Capítulo 22

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Sábado

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Sábado... Uno de los pocos días en los que puedo relajarme y poder dormir un par de hora más. Sin embargo, hoy no sería uno de esos.

—¿Cómo es que lograste venir hasta aquí? —pregunta la mujer sentada en una de los sillones de mi living.

—Le dije a mi nana que tenía que venir a hacer un trabajo del colegio con un amigo.

—Eso quiere decir que no le has dicho que venías a la residencia del señor García ¿no?

—No, si hacia eso ella se lo diría a mi padre y eso sería terrible. —El pequeño niño está siendo interrogado por una asistente social que se ocupará de su caso.

Me encuentro apoyado en el marco de la puerta de la cocina observando como Erick está hablando con la señorita Sánchez sobre la relación con sus padres. Aquella mujer apareció, acompañada de Cesar, bastante temprano para el agrado de cualquiera en mi casa.

Durante la semana, habíamos planeado que el ex compañero de mi hermano viniera a nuestra casa para poder conversar con la persona correspondiente. Acuña, por su lado, me advirtió que no debía involucrarme notoriamente con todo esto, pero, al escuchar esto, Bruno volvió a hacer uno de sus rabietas titulada "Los adultos nunca entienden nada". Y es bastante irónico porque el mismo hombre que me aconsejo que no me involucrara, arma toda la reunión en mi casa luego de escuchar las distintas explicaciones de mi hermana de porque debemos ayudar a Erick.

—¿Café? —Una taza aparece frente a mí.

—Gracias amor. —Tomo la taza y me giro para encontrarme a una somnolienta Melanie. —Podrías haberte quedado en la cama un rato más.

—Lo sé, pero quería estar con ustedes, además de que ya es tarde para seguir acostada. —Besa mi mejilla. —¿Cómo le va? —Observa a las personas en el living.

—Creo que normal. Han estado hablando por un largo tiempo ya y, por lo que escuche, le ha mentido a su nana sobre donde se encuentra.

—¿Y Bruno?

—Estuvo hace un rato aquí, pero Cesar le pidió que dejara a Erick y a la asistente a solas para que no interfiriera en nada.

Ríe. —Ya puedo escuchar sus quejas mientras se marchaba. —Acomoda el peso de su cuerpo en mi brazo. —Sabes, es lindo ver que Bruno se preocupe tanto por alguien que no seamos nosotros o sus amigos, es tan solo un niño de siete años con bastante madurez para su edad y me llena de felicidad verlo crecer de esta manera y ver lo excelente hermano que has sido todo este tiempo.

—Tienes razón, aunque todavía no confió mucho en Erick y ni hablar de su padre. —Arrugo la nariz.

—Lo del padre de él, lo comprendo, pero no pongas el peso de la culpa en un pequeño. Sabemos que lo que le hizo a tu hermano no tiene perdón, sin embargo, después de todo esto, no es su culpa que tenga un mal ejemplo de como se trata a los demás.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2019 ⏰

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