Entre las nubes

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Sus manos acariciaban la suave piel del delgado cuerpo debajo de él. Sus labios recorrían cada centímetro, trazando con su lengua un pequeño camino hasta el vientre plano y suave, dejo un beso en la zona, siendo acariciado por unas pequeñas manos que se deslizaban por sus cabellos. Sus manos tomaron la cadera de Ji Yong, alzándola, bajando lentamente su ropa hasta descubrir sus piernas que ahora le rodeaban, tan finas y blancas como el resto de su piel.

Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento, era una emoción diferente a cualquier otra, algo que iba mucho más allá de todo. Sentir el cuerpo tan pequeño y dulce entre sus dedos, su piel deslizándose, Ji abriendo acomodándose para que él pudiera acomodarse entre sus piernas, dándole como regalo una vista demasiado tentadora, demasiado bella, demasiado como para controlarse...

Abrió los ojos rápidamente, sentándose en la cama. Miró a todas partes, pero estaba igual que como se acostó, solo.

—Oh, dios. —abrió sus sabanas para mirar por debajo de ellas, cerró los ojos al ver lo que ese sueño produjo en su cuerpo—Aish, no puede estar pasándome esto.

Se paró con un poco de incomodidad, golpeándose mentalmente por tener una mente tan cochambrosa e indecente. Así no era como le habían criado, así no era él y mucho menos tenía esos sueños. Estúpidos andrógenos o como se llamarán. Corrió a la ducha y sin importarle a que se calentara, se quitó la ropa y entro.

Esa clase de situaciones le estaban pasando desde que decidió tocar a Ji Yong y al principio pensó que era algo normal, es decir, después de todo era un ser humano, un hombre, una persona que tenía las necesidades básicas como cualquier otro, pero cuando los sueños se hicieron recurrentes y los toqueteos ahora fueron regresados por las manitas de su novio, supo que se estaba saliendo de control. No estaba bien porque...pues...por muchas razones, la primera era que Ji era un hombre decente y no iba a faltarle al respeto ni siquiera en estar pensando en él de esa manera y en segunda porque él nunca tuvo ni pensó tener ese tipo de acercamientos con otra persona, bueno ni siquiera en sus días de escuela uso la famosa "mano" para andar "auto explorándose". No era que no lo necesitara, pero bien decían que una mente ocupada no tenía tiempo para pensar en eso y él realmente nunca pensó en eso, ni por la cabeza se le ocurriría que iba a tener que vivir este tipo de situaciones y mucho menos a su edad.

Pero ahí estaba, bañándose con agua fría y refunfuñando por dejar que sus necesidades fisiológicas le estuvieran jugando tan cruelmente. Qué iba a pensar el lindo de Ji Yong de él si lo viera así...mejor que no lo viera, que pena. Ni siquiera tenía un buen cuerpo. Seguramente, y por lo que sospechaba, Ji ya había pasado por esas "situaciones" así que era un poco vergonzoso, pero se preguntaba cómo habrían sido sus antiguas relaciones. ¿Habrán sido chicos? ¿Eran guapos?

Escuchó el teléfono sonar, en el pasado se le hizo extraño que la casa tuviera uno a un lado de la ducha, pero ahora le veía utilidad. Abrió la puerta de la ducha y contesto.

—¿Hola?

—¡Hyuuuung, buenos días!

—¿Qué tiene de buenos?

—¡Ya deja de ser así!

—Ya dime lo que me vas a decir que me estoy bañando.

—¿Metiste el teléfono al baño? Iugh.

—Tengo uno aquí para...no importa solo dímelo, Lee.

—Hyung, ¿ya vendrás a mi casa?

—Voy para allá, enano.

THE FEELINGS PAINTED IN THE SKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora