CHAPTER 14

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Fukase se levantó con dificultad, empujando con desagrado el cuerpo de Kagamine. Cuando por fin se deshizo del mismo se quedó en silencio, exigiendo una respuesta con su inerte mirada, solté el arma homicida y me dejé caer sobre mis rodillas. No podía ser verdad... Yo... una buena alumna y tranquila compañera, con una vida poco fuera de lo común... asesiné a alguien. Cuanto más lo pensaba más borroso se volvía todo, al final no resistí mucho más y me desplomé.

Fukase POV:

Mi bella flor...
Mató...
Por mí...
Mi amada Flower me salvó... lo menos que puedo hacer es llevarla de regreso a su cama para que tenga dulces sueños, sin embargo, no puedo abandonar un cadáver junto al arma que tiene las huellas de Flower, eso pondría en peligro a mi bello ángel. Tanto que hice para estar juntos y ahora te debo mi vida... ¿quién podría imaginar una pareja más perfecta? Opté por recostar a Flower contra la pared por ahora, si nadie la ve no será ningún problema. Ahora iniciaba la parte divertida de mi trabajo, mutilar a la víctima, sería más divertido si tuviera vida pero dudo que Flower pudiera soportar ver algo tan cruel hacia uno de los suyos, incluso si de Len hablamos. Con el pequeño cuchillo de mi navaja me las tuve que arreglar para cortar los dedos y arrojarlos al fuego, si esto ya es difícil me pregunto cómo haré para cortar sus extremidades... ¡Ah! ¿Y si sólo quito la carne del hueso? ¡Soy un genio!

Me deshice de las manos y pies del rubio y comencé a pelar los brazos con un gran tajo en el interior del codo, la sangre brotaba a borbotones, llegando el charco a manchar las medias blancas de mi bella flor, parecía descansar pacíficamente a pesar de que el charco en el que el cadáver de Len y yo nos bañamos estuviera manchando su ropa permanentemente, para evitar que esto continuara abracé a la bella durmiente y la llevé al invernadero, el silencio de allí se acababa donde se escucharan mis pasos. La ropa de Flower quedó manchada de sangre por haber estado en contacto con la mía, su cara, en cambio, seguía limpia y pálida, hermosa como la de una muñeca de porcelana; la acosté en la banca bajo el manzano cuidadosamente, sus manos vendadas sosteniendo un par de flores que corté para ella, margaritas, puras como el alma de la princesa que se manchó las manos por mí, un simple idiota que no merece el honor de estar acompañado de tal belleza.
Al volver el cadáver estaba teñido de rojo, al ya no tener vida la hemorragia no se detendría hasta vaciar el cuerpo, me senté junto al brazo con el que había iniciado y comencé a cortar fetas de carne, se sentía como pelar mandioca, sólo que sí podría alimentar al perro de mi padre con esto, de no ser porque ya había muerto de inanición hace semanas. En cuanto el húmero quedó casi totalmente expuesto lo arranqué de su lugar y arrojé la extremidad al incinerador, con toda la carne que había cortado podría servirme la mejor hamburguesa del mundo, me prepararía un plato más elegante si supiera cómo...

Y si...

No, Flower lo notaría y quedaría loca.

A no ser que ella no coma.

Me apresuré a cortar la piel y arrojarla al fuego para quedarme sólo con la carne y el músculo de Kagamine, junté lo que pude, tiré el resto y me colé en el comedor. Recuerdo la última vez que me castigaron, tenía tanta hambre que me vi obligado a comer la piel de mis dedos hasta hacerlos sangrar, era igual a morderme las uñas, no creo que sea muy distinto darles a mis compañeros carne humana y hacerles creer que es carne bovina o porcina.

—Te digo que él no es tan malo, lo he visto con esa rarita del fondo, con ella y su grupo es un ángel caído, te lo juro como que Len es un mujeriego —oí decir, probablemente eran un par de amigas ingenuas y tontas que venían a asaltar la cocina en busca de algo que comer, bajé la temperatura y me encerré en el congelador, un movimiento suicida pero era la única opción que tenía, no podía sumar víctimas al historial o ya sería demasiado sospechoso.

—¿Encontraste algo? —preguntó una voz aguda, me recordaba a la de la rubia que adora usar ropa negra.

—Nada aún, quizá haya helado en el congelador —una figura femenina, de cabello corto y bastante pequeña pasó frente a mi escondite caminando con pantuflas azules llenas de bordados de diamantes, caminaba elegantemente por el congelador, revisando cada estante y caja.— M-mayu... creo que querrás ver esto... —la rubia de puntas multicolor se acercó a donde estaba su compañera, ambas donde dejé la carne fresca. — Seguro la cocinera la dejó hace un rato y por eso está así —supuso su compañera, la menor le echó un último vistazo antes de que ambas abandonaran el congelador y cerraran la puerta con seguro, dejándome en la helada habitación, tenía mi celular pero este estaba a punto de morir así que debía ser rápido, le envié un mensaje corto y directo al pequeño rubio, él contestó pero mi celular se apagó antes de que pudiera leerlo, sólo podía sentarme ahí y tener fe en el niño malcriado. Unos golpes fuertes en la puerta me despertaron, el frío me daba sueño pero si dormía era más probable que me diera hipotermia así que estaba en una lucha por no asegurar mi muerte.

—Fuka... ¿sigues vivo? —Oliver se quedó un rato parado en la puerta, no sabía que me había escondido. Me arrastré fuera de mi escondite detrás de la carne y pedí ayuda al rubio para levantarme, mis piernas temblaban como las de un ciervo recién nacido y mi ropa estaba húmeda, quizá Flower... ¡DIABLOS! Dejé a Flower en el invernadero, seguro ya despertó y está preocupada. Me safé de los brazos del rubio y corrí hasta el lugar donde Flower descansaba pacíficamente, una hermosa flor rodeada de otras inferiores que no podían mas que verla desde lejos, me senté a su lado y dejé reposar su cabeza en mi hombro y sus piernas en mi regazo para así levantarla y llevarla a dormir, no la dejaré entre tantas flores envidiosas mientras hago limpieza.

♡N/A♡
No puedo ni conmigo, necesito un descanso de vivir.

No publicaré nada hasta que apruebe todas o me las lleve a marzo

Mía y de Nadie Más <<Flokase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora