*Nota previa: la parte en cursiva es flashback que ocurre cronológicamente cuando Jellal y Cobra entran al palacio de la Faraona, el contexto donde Cobra se desmaya y deciden sobre el castigo de Minerva. Todo eso aparece en los capítulos:
-Décimo: Lealtad
-Doceavo: Darice
También he usado la cursiva para marcar el cambio de localización geográfica o temporal.
Capítulo decimoquinto: Sombras
Todavía postrado en posición servicial alzó la cabeza triunfante. Sus suposiciones eran correctas; la anonadada mujer que lo contemplaba representaba el vestigio de un pasado enterrado, cuyos recuerdos volvían a brotar. Se levantó lentamente, con una sonrisa resplandeciente y el pecho vibrante de emoción.
—Tantos años repudiando a dioses e incluso negando su existencia y ahora me premian con tu presencia. Pensaba que estabas muerta, darice.
—¡CÁLLATE! —gritó furiosa la mujer.
Cobra ignoró el estado iracundo de la joven y dio un paso al frente reafirmando su postura:
—No pienso hacerlo.
La paciencia de la muchacha se disipó justo cuando se abalanzó contra el pelirrojo, tan enfurruñada que lo hizo con sus manos desnudas, poco acostumbradas a la ausencia de las afiladas cuchillas que solía sujetar. Ambos cayeron al suelo, con Minerva sobre él asestándole golpes en la cara. Cobra respondió al asalto con una risotada burlesca, hecho que incrementó la rabia de la morena. Hastiada, deslizó sus dedos bajo su falda con la intención de rebanarle, pero el joven cesó su juego de resistencia para bloquearla e inmovilizarla con destreza. Acorralada contra su cuerpo, Minerva se sacudía como una serpiente encolerizada tratando de escapar del amarre.
—La próxima vez que ataques a un hombre desarmado asegúrate de que no sea la mano derecha del futuro emperador. No he llegado a mi posición por ser un endeble soldadito.
—Y tu recuerda que las serpientes también tienen colmillos.
Para sorpresa del varón, Minerva hincó sus dientes en la dura carne del tostado cuello del pelirrojo, quien bajó la guardia por unos instantes centrado en su agudo chillido. Ésta aprovechó para recuperar su posición ventajosa apretando el arma y dispuesta a asaltarlo, aunque Cobra le asestó un golpe en el estómago para alejarse de su contrincante y correr hacia la primera de las cuchillas de Minerva, aquélla que había soltado nada más conocer la identidad del pelirrojo. Con la mano armada apuntó a la joven retándola a un duelo; con la otra se limpió la sangre de la nariz, fruto de los puñetazos.
—De acuerdo —comentó con la respiración agitada—, si quieres luchar, lucharemos. Pero en las mismas condiciones y de cerca. ¿O eres una cobarde qué prefiere lanzar ataques a traición en su confortable distancia? —clavó su ojo en el arma— Incluso con esta mierdecilla puedo vencerte. ¿Qué decides, darice? —dedicó empeño en resaltar la última palabra a sabiendas de lo mucho que parecía molestarle a Minerva.
Ella arrugó la nariz, colérica, dirigiendo sus tonificadas piernas hacia su oponente; decidida a hacerle entender su animadversión hacia él.
—¡Deja de llamarme así!
Las pequeñas puntas afiladas chocaron. Cobra sonrió desafiante, pero Minerva insistió, alzando su rodilla en dirección a la entrepierna del varón. Éste lo esquivó aliviado, pero para su sorpresa la intención de la morena era distraerlo para poder enfocar el arma hacia el único ojo del pelirrojo. El joven apartó la cabeza y lanzó una estocada. Una pequeña caricia con la punta esbozó una brecha superficial en el brazo de la fémina. Ésta se agarró la extremidad sorprendida.
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La Faraona
FanficDestinada a gobernar un gran imperio desde niña, Erza se alzará como faraona mucho antes de lo previsto. Su prematuro mandato, la convertirá en el ojo de mira de los enemigos externos, deseosos de hacerse con el poder de Egipto. Su capacidad milita...