Capítulo 18 Penúltimo

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<<2004>>

Llevaron a Lexa a la enfermería, parece ser que se dio un golpe tan fuerte en la cabeza que perdió el conocimiento por un buen rato. Costia alegó que tenía pánico a las agujas y al olor a habitación esterilizada porque le recordaban a los tristes hospitales, así pues, Clarke la estuvo haciendo compañía un rato y ya aprovechó ese momento para sacar de su mochila un pequeño llavero que encontró guardado en su cajón. Lo reconoció al instante, porque fue un regalo que le hizo Lexa el día que se conocieron, justo al poco de pisar el barrio:

— te lo devuelvo, no quiero nada tuyo.

Le susurró mientras se lo colocaba en su mano. La miró durante un buen rato, lo cierto es que por poco y no se la reconoce, entre el puñetazo que la dio y el balonazo que recibió por parte de Octavia, estaba un poco magullada y morada. Frunció el ceño porque aun después de todo, seguía sintiendo cierta debilidad hacia ella y... fue ella quien la besó en el armario aunque luego dijera que fue al revés, pero ¿qué más daba? Eligió estar con una chica más guapa, más popular y gilipollas, vamos que tenía todo el cupo. Puso una mueca y se dispuso a marcharse:

— Clarke.

Escuchó musitar a la ojiverde, la rubia se dio media vuelta creyendo que ya había despertado, sin embargo seguía con los ojos cerrados:

— Joven— escuchó a la enfermera del centro o la que parecía una nueva enfermera, la rubia miró su chapa, Luna, ese era su nombre— siéntese a un lado o... ¡BATMAN!— dijo poniendo un hilo de voz mientras giraba la cabeza unos segundos, Clarke la miró extrañada— lo siento, tengo síndrome de tourette, siéntese a un lado o salga, pero no esté en medio.

— No, si ya iba a salir.

Dijo Clarke señalando la puerta:

— ¿La dejará sola? Intenté ponerme en con... ¡Batman!— dijo nuevamente con el mismo tic en la cabeza—en contacto con sus padres pero nadie me coge el teléfono y no veo a ningún amigo suyo fuera.

La rubia miró unos segundos a Lexa y luego volvió a preguntar:

— ¿Enserio? nadie— La enfermera se encogió de hombros y negó con la cabeza, justo aquella respuesta hizo que sintiera un poquito de... lástima, esa era la palabra, señaló a una silla que había junto a la ventana haciendo esquina— me sentaré ahí.

La enfermera sonrió:

— Vamos a ver si nuestra paciente despierta de su siesta, acon... ¡Relaxing cup!— dijo esta vez con el tic en el cuello, la enfermera gruñó— aconsejaría que fuera al hospital después, para ver si tiene alguna contusión grave.

Clarke asintió y fue hasta la silla, se sentó y esperó, estaba un poco indignada. Se supone que todo el mundo bailaba el agua a Lexa por ser la popular, pero a la hora de la verdad, no había nadie y ¿sus padres? Es su hija, un poco de responsabilidad no vendría nada mal.

<<2014>>

Clarke se levantó algo estupefacta, procesando aun las fuertes declaraciones de Lexa. La había dicho que la quería, desde el instituto, lo que le costaba comprender ¿por qué había esperado quince años para decírselo? Caminó de un lado para el otro, hasta que enfrentó la mirada aterrada de Lexa:

— Me hiciste mucho daño Lexa.

La ojiverde se levantó e intentó acercarse a la ojiazul, pero ésta dio un paso hacia atrás haciendo una señal de Stop para que no se acercara más:

— Lo sé y lo siento muchísimo Clarke, no sabes cuánto me arrepiento.

Clarke mantenía contacto visual durante todo ese tiempo:

Diablesas disfrazadas de ángelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora