Epílogo

103 10 0
                                    

Santiago sintió el rechazo.

La segunda cita con Joshua debía terminar en sexo, no en una explicación absurda sobre los motivos por los que no iban a estar juntos, ligada a una promesa de consuelo.

- Quiero que sepas que voy a ayudarte a que resolvamos el tema de los tentáculos - le explicó Joshua. No se le daba bien cortar. Estaba incómodo. - Pero no vamos a llegar a mucho más que eso.

Santiago mostró su mejor rostro de tristeza. Aunque la realidad es que en ese momento sentía demasiada ira. Una ira que no podía expresar, obviamente, pero el cambio de panorama de Joshua le presentaba una problemática a los planes.

- ¿Qué sucedió? - preguntó Santiago. - ¿Acaso te asusté con mis poderes?

- No, no le tengo miedo a tus tentáculos ni te quitan lo atractivo - respondió Joshua. - Es sólo que hay alguien más. Y quiero intentarlo.

- Oh, ya veo - la ira de Santiago no disminuyó con la explicación. - Bueno, te entiendo.

- Sigo insistiendo en que quiero ayudarte - propuso Joshua.

- Siento que quieres que yo te siga ayudando - respondió Santiago, más agresivo de lo que en realidad quería sonar. - Quieres que yo te ayude a dar con Zack.

Joshua no estaba por la labor de discutir y eso se notaba. Apenas notó el atisbo de agresión, su cuerpo adquirió una postura defensiva.

- Perdóname - Santiago se apresuró a cambiar de postura. - Estaba muy ilusionado con lo que podíamos llegar a ser. Si no te importa, no quisiera que sigamos hablando por el momento.

Terminaron aquel encuentro sin dejar nada en concreto. Ni una promesa de próxima cita ni una charla sobre los misterios en común.

Cuando le contó a su amigo sobre el asunto, se burló de él, lo cual no ayudó a calmar la ira.

- Lo manejaste mal - lo acusó. - Tendrías que haber aceptado el lugar que te daba, por más que no sea el que querías. Lo importante era que se acerquen.

- Pero estaba más cerca y me apartó - murmuró Santiago. - No me gusta que me bajen de categoría.

- Tu ego no tiene lugar en este plan - afirmó Zacarías Alarcón, dándole unas palmadas en la espalda. - Tómate unos días para calmarte y luego vuelve a hablar con él, desde otra postura, mucho más madura y coherente.

Santiago puso los ojos en blanco. Si no podía con la frustración de ser desplazado, el arte de esperar tampoco era uno de sus dones. Quería ir a la guerra. Quería usar sus tentáculos para causar los destrozos prometidos. Quería causar el caos.

Ni siquiera entendía por qué tenían que trabajar para Edgar Villas, ni cuál era su estratégico plan ni por qué le pidieron que se acercara a Luna, en un primer momento, para que luego acepten que se acercara a Joshua. Al parecer, había una especie de obsesión con un grupo de guías dentro del campamento.

- Bien, así se hará - murmuró Santiago, como aburrido. - Pero cuando llegue el momento de dar muerte a esos chicos, yo quiero ocuparme personalmente de un par.

Zack sonrió, sin mirarlo.

Santiago supo que había aceptado el trato.    

El Amigo Invisible (Compendio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora