El Amigo Invisible (Compendio #3)

Bruno

El chico rubio con la herida en la cabeza se llamaba Nathan Tigres y también era guía, aunque no mencionó de cuál de todos los grupos, Bruno asumió que era del equipo Violenta por usar una playera de ese color.

Sacó del botiquín principal unas gasas y un poco de agua oxigenada para la herida. Esperaba que no tuvieran que ir al médico para hacerle puntos.

- Nolan es un problemático - le contó Nathan. - Ninguno de los otros entrenadores lo quiere y estaban hablando de decirle a Edgar para que lo expulsen. Por supuesto, esto no nos conviene a nadie. En especial a nadie de mi equipo, porque una pérdida de un cliente que no sepamos manejar, nos vuelve incompetentes. Es mala publicidad. Y creo que puedes suponer que a Edgar le importa más que nada su buena reputación.

- Aunque él no haga mucho por mantenerla - no pudo evitar el comentario mordaz.

- Exacto - coincidió Nathan. Sonrió como si se alegrara de encontrar a alguien que tampoco respetara al jefe. - Pero aun así, sería un despropósito. Hay que saber lidiar con los niños conflictivos. En lo particular, siento un poco de pena. Creo que más que nada, es un niño incomprendido. Hace lo que puede para relacionarse en el mundo, pero lo hace mal.

- Estoy algo familiarizado con el sentimiento - afirmó Bruno.

Nathan pareció más interesado en su pequeño aporte que en seguir hablando de Nolan.

- No me digas.

- También intento relacionarme con el mundo, pero siempre la estropeo.

- La gente debería ser un poco más paciente con los tiempos del otro - analizó Nathan. - Estoy solo en esto.

- No, no lo estás - propuso Bruno. - Déjame ayudarte. Intentemos.

- Me serviría un poco de ayuda - convino Nathan. Miró hacia el campamento y mostró un rostro de fastidio. - Oh, diablos, se ha vuelto a escapar de su tienda.

Bruno se giró pero sólo vio las múltiples carpas en el predio. A ese horario, todos deberían estar durmiendo.

- ¿Dónde está? - preguntó.

- Está dirigiéndose hacia el bosque - comentó Nathan, empezando a caminar con prisa. - Vamos hacia allí pero intentemos que no perciba que lo perseguimos, porque eso sólo lo hará salir corriendo.

Bruno lo siguió hasta el bosque, pero se detuvo casi en la entrada cuando Nathan le hizo un gesto para que lo esperara.

Nathan continuó el camino, llamándolo a Nolan con susurros.

- ¿Qué habíamos acordado sobre las escapadas nocturnas al bosque? - le dijo, con un tono comprensivo. - Nolan, no quiero que te expulsen. ¿Acaso odias tanto este lugar que quieres que te lleven con tus padres? Porque tenemos un verano por delante y muchas cosas emocionantes preparadas, pero si tú sigues haciendo esto... De acuerdo... Sí, sí, entiendo...

Fue entonces que Bruno sintió un escalofrío.

Al lado de Nathan no había un niño.

Al lado de Nathan no había nadie.

El chico rubio estaba hablando solo.