Luciérnagas

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Trabajar siempre fue una de las cosas que más le gustaba hacer. Por eso no le molestaba hacerlo aún cuando podía consumir la mayoría de su tiempo. Sin embargo, el dinero no muchas veces era suficiente mucho menos para las cosas que él necesitaba como nuevos lentes para su cámara, ramen, los gastos de la casa, más ramen. Pronto tuvo que encontrar un trabajo más y era muy divertido. Repartidor de periódicos. Si, era algo trillado y a su edad, pero trabajo era trabajo.

Lo único malo era que despertaba de madrugada y por el día era un zombi, pero estaba contento así que estaba bien.

Era lunes, era un lunes especial. Ya habia pasado casi dos semanas entre papeleos y todo para que Seung Ri pudiese trabajar oficialmente en el hospital y le pidió a Ji Yong que fuese a llevar cafés y panecillos a todos para celebrar.

En su moto llevó todo con bastante cuidado, estaciono y al quitarse el casco, se acomodó un poco el cabello con ayuda de sus dedos para no verse tan mal. Entró directamente al área de neurología e investigación. Sonrió al ver a Seung Ri acomodando su ropa formal y cabello que ahora lucia con estilo más discreto.

—¡Ji Yong! —en cuanto lo vio, salió disparado hacia él, le ayudó con la bolsa de panecillos—Vamos, todos los viejitos están en espera de su café matinal.

—Espero no haber tardado tanto. Por cierto, felicidades por tu nuevo trabajo.

—Gracias. No pude haberlo logrado sin ayuda de Young Bae.

Entraron a la sala de descanso donde estaban los chicos, Eric veia el resumen del partido de béisbol de la noche anterior, Young Bae leía y Seung Hyun miraba a todos con mala cara.

—¡Buenos días, estrellitas! -la ridícula imitación de Willy Wonka que hizo Ri provocó risa en Ji Yong.

—Idiota. No somos niños. -resopló Seung, observando cada movimiento que hacía Ji.

—Vengan. Vamos a celebrar este gran día.

Todos se acercaron para tomar los cafés, Ji Yong tomó el café que llevaba especialmente para él, se lo extendió, regalándole una sonrisa pequeña y tímida. Seung Hyun lo tomó sin expresión alguna en su rostro.

—Este será el comienzo de una gran relación laboral. —dijo Seung Ri con gran orgullo.

Young Bae se quedó viendo esa sonrisa emocionada en los labios del menor. Tener a un gran amigo cerca de él lo ponía feliz y ¿por qué no? A una persona que buscaba superarse laboralmente.

—Lo único horrible de aquí es tendré que verte todos los días, Lee.

—¡Hyung, no seas fea persona!

—Solo soy sincero.

—Tu sinceridad rompe mi corazón.

—Lastima.

—¡Vamos a comer panecillos! —exclamo Eric.

Todos corrieron a tomar uno para seguir con la plática, excepto Seung Hyun que se alejó un poco, haciendo como si estuviera buscando papeles, aunque en realidad lo que sucedía es que se sentía extraño. Las miradas que le regalaba Ji Yong no eran buenas. ¿Se supone que debía hacer algo?

Ji Yong le observaba de reojo con una sonrisa de lado. Suponía que iba a hacer eso, tal vez era la razón por la cual le causaba un tanto de gracia. Despistadamente se acercó a él, poniéndose a un lado como si estuviera curioso.

—¿Qué haces, hyung? -el aludido brinco un poco, sonrojándose de inmediato.

—N-nada—tartamudeo—Solo estoy buscando, ah, eso, de...algo. —le miró. Ahí estaba él, tan sonriente como siempre—¿Qué pasa?

THE FEELINGS PAINTED IN THE SKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora