Daphne...
Esto es insólito y no entiendo cómo pudo hacerme esto. Se suponía que nos respetábamos el espacio personal, pero no le importó ni un poquito que me estaba invadiendo mi paz mental.
Lo odio... lo odio... Lo odio con todas mis fuerzas.
¿Cómo se le ocurre besarme así? O sea, besa tan increíble que debería dedicarse a eso solamente. Mi corazón todavía está latiendo como un loco y todo mi ser no protesta por haber besado esos labios...
¡Esos son besos moja bragas!
—Daphne, ¿estás bien? —pregunta Tina, cuando llega al baño, ella tenía ojos de preocupación por verme tan alterada.
Claro, amiga. Estoy bien, solo que mi corazón se va a confundir ahora y no quiero eso.
—¿Te parece que está bien? —le responde con una pregunta, Gaby—. Oye, que te hizo el ogro que llevan por jefe. Puedo ir a ponerlo en su lugar ahora mismo para que te respete —me asegura molesta.
Empiezo a reírme y me sostengo del lavamanos para no caerme. ¿Qué le puedo decir a ella?
—Sé qué han tenido problemas últimamente, pero creo que ustedes pueden llegar a tener una tregua para vivir mejor en la oficina —propone, ella es la única que no sabe que estoy casada con él—. Que lo hago polvo junto a Ivan. ¡Promesa de jefes! —me da una sonrisa a modo de apoyo, pero no es suficiente.
—Las cosas no son tan sencillas, Gaby, ¿cómo lo vas a poner en su sitió si tiene derecho de hacerlo? Ah, como lo odio. La paz no es una opción. Trae la sierra que iré a cortarle las pelotas.
Las tres soltamos una carcajada, pero me abrazan para que me calme.
—Lo odio y juro que esto no se va a quedar así. No se irá con las manos vacías, pero tampoco seré la amante permisiva —les digo sincera, mientras me veo en el espejo.
Ambas se ven a la cara y con bastante confusión, aprueban lo que digo.
[...]
Regresar a la casa de mi esposo ausente, me había puesto muy nerviosa. Mi corazón no volvió a tener calma por más que traté y tomé un té, que según Tina, servía para relajarme. Para mi sorpresa, él no llegó a dormir anoche y digamos que me sentí feliz hasta cierto punto de lo normal.
No me siento preparada para verlo después del beso... Tengo miedo de que mi corazón me traicione y me termine gustando.
«¿Cómo debería ver a mi jefe desde ahora?», estaba tan sumergida en mis pensamientos, que olvidé que me encontraba nuevamente en la compañía.
Tal vez no debí tirarle la agenda, primero porque la rompí, segundo porque me tocó ir a buscarla cuando él no estaba y tercero porque pude haberlo lastimado.
Aunque no actué como una persona profesional ante semejante acto indebido, ¿qué más podía hacer? Me sentí desnuda ante ese beso. Lo esperaba, creo... pero no de esa manera. Ni siquiera cuando estaba de novia con Sasha me sucedió esto.
Y debo aclarar que ese hombre besaba como todo un experto.
Definitivamente la vida no nos sonrió como quisimos.
—Daphne, es mejor que termines las desventajas de la inversión con los españoles antes del almuerzo. El señor Schwarzgruber ya nos dijo que tendrías tres días libres por tu graduación y hay que avanzar con tu trabajo —me informa Adelaida, ella era quien me ayudaba a entender un poco mejor las cosas después de Tina.
—Vale, tendré listo el informe al mediodía y para el viernes el trabajo terminado —le respondo amablemente.
No sabía que él ya había hablado con ellos sobre mi graduación. Después de entregar el informe iré a la universidad a pagar lo que me falta y que me digan si la tesis pasó las evaluaciones.
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Ámame si te atreves, jefe
RomanceLibro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos haga amarlo hasta ir ascendiendo con esfuerzo y completa dedicación, pero no todo puede ser tan simple en esta vida. Sería demasiado fácil si t...