Parte 24

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ANNA POV:

Cuando desperté aún estaba oscuro, en el horizonte se veían los primeros destellos de luz del sol, se acercaba el amanecer, y con él, la hora de partir. Elsa seguía dormida, en algún momento de la noche yo me había apoderado de la cama, y ella descansaba justo en la orilla, pero su brazo seguía envolviendo mis hombros, y una dulce sonrisa pintaba su rostro. La reina de hielo, tan dulce, tan vulnerable... y su corazón era mío, seguía sin poder creerlo, sonreí y besé la mejilla de Elsa, que ni se inmutó. Besé su frente, pero nada. Besé entonces sus labios, se movió un poco.

─ Anna... ─ murmuró Elsa, pensé que ya había logrado despertarla, pero su respiración me indicó que seguía dormida, volví a besar sus labios ─ Anna... bésame de nuevo ─ volví a besarla, esta vez sus ojos se abrieron poco a poco, me miró y correspondió a mi beso ─ buenos días Anna.

Llené su rostro de besos antes de responderle.

─ Buenos días ─ dije al fin ─ ¿Sabes? Nunca había amanecido tan feliz, esto es lo que quiero, para siempre.

─ ¿Despertar de madrugada? ─ preguntó Elsa, en tono de broma.

─ No... despertar junto a ti, todas las mañanas ─ dije un poco apenada, las cosas no serían tan fáciles como en mis fantasías románticas.

─ Anna... no todos los días podremos hacer esto... dormir juntas y eso ─ me respondió tomándome de la mano ─ pero te prometo que me esforzaré para hacerlo posible, para que la gente lo entienda, y podamos vivir nuestro amor libremente, así tenga que dejar el trono, no me voy a apartar de ti ni un segundo.

─ Elsa, no puedes dejar el trono. ¿Quién se haría cargo del reino? ¿Olaf? ─ respondí, y en mi mente se formó una cómica imagen de Olaf con la corona puesta, cetro en mano, ordenando a todos los panaderos del reino hacer el pastel de helado más grande del mundo.

─ Jajaja, no, claro que no ─ contestó Elsa en un ataque de risa ─ seguro pediría pastel todos los días, y mandaría a hacer una estatua suya en medio de la plaza.

─ Justo en algo así estaba pensando... y hablando de Olaf, hay que guardar el espejo en la maleta, es lo único que nos falta por guardar... y los pijamas.

─ Sí, así que vamos, arriba ─ Elsa se levantó de la cama y se fue directo al baño, me vestí mientras ella salía, a los pocos minutos regresó con el pijama en la mano y su típico vestido azul, el cabello trenzado y un poco de maquillaje.

Bajamos a desayunar, por la mente me cruzó la duda de cómo habrían terminado las cosas entre mi hermana y Georgina, pero preferí no preguntar. No esperaba para nada encontrármela en el comedor, pero ahí estaba.

ELSA POV:

Georgina nos esperaba en el comedor con el desayuno servido. Aparentemente estaba tan radiante como siempre, con sus entallados pantalones negros, un ceñido corsé del mismo color y el cabello suelto. Pero había llegado a conocerla lo suficiente para notar las ojeras bajo sus ojos, disimuladas con maquillaje, sus ojos seguían un poco hinchados y era obvio que evitaba que nuestras miradas se encontraran. No pude evitar imaginármela llorando toda la noche, apurando los últimos tragos de una botella de vodka. Una punzada de dolor atravesó mi corazón, y me sentí realmente apenada por haberle provocado tanto dolor.

─ Supuse que querrían desayunar algo antes de irse, así que pedí que prepararan algo ligero pero energizante ─ su voz sonaba algo cansada, con una nota de tristeza, pero Georgina se empeñaba en mostrar una sonrisa y un rostro sereno ─ también pedí que cargaran en su barco nuestras mejores frutas y verduras.

Tormenta DesatadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora