza y era como un susurro en mis oídos pero no entiendo que era lo que decía y luego mi vista se nublo pero veía un tipo de pie frente a mi con una espada y blanco como la nieve, se parecía al mismo tipo que veía algunas veces en mis pesadillas.






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