Capitulo XXII - Verdades

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Volvíamos a estar en el acceso a las cloacas, el agua pasaba a un par de metros de nosotros y fue cuando escuchamos una risa que hizo que el bello se me erizara. Mis acompañantes me miraron y yo les indique sin movimientos bruscos que guardaran la compostura y se mantuvieran en silencio. Aquel ser se había detenido en seco y giro de repente en nuestra dirección para pillarnos siguiéndole. Nos miro con desafío pero sobretodo con ¿satisfacción?

-          Volvemos a vernos- dijo aquella cosa y entonces le reconocí. Era uno de los tres a los que Clint y yo habíamos hecho salir por patas, concretamente era el que se llevo la peor parte y pude comprobarlo por la gran quemadura que tenía a la altura del tórax.

-          Lo siento no puedo decir que sea un placer- dije yo encogiéndome de hombros tratando de sonar lo más confiada posible.

-          Criais que no os descubriríamos, sabíamos que estabais aquí desde que bajasteis a las cloacas, hacéis demasiado ruido, además de que tenemos un sentido del olfato tan desarrollado como para reconocer a kilómetros una presa a la que antes habíamos estado a punto de hincarle el diente.

-          Oh ¿se supone que tu postre de aquel día era yo?- dije dándome por aludida y me reí fingidamente.- Y bien, nos habéis pillado ¿ahora qué? Piensas hacerte bocadillo de agentes de S.H.I.E.L.D. o despedazarnos como hacháis con aquéllos pobres animales de antes.- le dije yo con desprecio y el rio escandalosamente.

-          ¿Qué es lo que te causa tanta gracia bicho?- Dijo el agente rubio que me acompañaba apuntándole con su arma y por el laser que esta tenia pude comprobar la buena puntería que tenia, estaba apuntándole justo en medio de la frente.

-          ¿Y qué te hace pensar que aquello eran animales? No nos conformamos con tan poco- dijo aquella cosa confirmando mis sospecha. Tuve ganas de vomitar al imaginar el tremendo suplicio por el que aquellas personas debían de haber pasado. Estas cosas debían morir y no porque fueran el sequito malvado de Helblindi, sino porque estaban matando a civiles sin ton ni son y era algo que yo no iba a consentir.

Harta de escuchar tonterías y tan enfadada con esa cosa como conmigo misma por no haber descubierto esto antes saque mi pistola del cinturón y le dispare. El lagarto se movió ágilmente y esquivo la bala, sin embargo antes de que yo pudiera reaccionar mis dos muchachos ya se habían lanzado sobre él.

Ambos intentaron derribarlo con el cuerpo a cuerpo, trabajaban en equipo pero aquel ser era superior a ellos. Levanto a uno y lo lanzo haciéndolo caer a las aguas turbias de las cloacas, el otro no le duro mucho más ya que con su cola escamosa le golpeo en el estomago lanzándolo varios metros atrás haciendo que se golpeara contra un gran muro, quedo inconsciente en el acto. Ahora fue mi momento.

Me quite las gafas de visión nocturna, las lance a un lado y corrí hacia la bestia, el me esperaba en posición de ataque con la intención hacerme el mayor daño posible y no lo consiguió, no al menos la primera vez que me ataco con su garra, pata o lo que fuese que tuviera, sin embargo no preví que fuera a utilizar su cola para darme una buena sacudida que me hizo retroceder llevándome las manos a mi estomago dolorido. Podría apostar que en esos momentos mi cara era todo un poema.

Ese bicho y yo teníamos muchas cosas en común, ambos queríamos ganar, yo quería acabar con él y el conmigo, con la sencilla diferencia de que si esto acaba mal para mi, él me hincaría el diente y yo terminaría siendo su desayuno, en mi caso ni si quiera me lo planteaba.

Aquella cosa me había hecho daño, había asestado su primer golpe pero ahora iba a sufrir él. Esquivando sus zarpazos y teniendo vigilada su cola conseguí alzar mi pierna lo suficiente como para asestarle una patada en la cara. Apunte con mi pistola rápidamente sin saber muy bien donde iba a ir dirigido el tiro, sé que fue una estupidez, pero necesitaba medidas desesperadas, prácticamente estaba sola. El agente que había caído al agua luchaba por que la corriente no lo arrastrara a medida que trataba de salir de ella y el otro estaba… dejémoslo en que estaba echándose una siestecita.

The Avengers: RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora