¿Hermione Granger o Riddle?

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30 de agosto

Hermione despertó nuevamente con pesadillas. Horribles, lúgubres, puestas en escenas de lo más perturbadoras. Últimamente tener pesadillas habían sido el programa de sueño al dormir, despiertaba tan agitada y perturbada que tenía miedo volver a dormir, amanecía con frío, las pesadillas no solo alteraban sus pensamientos, también le daban frío, el frío que parecía provocado por un mismísimo dementor.

Decidió, pese a que el frío había congelado sus dedos de manos y pies, bañarse, ya era 6:30 a.m y el sol ya había iluminado el cielo de un color plomo, pese a que aún seguían en verano el otoño decidió opacar al verano, los días se volvían más fríos y el cielo decidió ocultar al sol, el sol solo se encargaba de dar una tenue luz. Se levantó lentamente y bajó de su cama, fue a ver la calle, estaba todavía vacía, los adultos recién saldrían para dirigirse a sus trabajos, los niños saldrían después de almuerzo, por eso las calles y parques estaban sin ruido. Hermione dio un bostezo, se estiró y sin hacer ruido salió de habitación, el pasillo era más acogedor, las ventanas no transmitían frío pues tenían las cortinas extendidas, al entrar al baño se vio en el espejo y noto como sus ojos la delataban, estaban tan rojos que exigían dormir a gruñidos. Las ojeras estaban más que presentes en su rostro y el tono pálido de su piel resaltaba más sus pecas, sus labios estaban tan secos que hasta le dolían y su cabello empezaba a parecer enfermo. ¿Así era la depresión? ¿Podía considerarse ella una persona deprimida? Abatida, tal vez sí, tal vez estaba deprimida y necesitaba ayuda.