Joshua

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Estaba con Julio arreglando una de las carpas del campamento cuando notó que un muchacho rubio venía corriendo hacia él.

- ¡Joshua! - lo llamó.

No tenía idea de quién era, pero al parecer el chico sí sabía quién era él.

<<Tengo que aprenderme el nombre de los colegas de los otros equipos>>, pensó.

- ¿Qué sucede? - preguntó Joshua.

- ¡Trae una cuerda! - exclamó el guía. - Uno de tus chicos está por caer por la cascada.

Miró a Julio, como si quisiera que él le dijera de quién podía tratarse, pero considerando que Ángel continuaba en pleno apogeo con Luna, sólo quedaba Bruno en la ecuación.

- Se lo llevó la corriente - explicó el guía, alterado. - ¡Está por caer! ¡Trae una cuerda!

Julio salió corriendo hacia el depósito. Se había convertido en un experto por descubrir en dónde se encontraba cada cosa que necesitaban ante una emergencia. A los pocos segundos, salió de allí con una soga enrollada de gran tamaño.

Siguieron al guía hacia el bosque que se interponía entre el campamento y el lago. Cuando llegaron, lo vio a Bruno aferrándose a una roca, mientras todo el poder de la cascada chocaba contra él. No resistiría mucho tiempo.

Julio le extendió la punta de la soga a Joshua.

- Ata la cuerda a tu cintura y yo la ataré al árbol - indicó Julio.

- Qué suerte que estabas cerca porque estaba a punto de arrojarle una punta - comentó Joshua, obedeciendo la indicación.

Se quitó las zapatillas mientras Julio y el otro guía ataban la cuerda al tronco del árbol.

- ¡Listo! - gritó Julio.

Joshua se tiró al agua.

Sintió el movimiento de la corriente intentando derribarlo. Cuando llegó hasta Bruno, el agua chocaba con tanta fuerza que probablemente caería ante el menor paso en falso.

Tomó del brazo a Bruno, quien por suerte respondió. Pesaba demasiado.

Se volvió para mirar a Julio, quien ya se había quitado la remera y la estaba utilizando como forma de proteger sus manos al agarrar la soga.

- ¡Lo tengo! - gritó Joshua.

Entre Julio y el otro guía, que no se quitó la remera y que parecía decidido a quemarse sus manos con el movimiento, tiraron de la soga.

Fue todo en menos de un minuto, pero le pareció que duraban décadas. Había tantas formas que aquello pudiera salir mal y terminar con Bruno muriendo al caer, pero Joshua no se enfocó en ello.

Finalmente la corriente se aminoró y consiguieron llegar a la arena.

Bruno cayó en seco en el piso, apenas consciente de lo que sucedía a su alrededor. Recién entonces, Joshua se dio cuenta que estaba sin ninguna ropa. ¿Se le había caído con la corriente o acaso se había metido a nadar desnudo? Sonaba impropio de Bruno hacer una hazaña como aquella.

Julio y el guía rubio se acercaron hacia ellos.

- ¿Lo llamo a Edgar? - preguntó Julio.

- Se enojará por esto - murmuró el otro guía.

- Ya veremos si se lo decimos - comentó Joshua. - Está bien. Gracias, chicos, me encargo desde aquí.

Julio y el nuevo amigo que no sabían el nombre, recogieron la soga y se marcharon hacia el campamento.

- ¿Te encuentras bien? - le preguntó Joshua.

- Creo que sí - dijo Bruno.

- Iré a buscar tu ropa y te llevaré a lahabitación - respondió Joshua, divisando unas prendas a unos metros dedistancia. - Luego me contarás qué demonios hacías en el lago desnudo.    

El Amigo Invisible (Compendio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora