Capítulo 5

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Un mes después...

Voy a volverme loca.

La mayoría de las personas, cuando salen de su trabajo, lo hacen para encontrar algo mejor, por recomendación o porque simplemente cerraste el ciclo en ese lugar y ya no soportas seguir ahí.

En cada uno de ellos dejas la mitad de tus conocimientos y algunas veces, hasta tu corazón.

Yo no soy una excepción.

Dejé mi corazón en la empresa de arquitectura del señor Müller. Mis conocimientos fueron siempre valorados y después de mucho esfuerzo, me llamaron a trabajar a otro lugar.

Me destaqué entre las mejores.

En la compañía de mi esposo ausente, no he tenido la oportunidad de ayudar a nadie, pero me esfuerzo lo suficiente por estar aquí. Para mi jefe, puede que sea buena haciendo mi trabajo, pero en la mayoría de las ocasiones me hace sentir que mi trabajo es malo.

Nunca recibí señalamientos por ser la esposa del dueño de la compañía y como su esposa en secreto, he tenido que ocultar muchas cosas. Debo guardar la compostura aunque por dentro esté por estallar. Aprendí a morderme la lengua cuando muero por decirle muchas cosas. He aprendido a fingir una sonrisa cuando por dentro estaba por reventar de la rabia.

Soy hasta un ejemplo para los demás empleados cuando nadie era un ejemplo para mí. La única amiga que he hecho en esta compañía ha sido Tina. Ella me ha dado mucho y se convirtió en mi salvación en este lugar.

Aquí parece que hablarme, es un problema.

«En mi otro trabajo me querían y aquí ni me tragan», pensé indignada.

No me considero alguien especial y mucho menos creo ser mejor que los demás.

No soy la mejor empleada que existe en el mundo, pero estoy dando lo mejor de mí para no caer en el abismo laboral.

—Daphne... —escucho el llamado de Tina, miro sus ojos llenos de angustia, que me hacen preocupar—. Por favor, ¿dime qué recuerdas que esta noche era la cena con los rusos?

¿Cenar con los rusos?

Reviso la agenda de mi esposo ausente, buscando alguna reunión pautada para hoy, pero no hay absolutamente nada importante para esta noche. Además, mi querido jefe no me habla desde la llamada que me hizo hace varias noches atrás, para recordarme que era mi esposo. Para él, si hermosa esposa, o sea yo, no existe.

—No lo sé, pero en su agenda no tiene ninguna reunión o cena con nadie importante esta noche —respondo dudosa, ella pasa sus manos por su cabello nerviosa y sus ojos se llenan de miedo—. ¿Qué pasó con esa reunión? No te calles ahora, Tina.

Dime si era algo crucial para poder ayudarte.

—Es un cierre de negocios —habla en un hilo de voz, le hago señas animándola a continuar—. La persona con quién tenía una reunión hoy es una de las personas más influyentes en Rusia. Hacer negocios con ellos, es abrirte paso en el mundo de la medicina, pero al parecer, al señor se le ha olvidado que debía ir hoy para allá.

La miro sorprendida por la información y pongo mi mano sobre la de ella intentando darle fortaleza.

—Iré yo en el lugar de mi jefe para hacerle frente a esas personas —respondo, llega Stewart al piso de la oficina dónde nos encontrábamos.

—He buscado a Günther, pero no está en ningún lado. Creo que primero deberíamos dar con él mientras otras personas se van encargando de los rusos —recomienda, viéndonos a los ojos.

Ámame si te atreves, jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora