La cena

2.7K 244 106
                                    

           

Por primera vez en muchas horas, Eclipse permitió que sus pies descalzos tuvieran contacto con el frió suelo de su habitación. Cuando estos dos tuvieron contacto entre ellos y pudo levantarse de la camilla, un pequeño escalofrió la recorrió haciéndola soltar una risita. Tenía bastante tiempo sin tratar de caminar a su suerte, sin nadie más a su lado que pudiera ayudarla, y esta vez sabía que lograría hacerlo por su cuenta. Ya estaba de pie, pero aún estaba sujetada de la pared, solo faltaba comenzar a dar pequeños pasos, tal cual lo haría un bebé; lentamente dio el primer paso, soltándose en el acto. Una gran sonrisa apareció en ella al notar que lo estaba logrando, pero cometió el error de confiarse demasiado y avanzar con más rapidez.

Un sonoro golpe retumbó en la habitación.

Sus piernas no resistieron lo suficiente y cayó al suelo como un saco de papas, lastimándose aún más las piernas. Soltando una risa al darse cuenta de lo patético que debió verse eso mientras evitaba llorar del dolor.

—¡Eclipse!—Un grito la obligó a mirar la puerta con horror—¿Qué sucedió? ¿Por qué estás en el suelo?—La chica se relajó un poco al mirar a Natasha en la entrada de la habitación, dirigiéndose rápidamente hacia ella.

—Yo solo trataba de caminar por mi cuenta, pero veo que aún no es tiempo—Eclipse hizo una mueca y miró sus piernas entrecerrando sus ojos, como si con eso fuera a lograr que estas se recuperaran.

Estando en el suelo sin despegar la mirada de sus piernas sintió como unos fuertes brazos la levantaban del suelo. No era que dudara de la fuerza de Natasha para levantarla, pero estaba bastante segura de que aquellos brazos no le pertenecían. Cuando sintió las sabanas de la camilla en sus piernas no desperdició tiempo y giró su mirada, encontrándose con un alto, musculoso y rubio Capitán América. Soltó un chillido mientras lo miraba atentamente y fangirleaba en su mente ¡Steve Rogers la levantó en brazos! ¿Qué era mejor qué eso? Además, no había dejado de mirarla con una sonrisa, como si de alguna manera, algo le gustara en ella, cosa totalmente imposible en la mente de la joven, pero cierto.

Aunque ¿En qué maldito momento había entrado?

—Te lo dije—Natasha sonrió y recibió los cinco dólares que el rubio amablemente le estaba entregando—. ¿A qué no es tierna?—Ambos soltaron una risita mientras que el rubio asentía energéticamente.

Eclipse hizo su mejor cara de enojo mientras los miraba fijamente, fingiendo estar enojada por su apuesta. Logrando simplemente que estallaran en risas, las cuales lentamente la contagiaron a ella después de unos segundos. ¿Quién podría enojarse con ellos?

—Buen rostro de villana. Consérvalo, nos ayudara en la batalla—Steve la miró con una peculiar sonrisa que en esos momentos Eclipse no supo descifrar.

Por unos segundos la mirada de la chica se centró en sus rostros, los observaba con una gran sonrisa, nuevamente, como si estuviera babeando. Por dentro era una simple chiquilla gritando como loca por tenerlos en frente, pero es que era un sueño realidad. Estaba bastante feliz a pesar de que por fuera estuviera comportándose como toda una niña buena.

—Vamos Eclipse, iremos a cenar al comedor. Supongo que quieres venir—Natasha se acercó hacia ella mientras la ayudaba a colocarse su mochila y levantarse. ¡Por todos los dioses! Que aroma tan más agradable poseía esa mujer—. ¿Puedes ponerte a un lado de ella Steve? Solo por precaución.

—¿Cenar?... ¿Qué hora es?

—Las diez y media—Contestó Steve con una sonrisa—. Has estado aquí por mucho tiempo, pero ya no regresas, de ahora en adelante estarás la mayor parte del tiempo con nosotros.

El universo alternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora