Grimes {Carl y tú} (CANCELADO)

Capitulo uno

Habían pasado tres meses interminables, la escasez de comida era desastrosa. Mis tripas sonaban feroz y salvajemente en un intento de comer por lo menos un plato de comida en condiciones.

Llevó viviendo en una cabaña estos tres meses, está en el bosque, lejos de las condiciones humanas más desastrosas que jamás he visto.

Vivo con un niño pequeño llamado James, esta también su madre Jane y su padre Patrick.

Yo era como su segunda hija,me querían bastante y eso me agradaba. Sentirme como en una familia otra vez. Pero sabía que tarde o temprano alguno de nosotros acabaría muerto, o tal vez todos.

James era mi como mi hermanito, tenía siete años y lo cuidaba de cualquier cosa que pusiera en peligro su estabilidad.

A veces ayudaba a Jane a conseguir comida y cosas así, pero estos meses han sido los peores.

Patrick era muy amable, le ayudo a reponer su auto y a buscar piezas para el coche.

La mayor parte del tiempo vamos y volvemos, todos juntos.

Pero ese día sería el peor, el peor de mi vida.

Íbamos caminando por una ciudad que no tenía ni un alma, estábamos buscando juntos piezas para el coche y comida.

Estaba mirando a James como cogía ramitas y luego las tiraba otra vez al suelo. Pero entonces dio un paso y una trampa para osos le cogió una de sus piernas, comenzó a gritar y a llorar.

Jane, Patrick y yo corrimos a su ayuda.

-Patrick, has algo- decía Jane llorando desesperadamente

-¡ESTOY HACIENDO LO QUE PUEDO JANE!- dijo furioso.

Los veía frustrados, y noté unas incipientes ojeras, se veían más viejos. Entonces vi un palo ancho, se me ocurrió intentar abrir un poco la trampa. Sin pensarlo más fui corriendo y lo cogí, sus gritos se oían a kilómetros de distancia.

Puse el palo dentro de la trampa y se fue abriendo, Patrick sacó la piernita de James.

-¿Estas bien?- decía contentó otra vez Patrick, James asintió.

-Por favor mi vida ten más cuidado- Jane abrazo a James

Entonces escuchamos gruñidos, como el primer día en mi habitación. Volví a coger el palo. Se acerco una horda de caminantes. James lloraba.

Antes de que pudiéramos rechistar Jane se sacrificó para que pudiéramos escapar.

-Os quiero, y quiero que estéis bien. Corred y dejarme por favor.

-¡NO!- Patrick y yo gritamos al unísono.

Ya fue tarde teníamos que correr o sí no su muerte sería en vano. Cogí el suéter de Patrick, y tenía cogido a James en los brazos.

-Vamos- mire a Patrick que estaba en shock, le di una cachetada para que reaccionara.

-Vamos- esbozó una sonrisa y con los ojos empañados en lágrimas corrimos lejos, lejos de todo.

Llegamos hasta un barrio, no vimos movimiento así que entramos en una casa. Revisamos la casa, estuve con James en todo momento.

Revisamos cada lugar de la casa y no había rastro de ningún zombie.

Me instale en una habitación del piso de arriba, Patrick se ofreció para hacer guardia esa noche.

James estaba en la habitación de al lado, que era de un niño.

Mientras dormía me sentí relajada y libre. Libré de los problemas, libre de James, libré de Patrick, de la muerte de Jane y libre de mi cuerpo.

Me desperté y sentí que se recostaban a mi lado, seguí haciéndome la dormida. Entonces me abrazaron por la cintura. Cogí la mano de la persona que hizo eso y entonces me gire. Me tope con Patrick, de un salto me pare de la cama.

-¿Qué diablos estás haciendo en la habitación?- lo mire con el ceño fruncido, se me acerco y me acorralo contra la pared. Lo detuve y le di una cachetada.

-Lo siento...- se sentó en la cama.

-¿Qué pasa?- le pregunte sigilosamente.

-La echo de menos, no... No...- estaba llorando, se cubrió los ojos con los brazos.

-Hey, tranquilo- lo miré, yo también la echaba de menos, apreté mi camisa. No volvería a llorar -Es difícil, yo perdí a toda mi familia, a todos... Y luego los encontré a ustedes y yo... No sé dónde estaría ahora. Pero ese no es el echo de que me, bueno ya sabes...- me abrace a mi misma-... Debes ser fuerte por tu hijo, porque eres ahora lo único que le queda. Su padre no lo tiene que decepcionar y dejarse caer. Tienes que sobrevivir por él, por ti y por el recuerdo de Jane-. Se incorporó y me miro, negó con la cabeza y sonrió.

-Tienes razón, es sólo que... Perder a la persona que más quieres...- se le llenaron los ojos de lágrimas -... Es una carga insoportable. Saber que no volveré a mirarla, que no me sonreirá de la misma forma- agacho la cabeza- nunca más...

Patrick salió de la habitación y yo me quede dormida. Sin más interrupciones.

Por la mañana escuché que golpearon a la puerta y me incorpore

-¿Quién es?- dije con voz floja ya que aún quería dormir

-Soy Patrick- aviso

-Pasa- entra y me sonríe

-¿Qué pasa?- su mirada era serena y relajada, su cara se veía más relajada

-Encontré a gente que nos puede ayudar.

-¿Qué? ¿Cuándo?

-Ven- me agarro por la muñeca y bajamos, fuimos a la sala y vi a tres personas, James estaba junto a ellos.

-Hola, ya he vuelto... Somos lo que queda de mi familia- una señora de tez morena asintió

-Ella es Michonne, él es mi hijo Carl y yo soy Rick- mire a Carl, él también me miraba. Baje la cabeza, sonrojada y esperaba que el no lo notara

-Él es mi hijo James, ella es Alma y yo soy Patrick- Rick y Patrick estrecharon sus manos

-Espera un momento- dijo Michonne -¿Han mordido al niño?- señaló su pierna

-¡No!- alce la voz y toda la atención cayo sobre mí, me sonroje -Lo siento. No, a él no lo han mordido. Su pierna entro en contacto contra una trampa para osos y por eso le vendamos la pierna, está bien- mire a James y le acaricié la cabeza

-Está bien... ¿Qué hacemos con ellos Rick?- miré a Rick preocupada por el futuro que nos esperaba y agarré la manito de James.

-Pues...

-Que vengan- finalizo la decisión Carl, me miraba impasible

-¿Seguro Carl?- dijo Rick y Michonne me miraba con desconfianza

-Sí, estoy seguro- asintió Carl

-Pues está decidido, nos iremos ahora.

Nos subimos en un coche que ellos trajeron.

Vimos a varios caminantes. Viéndolos así no dan tanto miedo.

Carl en cuanto podía me miraba y yo a él. Nuestras miradas a veces se quedaban perdidas y otras veces durábamos más de un segundo mirándonos.

Esos ojos azules eran lo más hermoso que he visto.