CHAPTER 3

226 20 6
                                    

Caminábamos por los pasillos colmados de gente tomados de las manos con la intención de no perdernos, dimos vuelta a un pasillo con menos gente pero Fukase se negó a soltar mi mano.

-Emmm... ya puedes soltarme Fuka... -dije, me sujetaba con mucha fuerza, me estaba lastimando.

-N-n-no quiero... m-me gustan tus manos, s-son suaves -dijo tímidamente.

-M-me lastimas... -aclaré ya adolorida, justo la mano lastimada me tenía que estirar, él me soltó de inmediato y se disculpó amablemente.

-¡Flower! -exclamó un chico, el sólo escuchar su voz significaban problemas para mí- Justo la dama que estaba buscando ¿que hace una flor tan bella con una criatura de tan bajo nivel como él? -vio a Fukase de arriba a abajo como si le diera asco. Justo en el peor momento tenía que aparecer el mujeriego este, vaya molestia. Len me saludó con una dulce sonrisa lo que provocó la ira de Fukase, volví a sujetar su mano y respondí de la peor manera imaginable a su elogio, él se enfadó y siguió de largo, golpeando el hombro de Fukase a propósito con una mirada llena de furia. El pelirrojo suspiró y preguntó si él era alguno de los Romeos de los que le había hablado, asentí, no dijo nada más y se fue apretando los puños. Al ver que me había quedado sola decidí volver a mi habitación a cambiar mi ropa de educación física por el uniforme de todos los días. Estaba a punto de salir cuando mi celular vibró, desconocía el número pero el chico de la foto era definitivamente Fukase. Nos quedamos perdiendo el tiempo un rato hasta que él se ofreció a acompañarme al comedor para almorzar quejándose de que le rugía el estómago, acepté la invitación y salí de mi cuarto para encontrarme al pelirrojo esperando en la puerta con una sonrisa, él me tomó de la mano y me llevó al comedor donde nos sentamos a almorzar con Oliver y Piko.

-¡Fuka! ¿cómo demonios eres tan bueno en deportes? -preguntó Oliver- Yo no puedo más que caer al piso, con estilo, pero caer al piso.

-Me di cuenta, ni con tierra en la cara se te borra la sonrisa -agregó Piko.

-¿Discuten mucho? -me preguntó el pelirrojo, asentí, era de lo más común escuchar a Oliver diciendo tonterías y a Piko respondiendo de mala manera o con otra tontería- Flower -dijo tímidamente- abre la boca -casi al instante juntó un poco de mi puré de papas con su cuchara y me lo acercó a la boca, me encogí de hombros y acepté el alimento. En cuanto tragué el bocado y agradecí sentí unas miradas clavadas en mi nuca como cuchillos acompañadas de desagradables comentarios.

-Vaya mentirosa... seguro planea aprovecharse del pobre diablo y robarnos la oportunidad -dijo Una.

-Pero... si en verdad son pareja? -alcancé a oír de parte de Rana.

-Cállate Rana, no te dejamos juntarte con nosotras para que te pongas del lado de esos frikis -la regañó Neru.

-Esa debería ser YO, no la sabelotodo de las manos lastimadas...

-Ya verás Una, pronto tendrás al pelirrojo a tu merced y yo podré usarlo para llegar al trofeo de oro -volvió a hablar Miku.

-Y seremos el centro de atención de la escuela -dijo la rubia.
Intenté ignorar el cuchicheo a mis espaldas pero Fukase parecía molesto al escuchar dichas palabras, comía poco pero agarraba firmemente los cubiertos. Su charla no cesó en toda la tarde, tampoco se acercaron a demostrar el odio que me tenían el día de hoy hasta que era casi hora de dormir que, volviendo de jugar al póker con Oliver y Piko, Me topé con ellas, la líder del grupo, Miku, me miró con frialdad antes de que sus súbditas empezaran a inculparme y a fingir pena por Fukase.

-Mejor aprenden a guardarse sus palabras o juro cortarles la lengua trío de zorras.

Hablando del Rey de Roma, el mencionado salió de la nada con unas largas y filosas tijeras y un brillo extraño en sus opacos ojos rojos, todas las chicas cerraron la boca asustadas y se retiraron rápidamente, la razón de su miedo se me acercó y revolvió mis largos cabellos dulcemente.

-Así dejarán de molestar a la genio del curso.

-Y me preocupa que vayas a hacer con esa cosa -dije viendo su mano con la cual sostenía el objeto.

-Tranquila, sólo estaba cortando cartón para hacer algo cuando una parte de mí me dijo que podrías estar en problemas -su expresión serena era contagiosa pero como giraba las tijeras me mantenía intranquila. Le pedí que dejara de jugar con eso y él la guardó en su bolsillo con el filo hacia afuera.- ¿Quieres pasar? -ofrecí señalando mi puerta unos pasos más adelante, su sonrisa se ensanchó y aceptó la invitación con mucho gusto. Entré después de él y dejé la puerta semi-abierta, él miraba mi desastroso cuarto lleno de curiosidad, las hojas y libros apilados en el escritorio eran algo que cualquiera esperaría de un buen estudiante pero le pareció curioso que tuviera un libro de matemática avanzada oculto entre las almohadas y una novela de misterio de posavasos. Le dije que esperara un momento y abrí el cajón de la cómoda en busca del jarro que mantenía lleno de galletas por si me daba hambre durante la noche, lo saqué y le ofrecí una con chispas de chocolate pidiendo que no me llenara de migas la cama.- Flower... ¿por qué eres tan amable con alguien como yo? -lo escuché susurrar, tenía la galleta en sus manos pero no le había dado ni un mordisco, sólo la veía en silencio,- porque somos amigos -mentí, no quería que malinterpretara la verdadera razón por la que había aceptado su primera invitación y había pasado más tiempo con él que con los otros dos los últimos días, eso quizá mandaría nuestro plan por la borda. No volvió a hablar, nos quedamos viendo una película para perder el tiempo pero Fukase sólo abrió la boca para comer la galleta y para despedirse. Esta noche no me invitó a hablar en el sauce, tampoco pude dormir, sentía que había hecho algo mal y la culpa no me dejó descansar pero... buscar a alguien como él no es malo ¿o si?

Mía y de Nadie Más <<Flokase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora