Capítulo 16

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Nunca olvides que entre cielo y tierra no hay nada oculto.

Ivan.

He sido amigo del alemán por muchos años y aunque hemos tenido muchos problemas, por nuestras diferencias y personalidades confusas, igualmente, contamos uno con el otro. Una de las primeras personas que me apoyó cuando decidí tomar una profesión diferente.

¿Mis padres? Bien, gracias por preguntar. No he tenido mala relación con ellos y aunque están muy orgullosos de mí por todos mis logros en mi carrera de futbolista, no han estado muy felices con mis decisiones.

Mantener mi relación con Tina en secreto con ellos, fue una mala elección. Guardé mis sentimientos por ella por mucho tiempo hasta que mi madre se enteró y tuve que presentarla a la familia. No se llevan mal, pero era muy pronto para que diéramos el paso de casarnos.

No estábamos listos y éramos muy jóvenes para dar ese paso.

—¿Tenías que mantener su relación en secreto? —suspiró, viéndome seriamente—. Mira, Tina es muy bonita, solo que no es rubia, pero no puedes esperar a que ella esté feliz, cuando la ocultas de todo el mundo.

—Hermano, somos jóvenes y estoy en ascenso en mi profesión —él alza una ceja para verme con incredulidad—. Ella estuvo de acuerdo en esto, pero ahora no me quiere ver, porque mis padres quieren compartir con ella, y no quiero que se vea involucrada en mi familia. Sabes perfectamente cómo son los reporteros y lo mucho que nos vemos destruidos por ellos.

—¿Pero no podías solo mantenerla en secreto con los medios? Tu familia no es mala y se han mantenido al margen del radar tóxico —me señala al fondo del restaurante, miro hacia el lugar y hay un reportero—. Nosotros somos sus blancos preferidos, pero información de nuestra familia no tienen. Saben quienes son, pero eso es todo.

—Bueno, pero lo que pasa es que... —no logro terminar de decir nada, porque llegan con la comida a la mesa.

Esa conversación siempre llega en el peor momento y cuando menos lo esperamos, pero no tenemos espacio para hablar... tampoco nos importa, pero igualmente, siempre termina así. Nunca tiene fin y nunca logramos cerrar ese tema.

Miro al alemán concentrado viendo su laptop, ignorando que estoy en su oficina. Tenemos un almuerzo juntos después de la sesión de fotos. Fuimos llamados por una revista local, para una breve entrevista, como las personas más influyentes de Alemania.

—Yo no quiero hacer esa entrevista. No estoy de humor y solo quiero que mi asistente me traiga el almuerzo —escupe con odio mientras levanta la vista para verme—. No tengo tiempo para estar tomándome fotos, ni estar hablando sobre mi vida como empresario o mi vida personal. No quería tomar esa entrevista, pero por estar haciéndole caso a Gaby, me veo envuelto en esto. ¿No podíamos tomar fotos viejas para eso?

¿No tienes tiempo para eso y no estás de humor? Pero nunca lo estás, sinceramente.

—Hermano, pero tú nunca estás feliz —me da una mirada asesina, haciéndome reír—. ¿Por qué no estás de humor ahora? Cuando hablamos por teléfono parecías bastante normal. Perdona, pero pareces más humano estos días.

Hace una mueca de desagrado, sí, ya sé por dónde viene y debo decir que le agradezco la humanidad de Günther.

—Ivan, es que es Daphne —finjo estar sorprendido—. Por idiota es que nadie te quiere. Solo Tina y todavía sigue molesta porque la mantienes en secreto hasta de las sombras.

—Ella aceptó esa situación y déjame decirte que tú no tienes como reclamarme, hermano —me mira con confusión—. Ah, se te olvidó... Bueno, por lo menos yo me aparecí en la boda.

Ámame si te atreves, jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora