Capítulo 21

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—Yo no le creo —dice con los brazos cruzados

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—Yo no le creo —dice con los brazos cruzados.

—Yo tampoco.

Hace una semana que venimos discutiendo sobre lo mismo.

—Bruno sé que siempre le ves las cosas buenas a las personas, pero no te olvides que estuviste en el hospital por su culpa.

—Yo no sé mucho, pero por lo que me contaron estos días deberías tener cuidado con lo que él te dice. —Apoya su mano sobre mi hombro haciendo que me sonroje.

—Sé que es difícil confiar en él. —suspiro. —Pero su padre lo maltrata y su madre ni siquiera lo ayuda, fue educado por un animal.

—Eso no justifica que se comporte de esa manera. —Mi amigo rueda los ojos.

—Tienes razón, pero se dio cuenta que lo que hacía no estaba bien y ahora está tratando de cambiar.

—Solo tenemos siete años, Bruno, no podemos hacer nada nosotros.

—Yo tengo ocho —aclara Bella.

—Yo igual. —Ambas chicas chocan los puños.

—Niñas esto es serio —bufa. —Deberías hablar con tu hermano, él es el único que nos puede ayudar con todo esto.

—¿Y por qué no sus padres? —pregunta Eva curiosa.

—Mi padre no entendería la gravedad del asunto y me diría que no me meta en cosas de adultos —contesta Bella.

—Mi madre me diría que son cosas de adultos y seguramente son solo juegos —añade Tomi.

—Los adultos nunca entienden que no son cosas de niños y, que a pesar de que somos unos simples chiquillos, nos pasan cosas como a cualquier persona sea grande o adolescente. —contesto.

—Tienen razón. —Agacha la cabeza y juega con sus manos. —Mi tío Nicholas dice que el acoso escolar ocurre en todas las edades y no siempre en la adolescencia, que últimamente el bullying ha aumentado en niños de nuestra edad.

—Por eso mismo pienso que Erick recure a nosotros y no a un adulto, porque nosotros lo entenderíamos.

El timbre del recreo suena anunciando que debemos volver a clase.

—Solo piénsenlo, ¿sí? No me olvido de nada que él me hizo, pero no puedo dejarlo solo cuando sé que puedo ayudarlo, aunque sea escuchándolo. —Sonrió.

—Está bien, te acompañaré a hablar a la salida. —Festejo alzando mis brazos. —Pero lo hago porque eres mi mejor amigo nada más.

—Yo también me sumo, nunca te dejaría solo.

—Yo soy nueva en todo esto, así que me une en todo lo que hagan. —Sonreímos por la honestidad de Eva y nos dirigimos al salón.

—¿No se supone que nos esperaría aquí? —Estamos escondidos detrás de uno de los árboles de la entrada de la escuela.

Gracias por todo, hermano © ["Hermanos" #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora