Sensualidad

102 16 0
                                    


-¡Seung Ri, se hace tarde!

Se apresuró a acomodarse el cabello con algo de cera que puso entre sus dedos. Acomodó el cuello de su camisa, viéndose en el espejo.

-¡Seung Ri!

-¡Ya voy!

Salió rápidamente, bajo las escaleras, encontrándose con su madre ya bien vestida con un abrigo de piel falsa, de esos que tanto le gustaba comprar en el mercado y presumir a las amigas.

-No sé porque siempre nos haces llegar tarde.

Seung Ri sonrió en silencio, ambos fueron al coche. Todos los viernes eran iguales, por la mañana acompañaba a su madre a rezar, desayunaban para que después él pudiera ir a su trabajo "con el alma en paz".

Apenas entraron a la iglesia, se pusieron a rezar, su madre amaba ir a la iglesia, parte espiritualidad, la otra por hablar con sus amigas. A él siempre le causaba risa como decía una oración pero eso sí, saludaba a todo quien conociera y pasara a su lado. Miro al techo en silencio, cerró los ojos por un momento.

Él no se consideraba un creyente, mucho menos espiritual, sí creía pero era muy a su manera. Creía. Eso era lo que importaba y lo único que hacía cada viernes era pedir por una buena persona que estuviera a su lado. Ansiaba encontrar a esa persona mágica que sabía que tenía que existir en algún lado. Sólo esperaba poder encontrarse con ella pronto.

Espero a que su madre terminará de hablar con sus amigos, mandaba mensajes a su novia, quería verla esa noche, al fin había convencido a su madre que la dejará llevar a casa, claro, solo a que la conociera. Uno, dos, tres y hasta cuatro llamadas hizo pero ella nunca contesto. Suspiro, dejando el teléfono a un lado, no tenía que pensar mal, ella le quería, tal vez no mucho pero estaba seguro que era diferente a las demás mujeres que fueron pasando por su vida. Tenía que ser diferente, el destino no podía ser tan cruel con él.

Fueron al lugar favorito de su madre para desayunar, pidieron lo habitual, sentándose en la mesa favorita de su madre, cerca de un pequeño jardín zen que le daba un toque bello y tranquilo al restaurante. Ella se retoco el labial rojo que portaba ese día, antes de mirar fijamente a su hijo, Ri jugaba distraídamente con su plato de frutas, veía ese jardín como si fuera lo mejor de la vida.

-¿De verdad vas a llevar a esa mujer?

-Mamá, ya hemos hablado de esto.

-Por eso mismo, Seung Hyun. Sabemos que me preocupas. No sé si la forma en la que llevas tu vida sea el correcto.

-Madre, no hago nada malo.

-Sabes que lo único que quiero es tu felicidad, hijo. No seré eterna.

-Mamá.

-Y quisiera irme sabiendo que tienes una buena vida, con un persona a su lado... Ese, es mi único sueño y anhelo para ti, Seung. Es por lo único que pido cada noche.

-Encontraré a alguien, mamá. Tarde o temprano.

-¿Y esa chica que quieres traer a casa? Sabes lo que eso significa, traer a casa a una persona y en especial a que conozca a tu madre, no es algo que se tome a la ligera.

-Lo sé. - asintió en un suspiro.

-Seunghyun, no quiero que te rompas el corazón.

-No te preocupes por eso, mamá. Yo estoy bien.

Término de desayunar para después acompañar a su madre a la reunión donde ella iba a hacer manualidades y todas las cosas que a las señoras les gustaba hacer.

THE FEELINGS PAINTED IN THE SKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora