Diablesas disfrazadas de ángeles

Capítulo 20 Final Part. 2

2004

Clarke miraba a Lexa con la frente arrugada, comenzaba a sospechar que Octavia le había hecho una buena contusión craneoencefálica y Lexa sufría grandes secuelas. Sobre todo cuando la morena fue hasta el calendario que estaba en la pared y se fijó en la fecha actual. Se llevó las manos a la boca y comenzó a reír por lo bajo como una loca, cuando se giró para reencontrarse con la persona que había perdido en una de sus supuestas vidas alternativas o todo puede ser que siguiera en coma y fuese una prueba más, empezaba a sentirse como Hércules y las 12 pruebas de la diosa Hera. El caso es que Clarke había aprovechado ese momento de confusión para marcharse y en su lugar había una enfermera recogiendo un pequeño objeto del suelo:

— ¿Este llavero es tuyo?

Lexa lo observó con detenimiento y recordó que era el mismo que le regaló a Clarke el día que se conocieron. La morena cuyo rostro era un poema o sacado de un cuadro de Picasso le quitó el llavero a la enfermera y se dispuso a marcharse para perseguir a la rubia de ojos azules, pero la enfermera con cierto tic en el cuello que por cierto la hacía más aterradora, se interpuso en su camino:

— ¿qué haces? Tengo que volver a clases

Pensaba que nunca diría una frase como esa en toda su vida:

— Verás— de nuevo el tic en el cuello mientras gritaba— ¡CEREALES!— Lexa puso los ojos como platos y dio un respingo, la enfermera puso cara de pena— Lo siento, tengo síndrome de Tourette— Lexa en vez de reírse asintió con la cabeza, muy seria, aunque en las películas pintaban esa extraña enfermedad como personas que tienden a decir obscenidades, no nunca había oído de que recitaban el menú del desayuno— Verás Lexa me han mandado a que te dé una pequeña inyección— Dijo sacando una jeringa del bolsillo del uniforme, provocando que la morena diera un paso hacia atrás y quedara ojiplatica— no puedo dejar irte ¡BATMAN!— nuevamente el tic— sin recibir la inyección

Lexa puso las manos en señal de stop:

— Estoy bien de verdad, no hace falta que me inyectes nada, no me duele nada...

La chica comenzó a reír como si le hubiera contado un buen chiste:

— Pero si no es para los dolores querida— Lexa no quitaba la mirada de la jeringa, pues la enfermera gesticula demasiado con la mano— es para que olvides ciertas cosas...

Lexa frunció el ceño:

— ¿Cómo que olvide ciertas cosas?

— Digamos— Escuchó otra voz a su espalda, la morena reaccionó enseguida y se dio media vuelta, encontrándose con cierta morena adulta sentada en la camilla— que te hemos programado para evitar que tomes decisiones erróneas o al menos intentarlo, es decir serás consciente al cien por cien de que quieres a Clarke, pero la decisión de dar el primer paso para tener la oportunidad siempre será tuya, no podemos intervenir más.

Lexa frunció la frente, si ya era tedioso el buscar una explicación lógica a los continuos viajes en el tiempo y mundos alternativos, como para buscar una lógica a lo que le acababa de explicar el ángel disfrazado de ángel, válgame la redundancia:

— Entonces ¿todo fue un sueño? O ¿no fue un sueño?

El ángel moreno curvó la comisura de los labios:

— Eso no importa ahora, porque no lo vas a recordar

Sin previo aviso, Lexa sintió un fuerte pinchazo en el cuello, con un gesto de dolor se llevó la mano al cuello y se giró un poco para mirar a la enfermera traidora antes de que poco a poco su visión se volviera borrosa y perdiera el conocimiento una vez más. Solo existió una diferencia, no despertó en otro mundo alternativo, ni en otra época, permaneció en el mismo año y despertó nuevamente en la camilla de la enfermería del instituto, encontrándose con otra enfermera mucho más mayor y con cara de pocos amigos, en su mano encontró el llavero que le dio a Clarke cuando la conoció y por unos segundos tuvo cierta sensación de Deja Vu: