—¿Cómo te sientes hoy, Bruno? —Desde hace un mes que me veo todos los días con Rosa y sinceramente, preferiría estar en mi casa.
—Igual, no siento nada nuevo. —Continúo tratando de armar el rompecabezas que trajo para que jugáramos. —Creo que me estoy enfermando.
—¿Por qué lo dices? —Giro mi cabeza para verla y noto como acomoda sus lentes.
—A veces me siento triste, pero ese mismo día, también me siento feliz, ¿es posible eso? —En realidad, me gustaría saber si eso lo era. No me gusta cómo me siento, hay días en los que quiero salir a divertirme y otros en los que quiero acostarme y dormir.
Todavía no tuve el valor de hablar con nadie sobre lo que ocurrió hace siete días atrás.
—Es normal hasta cierto punto, pequeño. —Se mueve en su sillón. —Hay veces donde las personas les gusta estar solas, consigo mismo, aunque no es normal que esto ocurra todos los días y menos en un niño de tu edad, además de que lo poco que te conozco, sé que eres un pequeño lleno de alegría el cual no debería sentirse de esa manera.
—Hay noches en las que escucho a mi hermano llorar. —Dejo de lado el juego y me siento sobre la silla frente a ella. —¿Es mi culpa?
—Por supuesto que no —contesta de inmediato. —¿Por qué piensas que es tu culpa? —Estira su mano para que pueda darle la mía y lo hago.
—No sé, a veces pienso que todo esto es mi culpa. —Otra vez siento ese dolor en mi pecho y un nudo en mi garganta que me impide hablar.
—¿A qué te refieres con todo esto, precioso? —Su voz en suave, está tratando de hacerme hablar, siempre lo hace. Sin embargo, no puedo contestar y me limito a levantar ambos hombros. —¿No quieres hablar de esto todavía? —Niego con mi cabeza. —Está bien. —Suspira. —¿Qué te parece si terminamos ese rompecabezas? —Sonrío mientras bajo de mi lugar y vuelvo al largo sillón donde se encuentra mi juego.
—Nos vas a decir que paso, no quiero seguir viendo que tus mejillas se pongan todas rojas porque estas evitando llorar. —Brazos cruzados, voz exigiendo una respuesta y su la expresión de su rostro sin duda muestran enojo.
—Tomi dijimos que no lo íbamos a presionar, él nos dirá lo que paso cuando este bien. —Mi amiga se acerca y me abraza.
—Es que no me gusta verlo mal. —Sigue cruzado de brazos, pero se sienta frente mío esperando que hablara.
—No seas malo con Bruno. —Se acerca y tira de su oreja, recibiendo un fuerte grito por parte de mi amigo.
—No puedes hacerme eso. —Frota con cuidado la zona colorada.
—Sí que puedo, soy la mayor del grupo y tengo que cuidarlos. —Bella había cumplido ocho años hace tres días y tomó el mando nuestro pequeño grupo diciendo que ella debía cuidar a sus menores amigos.
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Gracias por todo, hermano © ["Hermanos" #2]
General Fiction"Crecer sin mis padres es difícil, todos a mi alrededor me miran con pena o tratan de no hacer comentarios que me duelan, pero ellos no saben que tengo el mejor ejemplo a seguir y que supe cómo enfrentar su ausencia. De bebé mi familia pasó por cosa...