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Habían pasado dos semanas en las cuales al final no había visto a Jaebum, pero sí a todos los demás.

Me reencontré con Jackson y Jinyoung. Conocí a BamBam, Mark y Yugyeom, pero no tuve la oportunidad de ver a Jaebum.

De la nada estaba un poco distante. Le solía dejar mensajes, pero él no respondía. Y si acababa haciéndolo, era para decirme algo de una manera rápida y seca, finalizando por completo la conversación.

No entendía qué era lo que le pasaba. De la noche a la mañana su manera de ser conmigo había cambiado, y eso me asustaba.

Le había preguntado en un par de ocasiones qué era lo que le ocurría, pero en ambas respondió que estaba ocupado. ¿Ocupado cuando ya eran vacaciones de verano? ¿Justo cuando menos responsabilidades teníamos? Me parecía poco creíble, y más cuando él ni siquiera trabajaba.

Todo esto me estaba afectando, y llegué a pensar que solamente era mi culpa. Porque yo había empeorado nuestra relación, yo había terminado con él y yo había estado bajo las garras de ese par de chicas.

Siempre he sido yo quien ha dado problemas y él ha soportado todo. Era obvio que en algún momento se iba a cansar de mí. Pero, ¿por qué justo cuando ya estaba viviendo en Seúl?

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Había empezado otro día más de mi vida. Me había despertado a las diez y lo único que había hecho era peinar un poco mi pelo y desayunar.

Sobre las cinco, el timbre sonó y al estar solo no tuve más remedio que levantarme e ir hasta la puerta. Verificando por la mirilla que se trataba de un cartero.

Abrí la puerta y fruncí el ceño al ver al hombre con dos paquetes en las manos, ya que ni mis padres ni yo habíamos pedido algo por internet.

–Hola, ¿se encuentra en casa Choi Youngjae?

Si antes estaba confuso, ahora mucho más.

–Soy yo.

–Oh, perfecto. -sonrió levemente. –Necesito que me firme aquí.

–Disculpe, pero... ¿Esos paquetes son para mí? –me señalé.

–Sí. –asintió.

Hice lo que me pidió, y después de un par de palabras más, cerré la puerta y me encaminé hasta la mesa del salón.

Solté ambos paquetes ahí y busqué con curiosidad el remitente.

Al encontrar el nombre de la persona que había enviado ambos paquetes, mis ojos se expandieron al máximo y mi boca se abrió formando una perfecta O.

Los dos eran de Jaebum, mi Jaebumie.

Fui hacia mi cuarto para buscar un cúter que tenía guardado por ahí y poder así abrir las cajas sin complicaciones.

Empecé primero por la más pequeña, llevándome una sorpresa muy grande al ver que las cosas que había dentro de esta no era para mí, sino para Coco.

Sonreí enternecido al ver que había ropita muy linda y varios juguetes. La verdad es que me había sorprendido demasiado, porque no me esperaba que fuese a tener estos detalles con el segundo amor de mi vida. Desde luego, Coco se iba a poner muy feliz.

Ahora tocaba la otra caja que era más grande. Esta me dio más curiosidad por el tamaño, y estaba seguro de que no serían cosas para Coco, sino para mí. Si solo fuesen para ella me pondría muy triste.

Pero no, nada era para mi mascota, ahora era para mí. Sonreí abiertamente al ver un par de camisetas, un perfume que me encantaba y siempre quise tener y varios dulces. Jaebum había dado de pleno con todo. Las camisetas eran totalmente de mi estilo, el perfume él sabía que me encantaba y que tenía pensado comprármelo algún día y por supuesto también sabía que amaba el chocolate y los dulces en general.

Mensajes || 2jaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora