Capítulo 1

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Siempre me despierto antes que mi hermano, cuando lo voy a levantar se queja que su alarma aún no sonó, pero no es mi culpa ser activo, a mí me gusta ir a la escuela y quiero llegar a tiempo

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Siempre me despierto antes que mi hermano, cuando lo voy a levantar se queja que su alarma aún no sonó, pero no es mi culpa ser activo, a mí me gusta ir a la escuela y quiero llegar a tiempo. Pero hoy no lo haré, dejaré que duerma mientras, buscaré mi ropa.

Bajo de la cama, me fijo en el mueble que me puedo poner. Hay días que hacen frío y otros, calor, eso hace que no sepa qué ponerme. Vuelvo a mi cama, me subo para poder fijarme el día, sin embargo, me encuentro las calles oscuras, solo puedo ver algunos árboles con pocas hojas y casi no hay autos que pasen. No me quedará otra que elegir por instinto. Vuelvo a pararme frente a toda la pila de ropa, saco un pantalón de los primeros estantes, pero las sudaderas están muy arriba, ¿Ahora qué haré? Miro a mi alrededor, la silla es la solución; la muevo y me subo haciendo que sea más fácil agarrar lo que estaba buscando.

Sin el pijama y con mi ropa lista, me voy a la cocina para empezar a hacer mi desayuno. Con este clima, tomo mi chocolatada caliente; la preparo como todos los días y la caliento en el microondas.

—Fácil, ahora las tostadas. —Trato de hablar bajo, no quiero despertar a Sebas.

Busco el pan en la alacena, lo meto a la tostadora y espero que todo esté listo.

—No era muy difícil. —Me doy ánimo. Los sonidos de los electrodomésticos me avisan que mi desayuno está listo, pero antes busco en la heladera algo para poner sobre la tostada, el frasco de Nutella parece tentador, pero mejor no, Sebas me regañará por comer tanto chocolate, sigo buscando hasta que encuentro una jalea de frutilla. Con todo listo, me siento en la mesa a disfrutar de mi desayuno.

—¿Qué haces? —pregunta mi hermano entrando con la camisa del trabajo, pero con su pantalón pijama.

—No te quería molestar, así que me preparé el desayuno solo. —Sonrío con orgulloso.

—Que considerado eres —bromea. —¿Dormiste bien?

—Sí, aunque la rama del árbol que está junto a mi ventana me molestó toda la noche, hacia un ruido feo. —La piel se me erizo, me da miedo ese árbol y Sebas se niega a quitarlo.

—El fin de semana lo talaremos un poco para que no te moleste. —Se sienta a mi lado y me da un beso en la cabeza. Me gusta cuando hace eso, porque siento que él estará conmigo siempre.


—Entonces, después de que visites a la señora Laura vendré por ti, ¿sí?

—Está bien. —Lo saludo. —Le mandas besos a la tía Ame y le dices que la extraño.

—Claro que sí, chiquitín. —Me bajo del auto y corro a la entrada; giro a saludarlo y entro a la escuela.

Los mismos chicos de siempre caminan cada uno a su aula, pocos son los de mi edad, la mayoría son más grande, pero al entrar a mi curso allí están todos. Paso sin llamar la atención, desde que empezaron las clases trate de no hacerlo, aunque no puede escaparme de dos personas.

Gracias por todo, hermano © ["Hermanos" #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora