Ámame si te atreves, jefe

Capítulo 21

Voy a creer que es el karma...

Daphne.

Es difícil vivir en un mundo que te pide que cambies, que seas mejor persona y trates de dar lo mejor de ti, para ir avanzando hacia un lugar mejor. Creo que estoy pagando lo que hice en mi vida pasada. Actualmente, me cuesta aceptar mis errores y por esa razón, el karma me recuerda que probablemente, debo seguir pagando por algo. Yo soy el vivo ejemplo de ello. Estoy bien, o mejor dicho, intentando solucionar los problemas con Günther y sus cosas extrañas, pero...

¿Se dan cuenta de que siempre algo empaña la buena voluntad? Esta vez, los problemas con Leah, son cada día peores. Honestamente no sé qué fue lo que le hice. Ella lo único que sabe hacer cuando me ve, es discutir o intentar hacerme sentir mal.

No la odio, pero me hace sentir mucha rabia, porque se cree mejor que todo el mundo y la dueña de la compañía.

Eso último es culpa de Günther, por no ponerle límites.

En la empresa se dieron cuenta de la actitud extraña que tiene Leah hacía conmigo. Es grosera, le falta el respeto a todos mis compañeros y nadie puede decir nada por qué le tienen miedo. Temen que sea la novia de él y los vayan a despedir. Siempre está molesta, estresada y resulta incómodo, ya que la persona que se lleva los problemas más grandes, soy yo.

Han pasado varios días desde que Albert salió a otro lado. Casualmente, Albert estuvo en contacto conmigo seguido, pero después desapareció y no volví a saber de él. Lo último que pude decirle fue que habían pospuesto nuevamente mi graduación porque el decano de la universidad, se había enfermado.

—¿Peleaste con Günther? —pregunta Tina, viéndome enojada—. No tienes buena cara y estoy segura de que la única persona que saca lo peor de ti, es nuestro jefe.

Le doy una risita de lado y ella se acerca con su silla a mi escritorio.

Es hora del chisme.

Me giro hacia ella, cruzando mis piernas.

—Es la supuesta novia del jefe —me da una mirada comprensiva—. Apareció ayer para decirme un sin fin de insultos y cosas sin sentido. Ella insiste en que soy una zorra y que la compañía pronto me despedirá —dirijo la mirada hacia su almuerzo.

¿Acaso discutió con Ivan? Es la primera vez que la veo desde que él está de permiso por su lesión, que come aquí.

—Escuché de Gaby que al parecer le suspendieron todo tipo de ayuda económica. No hay préstamos ni nada que ofrecerle —ella me ve seria mientras señala su comida—. Ivan se fue a una sesión de fotos deportiva. Él es la imagen de la compañía y Günther quiere atraer a inversionistas del área de deportes —me sonríe—. Te juro que no quería que se fuera, pero sabes qué Jumper no entiende de razones. Así que estoy comiendo sola, después de tanto tiempo.

No quería entrar en detalles, pero Günther no me comentó nada sobre la salida de Ivan, y tampoco en la agenda había algún tipo de trabajo de lo que Tina decía.

—Bueno, lo importante es que se le negaron todos los préstamos que ella pretendía sacar —una enorme sonrisa aparece en su rostro, de verdad no puedo decirle nada sobre Ivan—. Lo que te iba a comentar era que, al parecer, hay unas personas en recepción preguntando por ti —frunzo el ceño porque nadie sabe sobre mi empleo aquí y es un poco extraño que vengan a buscarme—. Si van a hacer una película porno avísenme, siempre he querido filmar ese tipo de películas —coloca su dedo índice en su boca—. Solo no le digas a Iván. Somos unas bestias salvajes.

—De eso no me queda la menor duda.

Empezamos a reír a carcajadas por sus locuras. De verdad la considero parte de mi familia. Me hace sentir especial y quererla con facilidad.