El universo alterno

La realidad

La luz artificial se encendió de golpe en la habitación, despertando a la muchacha. Esa mañana en especial había despertado de maravilla. Había descansado lo suficiente y en su mente solo rondaba los vagos recuerdos del sueño que había tenido esa misma noche.

¿Teletransportarse a su universo? ¡Por favor! Más falso no se podía escuchar. La tomarían de loca si se le ocurría contarles a todos sobre ello, pero, se había sentido tan real, que podría apostar su brazo derecho a que todo había sido verdad.

Su mente trabaja a toda prisa, elaborando posibles explicaciones al sueño y sobre la posibilidad de este fuera real. Bien podría ser más falso que Loki con el cabello corto, pero le encantaba pensar que, sí lo fue, después de todo, era solo una fan más ¿no? No perdía nada con hacerse ilusiones.

Bueno... perdía su dignidad.

Rendida, hecho su espalda hacia atrás, esperando recargarse en la incómoda cabecera de su cama. Pero pego un brinco al sentir la frialdad de la pared en su espalda. Ahí fue donde cayó en cuenta de que no se encontraba en su habitación, sino recostada en una cama en la esquina de una habitación totalmente desconocida para ella.
Quitó de golpe las sábanas que cubrían su cuerpo, para descubrir que su ropa había desaparecido, para dar paso a una blanquecina bata.

El miedo se apoderó de ella. Su respiración se alteró y tragó saliva que pareció haber pasado de ser líquida a sólida. ¿Dónde se encontraba? No lo sabía. Cabía la posibilidad de que aún se encontrara en el sueño. No. Había despertado, ella misma lo había sentido. Estaba bastante segura de ello. Pero si no era así, ¿dónde se encontraba?

Como si todos los dioses hubieran escuchado su pregunta, la respuesta llegó a ella. Precisamente por la puerta que, anteriormente, no había notado. El cuerpo de un hombre de tez morena entró a la habitación, vestía de cuero negro, y su rostro adornado por un parche, no había pizca de emoción alguna.
El corazón de Eclipse se detuvo unos segundos para después latir rápidamente. Se atragantó con la propia saliva que había en su boca, y después de toser unas cuantas veces le dirigió una mirada incrédula al hombre.

Una risita escapó de los labios del moreno. Chasqueó la lengua con indiferencia y tomó asiento en una de las dos sillas junto a la mesa. Con un ademán invito a Eclipse a tomar asiento frente a él. Era delicado con sus movimientos, sabía que cualquier cosa podía asustar a la chica y complicar la misión de obtener la información.

—¿Samuel L. Jackson?—Trago saliva y bajo de la cama con lo que parecía ser delicadeza, pero que en verdad, era precaución—. ¿Qué?

—No tengo ni la menor idea de quién sea ese tal Samuel—la autoritaria voz del hombre la alarmó aún más. Si el realmente era el actor, lo estaba haciendo bastante bien, suficiente como para que ella comenzara a creer que estaba frente al mismísimo director de una agencia secreta—. Ahora señorita, le invito a que tome asiento, por favor.

Eclipse tomó un largo suspiro y jugó con sus manos nerviosa. Todo marcaba a que el sueño había sido real. A pesar de estar con la seguridad en sus venas de que Nick estaba frente a ella no quería creerlo, quizá porque le parecía algo de lo más fascinante y de lo más aterrador.

—¿Nick?—Su voz fue un pequeño murmuró que puso nervioso al moreno. Se preguntaba cómo podía conocer su nombre si era la primera vez que se veían—. No... ¡no puedes ser real!—una risita salió de su boca—. ¡Claro que no, debes ser el actor! ¡Claro!—Tomó su cabello nerviosa—. ¡Producción! ¡Producción! ¡Producción!

A pesar de no tener un espejo frente suyo, sabía con certeza lo pálida que se encontraba. Al mirar entrar a Nick fue como una bomba de información que explotó en su cabeza. Dejándole más problemas mentales de los que ya tenía. Su cerebro trabajaba a punto de explotar. ¿Acaso era tan fan como para que su cerebro fuera capaz de crear un sueño que se sintiera tan... real?