Capítulo 9

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<<2019>>

— Clarke

Dijo Lexa entre dientes sin desviar la mirada de los ojos azulados de la rubia. Clarke arqueó las cejas, desafiando a la morena:

— Lexa

La imitó. Sin poder contenerse más, como respuesta a su pregunta aferró sus mejillas y la atrajo para chocar sus labios. Clarke no iba a quedarse quieta y se pegó mucho más a Lexa, entreabriendo los labios e invadiendo la boca de la ojiverde, mucho menos considerada que la noche anterior. No iba a negar que el roce de sus húmedas lenguas no había efecto en su anatomía porque sí, su cuerpo reaccionaba, despertaba y exigía.

Exigía roces, exigía caricias, sobre todo, que ambas pieles deberían explorarse y sentirse. Casi sin separar sus labios, entre respiraciones agitadas y pequeños gemidos silenciados en la boca de la otra, fueron caminando hasta la cama, hasta que Clarke empujó a la ojiverde y esta se sentó en el borde, ambas se miraron con deseo durante un momento, la morena pasó su mano por la pierna de Clarke hasta que no pudo contenerse más y tiró de su mano para que ésta se colocara a horcajadas sobre su piernas, sin perder más tiempo sus labios volvieron a reencontrarse, entre besos y pequeños mordisquitos Lexa fue bajando hasta besar el cuello de la ojiazul, saboreando su tez, embriagándose con su olor e impregnándose de su calor corporal que subía a cada vez más, una mano se deslizaba por la espalda de la rubia mientras la otra apretujaba uno de sus glúteos, provocando que Clarke jadeara. Aquel sonido podría ser la nueva adicción para Lexa o al menos es lo que pensó:

— Vaya, anda que te tomas un tiempo de luto

Se escuchó una voz femenina a espaldas de Clarke. La ojiazul rápidamente se abrochó los primeros botones de la camisa. Lexa palideció al ver por encima del hombro de la rubia:

— Raven

— Mami

Escuchó la voz de un pequeño antes de aparecer por la puerta. El niño quedó paralizado al ver a su mamá abrazada a otra señora:

— Cariño, deja tus cosas en tu habitación— le ordenó con dulzura la castaña— mamá y yo tenemos que hablar

Clarke aprovechó ese momento para ir hasta su montón de ropa y ya solo por una manía que adopto desde que era una adolescente, al coger sus pantaloncitos cortos los olió y rápidamente se los puso, al menos para estar un poco más visible para la recién llegada. Que enseguida achicó los ojos al reconocerla:

— ¿Griffin la gorda?

Clarke abrió la boca para defenderse, pero fue Lexa quien se levantó rápidamente elevando un poco la voz:

— NO— la señaló con el dedo índice en señal de advertencia— no vuelvas a llamarla así

Raven se quedó mirando en silencio a Clarke, esperando que pillara la indirecta y la dejara a solas con Lexa, claro que lo captó, también mandaría un mensaje a la castaña, ya que actuaba como si la siguiera viendo como la rubia tímida, callada y que se dejaba pisotear, se acercó a Lexa y susurró:

— Voy a bajo y os dejo a solas

Lexa la agarró de la mano, un poco temerosa de que Clarke aprovechara el momento para irse. La rubia curvó la comisura de los labios y solo por joder un poquito a Raven se puso de puntillas y la dio un fugaz beso:

— Estoy en la cocina preparando algo de desayunar

Lexa sonrió:

— Está bien, ahora bajamos

Sabéis esas escenas al estilo películas del oeste, en el que el bueno y el malo se cruzan por la calle y se miran desafiantes, pues algo parecido sintió Lexa, esa tensión en el que la rubia salía por la puerta, no sin antes dedicarse las miradas felinas:

Diablesas disfrazadas de ángelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora