CHAPTER 4

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Me levanté, me vestí y bajé con Piko a desayunar, Fukase no estaba por ningún lado y Oliver estaba preocupado buscándolo, esta escuela está cerca del campo por lo que es enorme y hay dormitorios para que los que viven en el centro de la ciudad, como yo, puedan descansar y hacer sus tareas allí en lugar de ir más de media hora en auto hasta su casa, también hay clases especiales para aquellos que quieran estudiar algo aparte, con esta información seguro se harán idea también de lo costosa que es la cuota a pagar para estar en la mejor escuela de la ciudad, razón por la cual hay muchos estudiantes que están un año nada más.

—¡Flower! ¿me escuchaste? Es obvio que no, para qué me gasté en contarte todo... —olvidé que Piko me había pedido para desayunar juntos por una razón.

—Lo siento abuelo, no dormí bien anoche...

—Pensé que ya no necesitabas las pastillas.

—No las necesito es sólo que... —suspiré— Fukase me preguntó algo anoche y creo que mi respuesta no le gustó, tal vez esté perdido por eso.

—Lo dudo —respondió Piko— Si es quien creemos que es entonces debe andar dando vueltas por otra cosa.

—Pero... ¿cómo un estudiante de secundaria podría haber hecho tal cosa? —pregunté algo preocupada, no creo que el tímido y callado de Fukase tenga que ver con eso pero tampoco creo que sea algo desconocido para él.

—No lo sé... —dijo antes de llevarse una cucharada de cereal a la boca— se le parece mucho, al menos pariente de él tiene que ser.

—Estoy p-una voz aguda gritó nuestros nombres desde las viejas puertas del comedor, el rubio seguido de Fukase entraron al enorme salón y se sentaron en la misma mesa que nosotros.

—Miren a quién encontré dando vueltas por el jardín... —canturreó Oliver— aunque no sé cómo se pudo hacerse esos cortes en las manos —dijo levantando la mano derecha del pelirrojo, estaba vendada y las vendas llenas de manchas rojas, parecía como si hubiera limpiado vidrio con las manos.

—Tampoco es como si te importara —respondió cortante.

—¡Sí me importa! Eres mi amigo y quiero saber la razón por la cual tienes tantos cortes, casi parece como si te los hubieras hecho tú solo.

—¿Y qué si me los hice? ¿viajarás al pasado y evitarás que me los haga? ¿acaso sabes con seguridad que me los hice yo siquiera? —Fukase hablaba con su ronca voz, el tono que usaba para dirigirse a Oliver y su expresión con sus ojos vacíos acabaron por asustarlo al punto de hacerlo llorar, abracé al rubio para calmarlo y le pedí a Fukase que se disculpara, él sólo se levantó y se retiró sin decir nada más.— Flower... ¿podemos hablar en mi cuarto...? E-es importante... —dijo el menor cuando estuvo más calmado, Piko y yo sabíamos la razón por la que Oliver andaba siempre cerca de Fukase y era tan infantil pero nunca la mencionábamos por petición suya, sino ya se lo hubiéramos explicado a Fukase y nos habríamos ahorrado esto. Nos levantamos de la mesa y acompañamos al llorón a su habitación.

—F-fukase... yo... lo vi con unas tijeras, su mano y camiseta estaban llenos de sangre así que le presté mi abrigo para ocultar la mancha y le vendé la mano pero... Miku también estaba... p-p-parecía triste.

—¿Qué? ¿Miku estaba triste? Eso me preocupa más que el pelirrojo con las tijeras —dijo Piko, Miku nunca bajaba la cabeza en frente de nadie, ni siquiera estando triste, algo debió haber hecho Fukase para que estuviera así.

—Y-y-y-yo... t-t-tengo miedo... ¿Y si es peligroso estar con él...?

—Tranquilo pequeño, nosotros te cuidamos la espalda, has hecho mucho por nosotros hasta ahora y aguantado mucho cosas como la de hace rato —lo consolé— ahora... ¿puedes sonreír como siempre? —él levantó su cabeza para verme a los ojos y sonrió, Piko también sonrió al ver a Oliver más tranquilo y revolvió sus cabellos dorados. Era jueves por lo que teníamos la mañana libre y podíamos andar por toda la escuela menos los salones y el comedor, los tres aprovechamos y fuimos a nuestro lugar bajo el sauce llorón a jugar a las cartas y, para animar a Oliver, al ajedrez. Después de clases Fukase salió del salón en busca del curso de Oliver, me picó la curiosidad así que los seguí, se estaba disculpando por haber sido tan agresivo, Oliver se sorprendió al ver que el pelirrojo estaba haciendo reverencias por una estupidez como esa y lo perdonó enseguida para que Rana y las otras chicas de las que Oliver era "amigo" dejaran de verlo de reojo con esas sonrisas pícaras. Él se reincorporó y me vio en la puerta de un salón en el que no tenía ningún asunto, con sus opacos ojos fijos en mí sonrió, se despidió de Oliver y las chicas a su alrededor y volvió conmigo a nuestro salón para una muy aburrida clase de física. En los recreos estuvo desaparecido otra vez y cuando finalmente lo vimos a la noche, caminando en dirección a los dormitorios de los chicos, se veía más alegre de lo usual, su sonrisa torcida y ojos muertos hacían que los otros varones que pasaban por el pasillo mantuvieran distancia, expresión que no cambió ni cuando conversamos esa noche bajo la cortina del sauce llorón.

Esta noche tampoco pude dormir.

Mía y de Nadie Más <<Flokase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora