Capítulo Veintinueve

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Ya que no hemos salido durante una semana me estoy comenzando a preocupar un poco, la situación con mi hermana me comienza a inquietar más, ha pasado un mes desde que nos trajeron aquí, y al menos las primeras semanas no me preocupaba tanto que estuviera sola, pero ahora que ha pasado tanto tiempo no puedo evitar sentir que debo hacer algo. Lo malo de no haber salido es que ya no tengo idea si la chica que conocí en el restaurante al que fuimos ya fue a Uruan, esto es malo, necesito salir del lugar para poder siquiera contactar a la chica.

He estado pensando en esto toda la semana, pero los ratos que he pasado con Janeth hacen que me relaje un poco, ella me pidió que le ayudara entrenar como lo habíamos hecho últimamente, yo estaba muy preocupado por Robin que al principio le di una larga, haciéndola esperar, luego de estar en mi habitación acostado en la cama me di cuenta de que no tenía nada mejor que hacer. Y estar en este tipo de combates hacen que mi mente se despeje un poco, además de que con el cansancio que suelo tener después de estas sesiones en lo único que pienso es dormir.

Entonces decidí salir a intentar pensar en otra cosa y dejar de pensar que soy una basura de persona, y me acerqué a Janeth y le dije que sí. De todos modos, se me habían ocurrido unas cuantas cosas en las que tengo que practicar, además de algunos movimientos que nunca había intentado antes y parecía el mejor momento para hacerlo. El primer y segundo día de estos entrenamientos seguimos con la velocidad de Janeth, ya la ha mejorado mucho, pero podría ser mejor, seguimos con ejercicios parecidos en los que tenía que bloquear mis ataques y hacer que los suyos fueran más rápido, ella logro llegar a una velocidad que la mayoría de la gente apenas puede alcanzar, por lo que le dije que estaba lista, pero ella siguió haciendo los ejercicios por otro día, solo que esta vez ella lo hizo para poder hacerlos con la misma fuerza con la que lo hacía antes, cuando eran más lentos. Sinceramente si lo logra hacer, que no lo dudo, sería una de las personas más peligrosas a las que alguien podría enfrentarse, tiene demasiada fuerza, yo creo que puede levantar un automóvil, pero, aunque por poco no pudiera sería demasiado de todos modos.

Después de que le ayudaba a entrenar le pedí que me diera una mano para practicar mis técnicas de vuelo, sé que apenas lo he intentado, la verdad es que tengo cierto miedo a caerme mientras lo hago y lastimarme, pero creo que, en este lugar, como no puedo llegar demasiado alto no debería haber problema. Le pedí a Janeth que mientras estuviera en el aire me lanzara rocas, necesito poder esquivar en el aire, porque me puedo mover, pero no con tanta delicadeza como me gustaría, si logro mejorar en esto luego incluso podría intentar usar el arco mientras estoy volando, lo cual sería genial.

He de decir que no esperaba ser tan malo en esto, las primeras veces apenas pude mantenerme en el aire después de esquivar dos rocas, luego de eso perdía el control y me lanzaba conta uno de los muros, o ya no me daba tiempo de seguir manteniendo el aire debajo de mí y caía al suelo. De hecho, hubo varias ocasiones en las que Janeth me lanzo una roca y yo no había logrado estabilizarme a tiempo de la anterior y la roca me golpeo.

La verdad me molesté un poco al tercer día, ya había podido mejorar un poco, pero era también algo aburrido, por lo que le dije a Janeth que sería buena idea mejorar nuestro uso de las armas que nos dieron, yo no recordaba que ella no tomo ningún arma el primer día, y los entrenamientos de combate son suficientes para ella, pero yo quería mejorar mi precisión con el arco.

Le dije a Janeth que me pusiera objetivos en movimiento, diez para ser exactos, lo que diría que tan buena puntería tengo, ella levanto la tierra y la comenzó a mover sin ningún orden, justo eso era lo que necesitaba, me puse a una distancia considerable y comencé a disparar las flechas, pude darle a los primeros cinco, pero la sexta flecha paso rozando el objetivo, y el resto dieron donde debían.

- Bien hecho, tienes muy buena puntería, también lo demostraste en la misión de hace unas semanas

- ¿Crees que eso es buena puntería? – le dije, escuchar eso me altero un poco – Un cazador no puede fallar los tiros, si hace esto su presa huira y habrá perdido, en nuestro caso es lo mismo, si yo fallo una flecha puedo estropear la misión entera, necesito darle al cien por ciento de los objetivos

- Esta bien, pero creo que estas exagerando

Pude practicar lo suficiente el par de días después de eso, y la verdad solo el primer día falle en algunas rondas de práctica, pero después de eso no he fallado ninguna flecha, puede que Janeth tuviera razón y estuviera exagerando, pero tampoco me puedo permitir fallar.

Este día nos dedicamos a combate de pruebas, pero por alguna razón volví a tener el sueño en el que se quemaba la cabaña, y en el que al final el cuervo vuela directo hacia mí, esa parte es la que me despierta, pero lo que en realidad me da miedo es que en serio le pase algo a la cabaña y Robin muera o le pase algo.

Estaba distraído y cuando comencé a entrenar con Janeth mis movimientos eran muy erráticos, por lo que logro ver a través de mi fácilmente y perdí la primer batalla. Pero eso fue suficiente para abrirme los ojos, no podía permitir que ella me venciera de nueva cuenta.
Me concentro y ataco a Janeth a una velocidad más alta de lo que está acostumbrada, pero no a lo máximo que puedo, para no dejarla en tanta desventaja, esto funciono al principio, logre golpearla varias veces, pero no parece inmutarse ante esto, es por eso que la pelea está durando demasiado, es momento de terminar.

Me abalanzo sobre ella de frente, pero cambio de dirección a máxima velocidad hacia su izquierda, pero ella parece poder leerme fácilmente, no pude detenerme de impactar contra el muro de tierra que creo a ambos lados suyos, ella me empuja, y unos metros atrás caigo al suelo y ella me retiene brazos y piernas con sus poderes de tierra. Y aunque forcejeo un poco es obvio que ha vuelto a vencerme. Ella me libera y extiende su mano para levantarme y así acaba nuestra sesión de entrenamiento.

Los Cuatro: WilliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora