THE FEELINGS PAINTED IN THE SKY

Limón y miel.

—Seung Ri, quiero que vengas con tu amigo Ji Yong. —el menor le miró desde arriba de la escalera donde se encontraba limpiando los cuadros que estaba en su pared.

Chae Rin le veía con una sonrisa, vestida en un entallado vestido blanco con un bolso del mismo color y zapatillas rojas.

–¿Lo vas a aceptar?

—Esa noticia se las diré en la comida. Promete que llegara temprano. —Ri iba a decir algo cuando lo puerta se abrio, dejando salir a una pequeña y su madre, seguidas del pediatra.

—Seung Ri...Oh, no sabía que estabas ocupado. —vio a la mujer que le sonrió.

—¿Usted es con quién trabaja Ri?

—Dong Young Bae, a sus órdenes, señorita.

—Chae, él es pediatra. —comentó Seung Ri muy orgulloso.

—¿De verdad? Wow, en serio luces muy joven.

—¡¿Verdad que sí?! —se movió un poco haciendo tambalear la silla debajo de él.

—¡Seung Ri, no te vayas a caer! —grito Bae asustado, alzando sus brazos, listo por si caía.

—Estoy bien, no te preocupes.

—No deberías de estar ahí en primer lugar.

—¡Estoy limpiando el desastre que tenías!

—¡No era necesario, chiquillo! —le regalo una sonrisa que no pasó desapercibida por la chica.

—¿Cómo que no era necesario? ¡Eres un pediatra y tenías un tiradero!

—Pero...

—¡Tienes que ser más ordenado! Hay que demostrarles a los niños que el orden es bueno. —se bajó rápidamente de la escalera—De hecho, estaba pensando que a este lugar le hace falta, no sé, dibujos, una sala para niños con libros donde dibujar y cosas así.

—¿Crees?

—¡Si! Debemos ir a comprar.

—Lo haremos. Pero antes tengo que salir. Podemos ir cuando regresemos.

—Hay que aprovechar que no tienes citas.

—De acuerdo. —le sonrió brillantemente. Una sonrisa que no paso desapercibida por la chica que observaba todo con una mueca divertida. —Entonces, me retiro. Señorita, fue un placer conocerla.

—Igualmente, Young Bae.

—Nos vemos más tarde, Ri.

Esperaron a que Young Bae se retirará del lugar, Chae Rin se acercó al menor y sonrió divertida.

—¿Por qué sonríes de ese modo?

—Por nada, Ri.

—¿Segura?

—Claro. Vamos, llámale a Ji Yong para que nos veamos hoy mismo.

Ella se le quedó viendo mientras Seung Ri sacaba su celular, mandándole un mensaje a su amigo para la cita. Tal vez era un presentimiento, pero algo pudo ver en aquella sonrisa que el pediatra le lanzó a su amigo.

—Es un doctor muy lindo.

—Cállate.

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Estaciono el coche cerca de la entrada del lago donde había quedado citado. Apagó el motor, pero no se movió, sus manos parecían estar atadas al volante y ni era para menos, de tan solo imaginar a quien iba a ver, todo su cuerpo temblaba expectante y lo peor es que no sabía el por qué, felicidad, enojo...Miedo. Solo dios sabía que eran los sentimientos realmente.