Tormenta Desatada

Parte 20

ANNA POV:

─ ¿Y bien? ¿Alguien me dirá de que estaban hablando? ─ Georgina parecía empezar a molestarse ─ Me pareció escuchar algo acerca de unos rumores.

Todos se habían quedado callados, mirando al piso, sin decir una palabra, una parte de mi quería delatarlos, pero esa mujer tenía razón, no iba a ser la causa de que sus hijos se quedaran sin comer.

─ Su Majestad, lo lamento tanto ─ había dicho el repartidor ─ sólo conversábamos acerca de un tonto rumor que hay en Arendelle, acerca de lo extraño que es que la reina no se haya casado para ascender al trono, gobierna sola y eso se presta a malas interpretaciones ─ el joven lucía nervioso, pero era el que tenía menos que perder, no trabajaba directamente en el castillo ─ hay quien dice que está enamorada de su cuñado... incluso hay quien dice que no se siente particularmente atraída por los hombres.

─ Me parece que la vida privada de la Reina Elsa no es de la incumbencia de ninguno de los empleados, sólo le compete a ella y sus seres queridos ─ Georgina miraba a todos, visiblemente molesta ─ Nadie perderá su empleo, pero a partir de hoy quedan prohibidas las conversaciones en horario laboral, quiero esta cocina en completo silencio. Y, solo como aclaración, no hay nada de malo en sentirse atraída hacia personas del mismo sexo.

─ Miren quien lo dice ─ murmuró entre dientes la cocinera que había iniciado todo el alboroto, lo suficientemente alto como para ser escuchada, Georgina lo notó y volteó a verla con mirada fulminante.

─ Excepto usted, señora Smith. El castillo ha dejado de necesitar de sus servicios domésticos a partir de este momento ─ el ambiente se volvió más tenso, si es que eso era posible, todos parecían sorprendidos, como si fuera la primera vez que veían a Georgina tan molesta ─ si así lo desea, hay una vacante en el área de jardinería, si no, se le entregará una compensación por los años de trabajo que ha servido al castillo y deberá retirarse lo antes posible.

─ To... tomaré el puesto en jardinería, Su Majestad ─ murmuró la cocinera, que parecía no saber que decir ─ Disculpe mi desatinado comentario, iré a buscar al jardinero ahora mismo.

─ Muy bien, el resto de ustedes vuelvan al trabajo, la reina y la princesa vuelven a Arendelle mañana temprano, así que quiero que preparen una cena excepcional ─ Georgina ordenaba con soltura y educación, muy parecida a mamá, dejando claro su papel como reina, pero respetando a los empleados, tratándolos más como compañeros que como súbditos ─ Anna, acompáñame por favor.

Asentí y seguí a Georgina hasta la pequeña cantina del salón, sirvió dos vasos de whiskey y me ofreció uno.

─ No es lo único que decían en la cocina, ¿verdad? ─ preguntó Georgina tras darle un sorbo al vaso ─ Conozco a mi gente, son perceptivos, se dan cuenta de todo, tu misma conseguiste fácilmente información acerca de mis "conquistas".

─ Es verdad ─ respondí tras beber un poco, pensando que tanto debía decir ─ todo comenzó porque alguien mencionó que usted y Elsa pasaron la noche juntas, escuchó cuando usted le pidió a Elsa que se escondiera en el baño ─ bebí otro sorbo ─ Creo que todo su personal sabe acerca de sus preferencias, pero no podían creerlo de Elsa, ni podían creer que usted pudiera... creen que solo es un entretenimiento, mientras consigue darle un heredero al rey ─ no sé si fue el alcohol o mi mente se sugestionaba, pero me sentía más libre de hablar, bebí un poco más ─ El repartidor contó los rumores que hay en Arendelle, como para convencer a todos de que Elsa tiene los mismos gustos que usted, pero los comentarios fueron subiendo de tono, diciendo que su relación es algo inmoral... ─ el enojo regresó a mí con sólo recordar esas palabras ─ y aberrante. Creen que terminarán ardiendo en el infierno. Me molestó mucho que dijeran esas cosas... por mi hermana, ahí fue cuando intervine. No podía seguir escuchando como nos ofendían... como las ofendían, así que les dije que era maleducado y patético que se dedicaran a hablar de eso. Les dije que sus vidas eran aburridas, y que qué pensaría el rey si supieran lo que decían de su esposa. Fue ahí que usted llegó.