–¿Y que tal fue la cita?
–¡NO FUE UNA CITA! —Minyeon reía al ver la expresión enojada de Jimin.—¿Ya le llegaron los zapatos a Kyuri? ¿Si eran de su medida?
–Sí, señor Park, le quedaron bien.
–¿Y dijo algo? ¿No te dijo si quería verme?—Jimin se emocionaba al escuchar sobre ella. Lastimaba que solo le utilizaba para conseguir cosas.
Él lo sabía, y aun así la quería.–Señor Park...de verdad cree que ella..¿Que a ella le interesa?
–Hablamos de esto.—negó— Dijimos que no te entrometerías en mis asuntos fuera del trabajo, fueras mi amiga o no.
–Sí.—ella suspiro herida.
–Minyeon...perdón, aunque sabes bien que odio que te entrometas.
–Si, entiendo. —tomó sus deberes y se dio la vuelta— Pero cuando ella te rompa el corazón, no me entrometeré tampoco, llorarás sólo.—dijo fríamente dándose media vuelta.
¿Por qué todo el tiempo parecía que arruinaba las cosas?
Jimin miro por la gran ventana de su oficina a la gente que pasaba merodeando en sus bicicletas.
–¿Qué estará haciendo esa simio?—se cuestionó así mismo.
*
–¡Minji! Te digo que yo puedo cargar mi mochila.—Jisung peleaba.
–No, pequeño, yo puedo hacerlo.
–Tu piesito se ve mal...
–¡Está bien! Lo revisaré luego.
Caminaba hacía su bicicleta, aseguro a Jisung y luego subio ella, aguantando el dolor de su tobillo roto, pedaleo hasta llegar al trabajo.
–¡¡Llegas tarde!!—el Señor Jang le regañó.
–Lo siento...lo siento.
–Y has traído a ese niño de nuevo, ¿No entiendes lo que es responsabilidad? Un trabajo a la vez, niñata.
La señora Elizabeth estaba enferma, el co-dueño del restaurante estaba a cargo, ahora Minji de sentía más estresada.
–¿Te dejaron tarea? ¿Ya sabes que hacer, cierto?—ella se agachó poniendo en un lugarsito a Jisung.
–¡Sip! Si tengo alguna duda, la guardaré para cuando estés aquí, no debo cruzar mientras sirven los platos ni pasar a la cocina porque la aceituna me quema.
–No es aceituna pequeñín, es Aceite.
–Aceite.—se corrigió a él mismo.
Se cambio las sandalias que Jimin le había comprado.
–¿Esas sandalias son de marca?—una de sus compañeras las miro.
–Así es...me las han regalado.
–Que suerte, daría todo por tenerlas, esas decoraciones son preciosas.
–Gracias.—puso sus zapatillas aun con su tobillo doliendo, aplico un poco de pomada, pero sabía que el dolor no se quitaría si no descansaba un poco.
De un lado a otro, subiendo y bajando escaleras, la misma odisea que vivía día con día.
En sus ratos libres, veía a Jisung, que estaba debajo del mostrador jugando con sus dinosaurios.
Ya había terminado su turno, y lo único que le recompensaba era el hecho de que "hoy pagaban".
–Señor Jang...—tocó en su despacho.
–¿Qué quieres?
–Ya es hora de irme..y quería..retirar..mi paga.
–Ah si.—extendió el sobre.
Lo tomó contenta, abriéndolo y llevándose una decepción.—Aquí sólo hay $200...doble turno toda una semana...debería haber al menos $1,300...¿Dónde está?
–¿Quieres que te de todo tu dinero? Cumple con las reglas, llega temprano, y deja de traer a ese niño. Elizabeth podrá premiarte eso, pero yo no. Veamos si quitándote dinero aprendes.
–Pero...pero hoy debo pagar la renta de la casa y no puedo atrasarme con eso...
–¿Por qué me interesaría si pierdes tu casa o no?—gritó.
–Sea un poco condescendiente, he trabajado aquí 2 años, no he sido muy puntual...y traigo a Jisung aquí porque también soy niñera...y...
–Si no te parece, espero tu renuncia.
Minji se trago todo su dolor.
–Tu mamá era igual que tú, esperaba que los demás resolvieramos sus problemas. Tuvo que revolcarse con otros hombres...—le interrumpió.
–No hable de mi mamá, no tiene derecho de hacerlo.
–¡Si te di este puesto fue porque ella me lo pidió antes de morir!—se levantó enojado— Puedo hablar de lo que quiera, ¿escuchaste? Ahora ¡¡Largáte de aquí!!
Tomó los mediocres $200 y salió de ahí, se sentía avergonzada, Jisung estaba afuera, oyendo todo. Limpió sus lágrimas y tomó su manita.—Iré a cambiarme, y nos iremos pronto.
Fue a los vestidores, encontrándose con la misma mesera interesada en sus sandalias. Una idea se le ocurrió, vender el quizá único detalle que aquel fresa había tenido con ella, y el único objeto de marca que ella probó.
Lo siento Park, pero necesito dinero.
Salió del restaurant recuperando sus $1,200. Odiándose por darlos tan baratos.
Salió de ahí, con los tacones altos, tropezando un poco.
Dejo en casa a Jisung.—Minji...no vuelvas a llorar...me siento muy...mal cuando veo que salen lágrimas de tus ojitos.
–Lo siento...no lo volveré a ser.
–Mira...—saco de sus bolsillos 3 centavos—No es mucho, pero los encontré en el baño, guardalos por favor.
–Jisung...—comenzaría a llorar.
–¿Hijo? Ya llegaste, pasa.—la señora Mey le abrió la puerta.—Minji, gracias por cuidarlo, eres un ángel.
–De nada, señora Mey.
–Tu paga ya fue transferida a tu cuenta, espero que puedas seguir cuidando de él en un futuro.
–Gracias.—se despidió — ¡Hasta mañana!
Paso al banco, depositando todo su dinero a la cuenta de la señora que le cobraba la renta.
Quedándose solo con menos de lo que ella quería.
Paso por la zapatería donde compró junto a Jimin. Vio sus sandalias y el precio de estas.
–No volveré a tener nunca más de esas.—hablo en el aparador.
Desanimada aún, compró algunas cosas necesarias para su hogar. Esta vez Jimin no había llamado para pedirle que le cocinara.
A casa con bolsas, y adolorida, llegó por fin. En su alcancía metió los 3 centavos de Jisung, y se dio cuenta que en esa alcancía solo juntaba $50. Lloró del agobio que sentía, de la necesidad que tenía, de que su Padre fuese un ebrio y andará en quién sabe donde, que le dejara sus deudas, lloró recordando a su madre morir de cáncer. Lloró porque ella no podía tener la vida que ella quisiera.
Estudió para ser escritora, y estaba en un empleo..siendo mesera.
Se abrazó a si misma, y lloró, sacando todo el dolor de su pecho. Creyendo que se irían con la misma fluidez con la que sus lágrimas resbalaban.
Engañándose nuevamente, pues bien sabía que al otro día, volvería a doler.Y lloraría el doble.
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Wonderland ♢*゚ ᴘ.ᴊɪᴍɪɴ [Towers 1]
Fanfic«-¡ARRESTÉNLA! -Sr. Park, no ha hecho nada malo. -Es horrenda. Eso debería ser un delito» ❇ʜᴇᴛᴇʀᴏ. ?Yvesus. / @daevely