Estrellas de cristal

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Las manecillas del reloj pasaban lentamente haciendo ese maldito ruido estresante. Inhaló profundamente una vez antes de escuchar el ruido de las zapatillas acercándose. Se levantó cuando la puerta se abrió dejando ver a una mujer de mediana edad, ojos cansados y sonrisa torcida. Casi irreconocible a su recuerdo infantil que aun guardaba en su mente.

—Te ves más guapo.

Su madre se acercó a abrazarlo delicadamente, apretándolo un poco a su cuerpo.

—Te he extrañado, mamá.

—Y yo a ti, hijo. Pensé que vendrías antes.

—Lo siento. -se alejó, dirigiéndolos hacia el sillón donde él había estado sentado—He tenido mucho trabajo.

—Lo sé. Tu padre me ha contado mucho de lo que haces. Esta ansioso por la cena que tendrás con sus amigos doctores.

—¿Tu cómo has estado? -desvió la conversación, no quería hablar de siempre lo mismo.

—Un poco cansada pero bien. Ya sabes que siempre la vida de una mujer casada es ajetreada.

—¿Sigues pintando? -ella sonrió con nostalgia, acariciando la curvatura de su mejilla.

—¿Está pasando algo en tu vida? ¿Algo nuevo? Te ves diferente.

—¿Diferente?

—Tus ojos parecen brillar mucho, hijo. -sonrió, apachurrando su nariz a modo de cariño—¿Algo que quieras contarle a tu mamá?

—Ah...

—Cuenta el chisme, hijo. -Seung sonrió con un poco de vergüenza.

—Conoci a alguien.

—¡Oh, por todos los cielos! ¿Cómo es ella? - la vio a los ojos preguntándose qué pasaría si le dijera que no era precisamente una "ella" sino un "él". Confiaba en la bondad de su madre, pero no su límite.

—Es complicado.

—¿Ya es tu novia?

—No, en realidad...

—Seung, cuéntame. Quiero saber quién es esa persona que esta provocando algo en mi bebé.

El chico inhaló hondo, no era precisamente eso de lo que quería hablar con su madre, pero también no quería ocultárselo. Le tomo de ambas manos, besandolas con todo el amor del mundo.

—Se llama Kwon Ji Yong.

—¿No es un nombre extraño para una chica? -cuestiono con el ceño fruncido.

—Es porque no es un nombre de mujer si no de un hombre.

—¿Eh?

—El chico al que conocí se llama Ji Yong. Es fotógrafo, tiene muchos trabajos de medio tiempo y... no, aún no es mi novio.

—Oh. -ella parpadeo varias veces como tratando de encontrar qué decir. Miro a su hijo y sonrió con ternura—¿Es bueno?

—Es mucho mejor que de lo que te imaginas.

—¿Magico?

—Algo así.

Ella meditó las palabras de su hijo. Cuestionando si era buena o no la situación. Seguramente tendría problemas si su esposo de enteraba.

—Deberias considerar más ir a la cena de tu padre.

—¿Para que me acepte, al fin?

—Eres su hijo, Seung. No importa lo que pase, siempre lo serás.

THE FEELINGS PAINTED IN THE SKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora