Capítulo Ocho

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El tiempo pasó, ahora teníamos 25 y 14 años, robamos muy poco porque no salíamos mucho de la montaña, y si era necesario solo salía yo, no dejaba que Robin se arriesgara mucho, ella se molestó mucho conmigo en ese tiempo, ella tenía una extraña obsesión con salir a robar, supongo que le gustaba la adrenalina de la posibilidad que la atraparan, pero por más que le explicaba lo peligroso que era salir ella seguía insistiendo en que ella podía salir porque no la habían visto a ella, solo a mí. Ella tenía un punto, pero no iba a dejar a una niña de 14 ir sola a robar, y mucho menos si era innecesario, ya que teníamos dinero de sobra, lo único que necesitábamos era ir al mercado y pasar desapercibidos, y regresar, no necesitábamos nada más.

Esto desencadenó los eventos más desafortunados y tristes después de la muerte de mis padres, algo que no esperaba de una niña, pero que fue causado por culpa mía.

Un día, en el que había un mal clima, llovía y había mucho viento, mi hermana tuvo las agallas para salir de la cabaña en la tarde noche, mientras pensaba que no lo notaría, pero obviamente lo note, ella había estado actuando muy extraño durante esos días, y eso hacía que siempre tuviera el ojo puesto en ella.

Ella salió con una sudadera, traía ropa muy ligera para el frío que hacía, pero uno que vive en una cabaña que apenas y te cubre del aire se acostumbra a las bajas temperaturas. Se dirigió a la zona donde vivía la gente adinerada, cuando muchas veces antes le dije que no lo hiciera, entró por la parte trasera a una casa y solo para darle una sorpresa cuando saliera la esperé sin entrar, lo cual fue una pésima idea.

Mientras observaba logre escuchar gritos, pero no eran de ella, luego escuche una especie de lucha entre personas, algo que no me dio mucha confianza, ella se había metido en una casa donde había personas dentro, otra cosa que le había enseñado, a no entrar hasta saber que no hay riesgo de ser atrapado.

Todo el alboroto hizo que entrara a ayudarla, pero cuando entré quedé con una escena muy desagradable ante mis ojos, había sangre por el suelo y en las paredes, una chica estaba muerta con la cabeza sangrando, mi hermana estaba en la recamara principal llevándose cosas, y con sangre en el brazo, la habían lastimado, pero la escena decía algo peor.

-¿Qué es lo que crees que haces?

-¡Ahh!- gritó mientras me lanzaba un golpe a la cara con un bastón, y al darse cuenta de que era yo se calmó un poco- Solo eres tu

-Si, soy yo, ¿pero ¿qué te sucede?, ¿qué le hiciste a esa chica?

-Se interpuso en mi camino y tuve que deshacerme de ella

-Pero esa no es la manera de hacerlo, ¿por qué la mataste?

-Para que no volviera a molestar, tu hiciste eso cuando robamos el museo

-Eso fue un accidente, tú estabas en peligro y cometí ese error al salvarte, no es un ejemplo que debas seguir

-Bueno, ya que, ahora hay que correr antes de que llegue...- en eso se escuchan sirenas fuera de la casa- demonios están aquí

-¡¿Y por qué crees que lo están?!

-No hay momento para enfadarse, hay que salir de aquí

Corrimos hacía el bosque, pero por desgracia uno de los policías nos alcanzó a ver y nos comenzaron a seguir, Robin en un acto de imprudencia saltó sobre el policía, y le quitó el arma, y lo asesinó, al igual que su compañero, esto nos dio tiempo para escapar al bosque y ocultar nuestras huellas.

Ya en la cabaña, comencé a regañar a Robin, ella comenzó a hacer eso desde hace mucho tiempo atrás, dijo que no se sentía ni un poco mal por hacerlo, yo me preguntaba si había sentido el mismo impulso que yo cuando mate al sujeto del museo, pero, aunque lo hubiera tenido esto no era excusa para hacerlo como si nada.

Nuestra discusión se tornó en una pelea, en la que mi hermana tomó una rama de un árbol, yo escapé de ella hacia el bosque, pero sorprendentemente me pudo alcanzar, y fue entonces que en un momento de desesperación lancé una ráfaga de aire contra ella y ella voló hasta un árbol, quedando inconsciente, me di cuenta de que estaba viva, pero no despertaba.

Los Cuatro: WilliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora