CHAPTER 18

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Fukase, al oír de su madre, lloró en silencio, sus lágrimas se deslizaron rápidamente por su mejilla, recorriendo todas el mismo camino, hasta que logró relajarse. Tiempo después, Fukase entró a la casa y salió con ropa en buen estado.

—Gracias por ser mis amigos... —afirmó con una sonrisa, me atrapó en sus brazos y susurró— ¿todavía me amas? —yo sonreí en respuesta y planté un beso en su deformada mejilla para alegrarlo un poco.

—Bueno Fuka, vete de fiesta con tu novia y tu amiguito. A no ser que vayas a llevar a esta vieja solterona contigo —rió la rubia mientras le daba golpecitos en la espalda a quien trataba como hijo suyo. Fukase permaneció todo el camino a la estación de bus pegado a mí, realmente se hallaba en un estado delicado después la "historia" que contó Sora, no me importaba que se comportara como un niño conmigo en ocasiones pero a Oliver parecía molestarle ser dejado de lado, le pedí a Fukase que dejara de estar triste por el pasado pero él permaneció callado, también lo empujé ligeramente pero no se movió. Luego se me ocurrió, podíamos ir al café favorito de Oliver, de ese modo él tendría la atención deseada pero sin separarme de Fukase.

Nada más llegar Oliver se sentó junto a la ventana, en su mesa favorita, Fukase me siguió de cerca hasta la mesa y al sentarnos él sujetó mi brazo con fuerza, la mesera no nos prestó mucha atención luego de ver el rostro pálido de Fuka al ofrecerle un menú.

—Oliver ¿me veo muy enfermo? —preguntó algo preocupado por la reacción de la chica, él se aclaró la garganta.

—No es porque te veas enfermo, todavía lo estás, si a eso le sumas tus sacos de papas bajo los ojos en compota que te quedaron y que hasta un muerto tiene más color que tú... no te ves como alguien saludable en lo absoluto, más pareces un monstruo —el agarre de Fukase se debilitó al mismo tiempo que bajó la cabeza. Oliver suspiró y sorprendió a un par de clientes al golpear su cabeza contra la mesa— Que te veas como un monstruo no significa que no te queramos así... ¿acaso no te diste cuenta que Flower es tu novia? ¡Flo-wer! Ella es un ángel, uno muy cool e inteligente. También le agradas al puto de Piko, ese hijo de perra no quiere a nadie, mucho menos si anda tras su hermanita... ¡¡Me tienes a mí!! ¡¿acaso no es mi amor no homo todo lo que se necesita para ser feliz?! —como se esperaba de Oliver, fue capaz de alegrar a Fukase a su manera, interrumpiendo la paz de los demás clientes en el proceso. Luego de un rato Fukase se veía igual que siempre, con esa sonrisa nerviosa que preocupaba a muchos y nos alegraba a nosotros dibujada en el rostro mientras me lanzaba piropos cada vez que tenía oportunidad e ignoraba a propósito las estupideces de Oliver como hacer burbujas en el café con una pajita. Nuestra siguiente parada fue la casa de Oliver; iríamos a la mía pero como una vez al mes íbamos a casa Piko y yo en lugar de turnarnos pensamos que esa fecha, el fin de semana siguiente, Fukase fuera a casa para que mamá y papá los conocieran; nada más entrar en la elegante casa de los Finch, la rubia madre del chico nos recibió con un sencillo apretón de manos, parecía ocupada por lo que no le tomamos mucha importancia a sus palabras, excepto Oliver, quien gritó a todo pulmón que prefería morir a escuchar sobre sus amantes a su "puta" madre y corrió a su habitación seguido de nosotros.

—Esa zorra... ¿por qué diablos disfraza el que se va a casar con el tipo con el que cogía todas las putas noches para sacarle la pasta diciendo que me consiguió un nuevo papá? ¡Papi es único maldita perra! Por qué la custodia la debías ganar tú zorra estúpida ladrona y...

—Tranquilo niño... creo que se te escaparon los cuernos... y la cola y las alas... —bromeó Fukase en un tonto intento de imitar su forma de calmar a la gente.

—Lo siento... es sólo que... papá nos quería mucho y trabajaba mucho para hacernos felices, a veces lo oía hablando con mamá y decía que su jefe lo trataba mal seguido... pero trabajaba duro igual y nos daba todos los gustos a mamá y a mí...

—Pero ella se aburrió de él y lo dejó sin nada inventando un supuesto abuso... —completé, él se levantó y se encerró en su armario como cada vez que se acordaba de dicho suceso. Su madre era un encanto a simple vista, una mujer divorciada que trabajaba como maestra en un jardín de niños para mantener su casa y darle algunos gustos a su hijo que sufrió abuso por parte de su padre una vez, aunque la realidad era completamente opuesta, esa mujer que ahora cantaba en la cocina era la verdadera responsable de que Oliver fuera golpeado, gracias a ello ella tuvo una buena razón para divorciarse y se llevó lo que deseaba, incluyendo a Oliver, para irse con su amante a intentar sacarle dinero, lo que nos devuelve a la situación de ahora.

—Oliver~ ¿eso significa que te pisotean igual que a mí...? A ti te usa tu madre para hacer dinero... a mí me usa mi viejo como saco de boxeo y se descarga por mí... ¿no crees que ambos sufrimos igual~? —canturreaba Fukase contra la puerta del armario al mismo tiempo que la golpeaba, se podía oír las hojas de un libro siendo rasgadas lentamente en el interior, Oliver había tomado la costumbre de romper cualquier cosa que recibió de su madre cuando estaba molesto. Fukase empezó a tocar la puerta con violencia— Oliver~ abre... vamos a deshacernos de tu madre... —canturreó en un tono más desesperado, quizá el encontrar tal similitud entre su vida y la de Oliver despertó algo en él. La puerta se abrió un poco.

—¿Te desharías de ella por tu Dios...? —la amplia sonrisa de Fukase hablaba sola.

Mía y de Nadie Más <<Flokase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora