Conociéndolos

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Esa noche Eclipse deseaba como nunca algo cálido. Bien podría pensar en regresar a su hogar para recostarse en su cálida cama y hacerse bolita entre las sábanas. Pero realmente, sus deseos eran todo lo contrario, no quería irse, solo quería una manta o algún sweater con que cubrirse.

Habían pasado más de dos horas desde que Nick la había dejado con las palabras en la boca al salir a toda prisa de la habitación. Suponía que su escape se debía a toda la información que le dió de golpe. Así lo suponía, o más bien, esperaba que así fuese.

Minutos antes un chico había entrado a la habitación, le había entregado su mochila y la ropa que anteriormente poseía. Después salió sin decir ninguna palabra. Eclipse agradeció mentalmente su ayuda y se vistió con dificultad; su cuerpo aún estaba bastante dañado por el impacto que había sufrido al llegar con la explosión.

Ella estaba en la silla, inclinada hacia adelante recargada en sus mismos codos, colocando su mentón entre sus manos. Era la viva expresión del aburrimiento. Poco a poco el hambre la había llamado, su estómago rugía y su mente la obligaba a imaginarse diversos platillos. Todo una tortura. Lamentablemente, el sueño era aún mayor. Estaba por levantarse para irse a la cama cuando la puerta se abrió de golpe. Eclipse emitió un sonido de disgusto y miró hacia la puerta, encontrándose con Nick.

—Acompáñeme por favor—Eclipse suspiró y asintió. Se colocó su mochila en sus hombros y avanzó hacia el.

Bien podría sentir que su cuerpo dejaría de responderle en cualquier momento, pero su instinto fan la obligaba a seguirlo a pesar de todo.
Ambos caminaban por los pasillos. Eclipse no emitía una sola palabra simplemente porque no sabía que decir. Conocía su carácter, y por ende, no podía llegar preguntándole sobre el clima o las tortillas si no quería una arma apuntando a su cabeza. Mientras tanto se disponía a observar cómo varios agentes caminaban a toda prisa de un lado a otro, chocando el múltiples ocaciones con ella. O como ellos saludan con un ademán al moreno, quien respondía de la misma forma.

Minutos después de caminar se había cansado del silencio sepulcral que había entre ellos, así que comenzó a idear diversos temas para comenzar una conversación. Pero Nick fue más rápido al hablar primero.

—¿Cuál es su nombre?

—Mi nombre es Eclipse—Titubeó un poco al hablar. No era que no le gustara su nombre, sino que odiaba que las personas se burlaran de ella por no tener un nombre normal. Pero para su sorpresa, Nick guardo la compostura y asintió.

—Bien, Eclipse. Necesito saber si cuento con tu ayuda para esto.

—¿A qué se refiere?

—Estamos en guerra señorita Eclipse y usted conoce cómo terminará esto. Cuál es el siguiente paso de Loki. Qué hará. Qué no hará. Puede ayudarnos.

En ese momento Eclipse se desconectó. Seguía caminando, sí, sus piernas aún la obedecían. Pero su mente ya no. ¿Traicionar a Loki para convertirse en una súper heroína? Cualquier chica aceptaría rápidamente. Pero ella no. Su obsesión por el villano la obligaba a debatir en su mente sobre ayudarlos o no. En su corazón la respuesta era segura. Ni siquiera necesitaba de meditarlo. Pero su mente le advertía de las consecuencias si decía que no. Sin embargo, esta vez estaba segura de que escucharía a su corazón.

—No puedo. Si intervengo en cualquier situación esto tendrá un final totalmente desconocido al que yo conozco.

—Supuse que diría eso señorita Eclipse...

—Lamento no poder ayudarlos.

—No tiene por qué disculparse, comprendo que usted solo lo hace para que esto tenga un buen final—Eclipse suspiró. Claro, un buen final. Si por ella fuera ya hubiera ayudado a Loki desde que había despertado.

El universo alternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora