No se debe confiar en nadie.
Vamos a destruir a la parejita.
Berlín-Alemania.
Muchas veces creemos que conocemos a todos los que están a nuestro alrededor. Podemos entablar una amistad y pensar que con los años transcurridos, hemos hecho buenos lazos, o simplemente convivir con alguien una semana y conocerla como la palma de tu mano.
Viví plenamente mi adolescencia y mi juventud. Siempre me sentí una persona plena y realizada. Jamás llegué a dudar de mis habilidades a la hora de hacer algo. Mi familia me dio todo lo que pudo y llegué a donde estoy hoy, por cuenta propia.
Jamás recibí ayuda de un tercero y tampoco me hizo falta.
Conocí a Günther cuando éramos jóvenes, debo aclarar que él siempre ha sido un hombre bastante cerrado de mente. Intenté hacer amistad con él por muchos años, pero algunas veces eran fallidos.
Llegaba a frustrarme por tener que luchar día a día para que me mirara.
Odié a la imbécil de Daphne desde que llegó a la compañía. Ella es una mujer mosquita muerta. Cree sabérselas todas y le gusta hacerse la santa frente a quien sea. Me saca de mis casillas, escucharla hablar. Tiene una voz desagradable y tan chillona, que me da náuseas.
Daphne me resulta nauseabunda.
Me costó un poco ganarme su confianza, pero nada que una amistosa sonrisa y una muy fingida amabilidad no funcionen. No confió en ella, no creo que sea tan ingenuamente ridícula como lo aparenta y mucho menos creo que sea amable.
He decidido tomar las riendas del asunto después de mantener una paz interior que no merecía. Me resulta agotador seguir buscándole defectos, pero no veo problema ahora que sé que puedo acorralarla... esa mujer no debió aparecer en la empresa y mucho menos en la vida de Günther.
Sinceramente no debió aparecer jamás, pero ya no se puede hacer nada ni volver atrás. Ella ya está aquí y por lo visto no se quiere marchar.
—Buenas tardes, he venido porque me ha mandado a llamar —me saluda mi espía, después de entrar a su despacho—. Me disculpo por llegar tan tarde, pero es que había tráfico. ¿En qué puedo ayudarle? —pregunta, con una sonrisa amable.
—No se puede hacer nada con el tráfico de Berlín. Lo importante es que llegaste y estás dispuesto a servirme —me acomodo en la silla de mi escritorio—. He visto lo bien que se porta Daphne, al parecer todo el mundo la quiere en esa compañía. No me siento muy a gusto que digamos con esa situación —me quejo, mientras termino de leer unos documentos.
—¿Hay algún problema con la señorita Daphe? —cuestiona sin titubear—. No comprendo que puede estar haciendo mal, porque se lleva bien con el señor Anton y el señor Günther.
—Ella es una manipuladora que sabe cómo manejar a los hombres. Se le nota por encima lo arribista que es y lo que está buscando. Si ella no hubiese llegado a la empresa, las cosas no estarían así, a punto de volverse todo patas arriba —hablo con resignación.
—Entiendo, pero eso quiere decir que la chica seguirá siendo un problema más adelante —le doy los documentos que antes estaba revisando—. Debe tener en cuenta que si se mete con ella, probablemente salgan sus protectores a defenderla. ¿Eso estará bien para usted? —me pregunta, sin ningún tipo de problema.
Lo he contratado por la simple razón de que me parecía la persona más leal a mí y la más profesional.
—No veo problema porque si sus protectores salen a la luz, yo sacaré la información que tengo sobre ella y Günther —respondo con calma—. De verdad que si ella no hubiese aparecido en nuestras vidas, estas cosas no estarían sucediendo. Prácticamente es su culpa. Además, ellas rompen los estereotipos junto a Tina, al no ser rubias y eso es cada vez más molesto.
Lo veo alzar una ceja, cosa que me hace molestar también.
Las personas se buscan sus propios finales.
—¿Va a hacerle daño a la señorita Daphne? —me pregunta con seriedad—. Le diré esto por la simple razón de que sus planes se pueden ver truncados. Ella está allá siendo feliz, tiene amigos, trabajo y todo lo que hace, ella lo hace bien. De hecho la felicitan porque trabaja muy duro y todo lo cumple al pie de la letra.
Me levanto de la silla y golpeo el escritorio con mis puños, sonrío internamente por el efecto que he causado en él.
Hay una pizca de miedo...
—¡Esa bastarda no puede ser feliz! Ella es una idiota mosquita muerta que cree que con esa actitud de estúpida llegara muy lejos —espeta con odio—. Investiga más Daphne y que la información llegue a sus manos cuando ella esté en la oficina —asiente a mi orden y espera a que vuelva a hablar—. En unos meses es el cumpleaños de Günther, creo que será el lugar perfecto para darle una increíble sorpresa a los dos —asiente a lo que digo—. Lee lo que te di, se encuentra firmado y cumplirás con cada una de las órdenes que te puse en esa lista. No quiero fallos esta vez.
—Como usted ordene. Por cierto, aquí está el informe de lo que encontré sobre la señorita Daphe y el señor Günther —me entrega unos papeles y se va de la oficina.
Suspiro y empiezo a ojear lo que me dio mi espía.
Ah, es tan largo que me da pereza leerlo.
Confidencial.
Información personal.
Nombre: Günther Schwarzgruber.
País de nacimiento: Hamburgo, Alemania.
Ocupación actual: CEO de Schwarzgruber Company.
Edad: 33 años.
Estado civil: Casado.
Vida privada: Hijo único de una familia de alemanes. Padres nobles y muy queridos en la sociedad de arquitectos por la trayectoria de su padre. Las personas lo consideran un hombre bastante frío y calculador.
Vida amorosa: Estuvo en una relación intermitente con una joven que murió de cáncer hace algunos años. De acuerdo a lo que se investigó, la chica perdió al bebé con varios meses avanzados. La chica está enterrada en un cementerio familiar en Rusia junto a su hija. Hace dos años contrajo matrimonio en secreto con Daphne Weber, se dice que enviaron a sustitutos a su boda para que no se infiltraran ningún tipo de fotos a los medios, pero se sospecha que ellos hayan hecho un matrimonio fraudulento y por esa razón, no quieren que salga ninguna información de ellos, para evitar manchar la imagen de Schwarzgruber.
Me empiezo a reír.
—Vaya, vaya, pero qué sorpresa tan agradable me estoy encontrando hoy —alzo mi ceja y me cruzo de brazos—. Yo decía que ella era una mosquita muerta, pero terminó siendo la mayor de las arpías que conozco —las carcajadas que me daba cada vez que leía más, me estaban matando de la risa.
Ya sé cómo la voy a manipular.
[...]
\o/
Tenemos un infiltrado o infiltrada en el círculo de estos nuevos esposos😱😱
¿Quién será que es tan cruel con la pobre parejita? 😨
Hable como una viejita xD
Que tengan bonita semana ʕʘ̅͜ʘ̅ʔ
Si llegaste hasta aquí muchas gracias por tu apoyo. Recuerda regalarme un comentario o votar.
Nos leemos pronto ✌👋👋
ESTÁS LEYENDO
Ámame si te atreves, jefe
RomantizmLibro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos haga amarlo hasta ir ascendiendo con esfuerzo y completa dedicación, pero no todo puede ser tan simple en esta vida. Sería demasiado fácil si t...