Capitulo XXIX - La llave

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En cuanto bajamos del coche y a nuestro alrededor no hubo más que un viejo polígono de almacenes abandonado supe que habíamos caído en una trampa y no me extrañe, en cierto modo lo intuía. Una red eléctrica cayó sobre nosotros electrocutándonos en el acto hasta que quedamos inconscientes y con una mirada suplique a Clint que me perdonara por haberlo conducido hasta la muerte.

Y no, no morimos pero si que fuimos torturados o al menos pronto lo seriamos. Al despertar me encontré esposada de pies y manos a una silla y a mi Aldo, a no más de un metro Clint estaba en mi misma posición. A nuestro alrededor una fabrica vieja y destrozada por el paso del tiempo, o al menos era lo que suponía que era por el ruido de las maquinas que había fuera del cuarto en el que estábamos encerrados. Esto me hacía suponer que si la  fabrica había sido puesta en marcha no era para conseguir producción, si no para ocultar al oído humano lo que sucediese allí dentro.

Levante la cabeza lentamente, mis músculos no reaccionaban más rápido, la descarga había hecho mella en mi y suponía que en Barton también.

-          ¿Estás bien?- pregunto él.

-          Bueno todo lo bien que se puede estar cuando estas encadenado después de que te hayan frito a alta potencia.- hice notar mi sarcasmo.

-          ¡A Callar!- dijo uno de los agentes de Roxxon que nos custodiaba y tras él la puerta de salida, nuestra vía de escape.

Paso tiempo, no sé cuanto pero si se que fue el suficiente como para que nuestro custodio se quedara dormido en la silla que ocupaba frente a la puerta.

-          Chist!!- Clint me llamo intentando no hacer ruido.- ¿Me parece que lo tenían planeado?

-          ¿No me digas genio?- le dije de muy mal humor y me arrepentí de inmediato. Estábamos aquí, él estaba aquí porque yo lo había conducido a ciegas sabiendo lo que podría esperarnos.

En ese momento la puerta se abrió, un Lukin vestido muy formalmente avanzo hasta nosotros, al pasar por el lado del guardia, que continuaba durmiendo sin notar la presencia de su jefe, Aleksander abofeteo su cara.

-          ¿Para esto te pago inútil?

-          Lo siento señor, no volverá a ocurrir- dijo el hombre poniéndose en pie alterado por el “buen” despertar.

-          Por tu bien que así sea, la próxima vez…- Lukin se acerco a la sien los dedos índice y medio, colocándolos en una posición similar a una pistola que indico al agente que su muerte seria el precio a pagar.

Aleksander camino con paso tranquilo hasta detenerse a pocos pasos de nosotros.

-          Te esperaba.- me dijo él.

-          Lo sé ¿o te crees que tu infiltrado es tan bueno como para engañarme? sabia la cita que me teníais preparada para hoy.

-          ¿Lo sabías?- dijo Ojo de Halcón.

-          Vaya eso es compañerismo hija, has aprendido.- rió.

-          No me llames hija.- escupí en su zapato y la que termino recibiendo una bofetada ahora fui yo, pero no deje que me ganara, mi orgullo podía más que el dolor y le mire sonriendo con arrogancia mientras Clint se removía entre sus amarres al ver lo que mi padre me había hecho.

-          ¡No vuelvas a tocarla!

-          Mira pajarraco bizco esto es un asunto padre- hija, así que abstente de hacer cualquier tipo de comentario. – y volvió a centrarse en mi- ¿te preguntaras que es lo que quiero de ti, no? Pues bien, todo tiene su lógica. Helblindi planea abrir un portal entre los nueve mundos, destruir todo tipo de barreras que impiden cruzar de un lado a otro y dominar con exclusividad todo aquello conocido y por conocer. Exterminara a la raza humana, solo son desechos de lo que un día fue el proyecto de un dios, algo que resulto fallido y decepcionante, no merecen vivir y el Gigante acabara con su miserable existencia y gobernara sobre los supervivientes.

The Avengers: RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora