La enfermería

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La mañana comenzó de una manera bastante desagradable para Eclipse ya que, justo después de despertar y tomar el desayuno, fue obligada por Natasha a tomar un baño en una de las regaderas de la enfermería; a esas altas horas de la mañana el frio era intenso y el agua no era lo suficientemente caliente, por lo que Eclipse estuvo quejándose mentalmente toda la mañana. Hubiera deseado poder expresarlo ante la pelirroja, pero sabía que hacer eso era un acto suicida así que se obligó a cerrar la boca y agradecerle.

Terminando la ducha corrió, literalmente, hasta su camilla, donde se recostó con sumo cuidado de no lastimar sus piernas y se arrebujó tal cual lo haría una cría que esta a punto de irse a dormir. Aplicó la famosa técnica de meter la sabana por debajo de sus pies para evitar ser atacada por algún fantasma, porque bien podría estar rodeada de miles de agentes armados y los mejores héroes del mundo, pero de los fantasmas agarra-pies nadie se salva.

EL sueño volvía a atraparla entre sus redes y ella no oponía resistencia, sino que se dejaba llevar lentamente por él, sintiéndose protegida por la sabana. Sin embargo, el frio la atacó de golpe, dándole como sorpresa escalofríos intensos y frio en los pies. Resopló molesta. Realmente extrañaba los cobertores de tigre de bengala que todas las familias mexicanas poseen, pero no podía pedirlo aquí. Bueno, realmente podía, pero perdería la poca dignidad que le quedaba.

—El doctor dice que fue un simple desmayo debido a falta de alimentos—Natasha entró a la sala de enfermería con un pedazo de tabla en sus manos. Eclipse dedujo que se trataba de las tablas que usaban los doctores para poner el estado de los pacientes y lo dejó pasar por alto—. ¿Cómo te sientes ahora?

¿Cómo se sentía ahora? Una pregunta bastante interesante para la castaña. Hubiera deseado responderla con sinceridad; decirle que se estaba muriendo de frio, que tenia miedo de que algún fantasma le agarrara sus pies, y que sus piernas le dolían mucho. Sin mencionar de que estaba a punto de morir de un paro cardiaco cada vez que recordaba su encuentro con Loki la noche anterior.

—Ahora estoy mejor, muchas gracias—Eclipse le regaló una sonrisa cálida y se centró en su ropa: el traje negro tan característico de ella ya no estaba, ahora en su lugar estaba una simple ropa de civil. Aún así se veía bastante bien y sus curvas se seguían marcado. Eclipse dudo unos segundos sobre su heterosexualidad, pero deshecho esos pensamientos al volver a recordar a Loki.

—Hiciste un buen trabajo allá, te lo agradezco mucho, bueno, toda la agencia—Natasha le ofreció su mano para estrecharla y ella no lo dudó un segundo  y estrechó su mano con la de ella, volviendo a jurar que no la limpiaría nunca, ni siquiera para bañarse, se pondría una bolsa si era necesario—Eclipse, ahora te pido una disculpa yo personalmente. Pudiste haber salido herida de ahí.

—No tienes por qué pedirme disculpas Natasha... ¡Fue el mejor día de mi vida! No sabes cuánto te lo agradezco—Eclipse sonrió tontamente y se dejó caer hacia atrás, recostándose en la camilla por completo. Los recuerdos regresaron a ella y volvió a sonrojarse.

—¡Vaya! Realmente se nota que te gustó mucho conocerlo... a pesar de que te amenazó de muerte.

¿Amenazar de muerte? Eso no era nada hablando sobre una fan. Bien pudo haberla asesinado y su fantasma aún lo seguiría idolatrando. Estaba consiente de la promesa de ayudarlo, ahora no como una fan más del montón, sino como una verdadera amiga. Eclipse dio un largo suspiro para evitar seguir pensando en él, si seguía así corría el riesgo de ser descubierta por Natasha.

—¿Qué te puedo decir? Creo que me agradó un poco—Tuvo que mentir otra vez, odiaba hacerlo, pero en casos tan necesarios donde su dignidad estaba en riesgo, tenia que hacerlo.

—Dime algo Eclipse—De golpe eliminó todos los pensamientos que quedaban en su mente y se volvió a centrar en la realidad. Se enderezó de nueva cuenta y miró a la pelirroja con una sonrisa—¿Te gusta Loki?—La sonrisa desapareció.

Ahí estaba lo que más temía de responder; no le diría que estaba totalmente enviciada con el personaje, no podía hacerlo. En su mente se volvía a armar rápidamente un nuevo plan para evitar decir la verdad. Volver a enredarla con mentiras, si es que se podía más, y así darle la versión de la historia totalmente errónea. Sin embargo, al ver el rostro burlesco de Natasha se dio una cachetada mental. Sabía que era pésima mintiendo, pero nunca lo acepto en persona porque en el fondo, muy en el fondo, quería creer lo contrario. Esta vez había sido lo suficientemente estúpida como para ponerse a mentirle a una experta de estas. Pensó en que quizá no seria tan malo decirle la verdad, o al menos eso esperaba. Tomó una gran bocanada de aire mientras se concentraba en lo que estaba por decir.

—No te puedo mentir a ti, no porque no quiera, sino porque se que no tengo opción contigo Natasha—Mordió su labio inferior con un poco de fuerza, siempre solía hacerlo cuando estaba bastante nerviosa, y este era uno de esos casos—Loki es uno de mis personajes favoritos en mi universo; cuando estaba haya sentía una gran empatía hacia él, por ende, me fue inevitable no tomarle cariño.

—Eclipse, el no es bueno para ti y lo sabes—Eclipse sabía con exactitud como respondería Natasha justo antes de que comenzara a hablar, y cuando lo hizo, supo que estaba en lo correcto; ella también lo estaba juzgando, y eso, inevitablemente le dolió.

—Tú también—Sonrió melancólica—También lo juzgas sin saber por todo lo que ha tenido que pasar. El no es malo, simplemente está roto, lo han lastimado tanto que, esta es su manera de desahogarse. Está pidiendo ayuda a gritos... pero nadie lo escucha.

Eclipse logró contener las lágrimas y dio un largo suspiro para relajarse. Hablar de ese tema la ponía bastante sensible y con unas inmensas ganas de llorar al sentir la impotencia de no poder hacer nada para ayudarlo. Cuando miró de nuevo a la pelirroja noto un cambio en ella; ya no era la misma expresión seria de antes, ahora era un poco más melancólica. Sonrió entre lagrimas al notar que estaba logrando al menos un pequeño cambio en la rusa.

—Quizá... quizá tengas razón. Después de todo tu sabes cosas que nosotros no—Ambas volvieron a conectar sus miradas y Eclipse miró con atención los ojos azules verdosos que la joven mujer poseía—Ahora te comprendo un poco más... además el es un tanto atractivo. 

El universo alternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora