Capitulo XV - Regreso al infierno

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Cuando desperté, mi vista era nublosa aunque poco a poco fue tornándose clara, podía moverme, dentro de lo posible ya que estaba con los brazos abiertos sobre mi cabeza esposados contra una especie de cruz de metal, sentía el dolor de los grilletes en mis muñecas, probablemente llevara muchas horas o incluso días allí, no sabía si esta era la primera vez que despertaba o si habían vuelto a drogarme, era horrible sentirse sola y desamparada. Estaba sucia, sudada y el labio me dolía por lo que intuía que en algún momento me había resistido y habían terminado partiéndomelo.

La sala estaba a oscuras hasta que una puerta se abrió frente a mí y la persona a quien más temía en el universo entro en la estancia mientras las luces se iban encendiendo a su paso. Se detuvo a unos centímetros de mí, iba con su habitual pantalón de tela color marrón y su camisa blanca, aunque ahora llevaba las mangas remangadas hasta los codos. Su pelo se había vuelto más canoso desde la última vez aunque su aura seguía siendo tan oscura y podrida como siempre, tanta maldad no podía caber en un solo cuerpo, aunque si hablábamos de Aleksander Lukkin si era posible.

-          Es un placer tenerte en casa de nuevo Daena.- dijo el sonriendo falsamente.

-          Vete a la mierda Aleksander.

-          Vaya creo que tus modales han empeorado desde que no estás conmigo.- dijo el caminando de un lado a otro de la sala.- ¿Sabes? En realidad esta situación es culpa tuya. Tarde o temprano Helblindi iba a llegar al Midgard, tus intentos por frustrar mi operación no han servido de nada, si hubieras permanecido a mi lado nada de esto hubiera ocurrido. Estábamos bien, eras mi consentida aquí Daena, creía que teníamos una relación especial, siempre fui como un padre para ti.

-          Cállate- dije yo y le escupí. El apretó la mandíbula y se limpio con un movimiento- Un padre no le tiende una emboscada a su hija, un padre no la obliga a matar, no la extorsiona para su beneficio, un padre no le obliga a olvidar a su madre muerta.

-          ¡Silencio! estoy harto de ti y de tu madre, esa mujerzuela está mucho mejor donde esta, bajo tierra. Debía pasar así tu debías estar conmigo.

-          ¿Tú mataste a mi madre? Cabron, eres un maldito hijo de...- él me interrumpió poniendo un dedo en mi boca para silenciarme.

-          Shh, silencio pequeña cuando papa habla las niñas callan, un respeto- dijo en voz dulce.

-          Tú no eres mi padre.

-          ¿Y como estas tan segura?- dijo el- pensaba que a estas alturas el tuerto te habría contado ya sobre tus orígenes.- En ese momento me paralice, el no podía ser mi padre, el no… o ¿tal vez sí? Fury se mostro esquivo con este tema y no quiso decirme su nombre, tal vez fue eso.

-          Quieres que te cuente una historia.

-          No, no quiero nada que venga de ti, lárgate, desaparece de mi vista, te odio.

-          Cierra la boca.- me abofeteo y siguió hablando.- Cuando era joven y Roxxon no era más que una simple empresa que comenzaba sus andanzas conocí a tu madre, por aquel entonces ella estaba interesada en el tuerto, pésimo gusto el de tu madre. Quería un hijo Daena, sabía que tu madre era tan genéticamente compatible conmigo como para crear la vida de alguien fuerte, especial. La embauque con falsas promesas de amor eterno, le mostré un lado de la vida que Nick Fury jamás le había mostrado y finalmente cayó a mis pies. Meses más tardes el estorbo del calvo volvió a hacerse presente y le abrió los ojos a tu madre para aquel entonces ya estaba embarazada. Te alejo de mí, desapareció y para cuando di con ella tú ya tenias cinco años. La mejor manera de tenerte a mi lado sin complicaciones era borrarla del mapa así que mande a uno de mis hombres y la mato. Así de simple.- dijo él sin darle importancia al asunto.

The Avengers: RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora