Sesenta

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Ayer fue el último día de clases. Escribo ésto ahora porque ayer no me dió tiempo. Estaba aprovechando cada segundo para no morir en el intento de respirar.

Mi último día de clases en el colegio de Domino fue un lapsus de ímpetu que probablemente me nació de muchas emociones en conjunto.
Al salir, la mayoría de los estudiantes corrían con sus amigos, alegres de que tendrían dos meses de vacaciones. Yo me encontraba caminando solo. Los demás se adelantaron a un restaurante y supuestamente tenía que llegar con ellos.

Digo supuestamente porque no sucedió.
¿Por qué?
Bueno, en lo que yo caminaba a la salida ví que Yami caminaba delante mío. Mis emociones saltaron y una idea loca cruzó mi mente.
¿Cómo se movieron mis piernas?
¿En que estaba pensando?
No sé pero valió la pena la locura.

De un momento a otro corrí hacia donde estaba él, lo tomé de la muñeca y empezamos a correr, me monté en una bicicleta de la escuela y aceleré tanto como mis energías me lo permitieron.
Reí. Reí en ese momento por la tontería que había hecho.

Yami alegó de la rapidez. Bajé la velocidad ya que tenía razón, la idea no era morir tan rápido.
Me preguntó el porqué de mi acción.

¿Cómo salieron mis palabras? Quiero también saberlo.

Simplemente me reí (tengo que admitir que me sentí demasiado nervioso pero feliz a la vez, feliz aunque me estaba arriesgando a morir en el intento) volteé a verlo y de forma segura le dije que me gustaba.

Confesé mis sentimientos como si le hubiese contado de mi promedio.

Y qué decir de el rojo de sus mejillas.
Por un momento creí que lo había avergonzado y terminaría en la friendzone pero antes de que dijera algo más me volví a montar en la bicicleta.

No pude ver su cara pero si pude escuchar su ronca risa detrás mío mientras decía que había sido la forma más directa en la que se le confesaron.

Y tiene razón. Casi nadie se confiesa de manera tan, tan directa.
Lo que dijo después no se ha borrado de mi memoria desde ese momento.

"¿Entonces ahora no tengo que abstenerme de besarte, eh?"

Después de eso casi se vuelca la bicicleta pero ¡Hey! Estoy vivo.

Más vivo que nunca.
Ahora puedo decir con certeza que los labios de Yami Sennen tienen un sabor algo particular.

YM–

Diario de MutouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora