Cincuenta

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No sé cómo sentirme ahora.

Ayer, antes de salir con Rebecca recibí un mensaje de Yami diciendo que nos viéramos en el lugar de siempre y le dije que sí. Entonces me quedé tranquilo, un mensaje significaba que estaba bien ¿No?

Ya con Rebecca el tiempo se me pasó de manera ligera, hasta ella me dijo que notó el cambio en mi comportamiento.
Juro que en menos de lo que pensé ya era media hora tarde de lo acordado con Yami. Cuando dejé a Rebecca en la puerta de su casa (aproximadamente a las 9:50) ya me había tardado casi una hora.
No paré de correr hasta el parque de la avenida Doha. Checaba el reloj cada minuto, no podría decir si era para checar la hora o recordarme que debía correr más rápido. Cuando llegué busqué con la mirada y solamente ví como se iba caminando por una calle.

Me siento...
¿Lo peor? Sí, creo que sí.

Me cuestioné DEMASIADO si debía ir detrás de él.

OH POR  LO QUE SEA, MIS JODIDAS PIERNAS NO REACCIONABAN. De todos modos, de alguna forma me tragué mi orgullo y corrí, (para morir más de cansancio) me planté en su cara mientras me recargaba en mis rodillas.

Es gracioso como cuando uno se encuentra en ciertas situaciones se acuerda de cada detalle ¿No? Memoria eres un arma de doble filo.

Me es difícil aceptarlo (pero al fin y al cabo nadie leerá esto) me puse así porque no quería verlo a los ojos.
Creo que gruñó. No sé. Seguramente estaba enojado.

Y lo entiendo. Lo que hice fue muy, muy mierda.

Sólo atiné a sonreír con demasiado arrepentimiento y preguntar si quería aún hablar o pasar el rato.

Recuerdo que rodó los ojos y comenzamos a caminar a dónde fuera.

Acabé llegando a casa como a las 11:00 de la noche. Aún no sé cómo mi madre no me mata o mi abuelo cree que trafico drogas.

Tremendo día el de ayer. Estoy que no puedo mantener los ojos abiertos del cansancio. Tuve que hacer tarea.

Me siento un topo, necesito lentes.

YM–

Diario de MutouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora